Plazaeme preservado

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Aquí seguimos, Joseba. Rosa Díez.

Rosa Díez en su blog, el 09 de Febrero de 2007

AQUÍ SEGUIMOS, JOSEBA

Este es un acto político, no exento de emoción y de emociones; pero es un acto político porque en él estamos recordando a un político, a un hombre que fue asesinado por defender una política, unos valores, unos principios, que son incompatibles con los objetivos totalitarios de ETA. Y que son muy molestos también—hay que recordarlo—para el stablisment nacionalista gobernante.

No hay nada más político que decir la verdad en la plaza pública. Por eso hoy queremos recordar, recordando a Joseba, los acontecimientos políticos que han marcado los cuatro años transcurridos desde que Joseba fue asesinado. A Joseba lo asesinaron por ser un hombre decente, un militante de la libertad. Lo asesinaron porque nunca se calló, porque siempre defendió sin complejos la Constitución y sus símbolos, en una tierra como Euskadi en la que poner determinadas banderas o escuchar determinados himnos es vivir señalado por el enemigo.

A Joseba Pagazaurtundúa lo asesinó ETA; pero como un viejo militante del PSE nos recordó en su capilla ardiente: “le mataron los que se dicen buenos”. Porque los que se dicen buenos, los que gobernaban entonces y siguen gobernando hoy en el País Vasco, le dejaron abandonado a su suerte. El enemigo señaló a la víctima y quien tenía que protegerle, le abandonó.

El culpable y el responsable aparecieron claramente ante nuestros ojos el día que te mataron, Joseba. Y ese día, en aquella despedida cívica que Basta Ya organizó en la plaza del pueblo de Andoain, con la música de la Internacional, el “Adiós a las penas de Abril” y el Himno Fúnebre de la Guardia Civil, nos juramos que no pararíamos hasta echar del Gobierno de esta Comunidad al partido que se ha mostrado incapaz de proteger a sus ciudadanos. Al partido que siempre ha sacado beneficio político de la existencia de ETA y de nuestra falta de libertad.

La concentración que organizamos el día 12 de aquel mes de febrero ante Ajuria Enea, con una pancarta que decía: “ETA culpable, Gobierno Vasco responsable” supuso una ruptura con el pasado, un pasado en el que el nacionalismo institucional del País Vasco se había librado de toda responsabilidad política por su connivencia con el terrorismo. Aquel día les dijimos alto y claro que el tiempo en que pensábamos que nada era posible sin el PNV había pasado. Que habíamos llegado a la conclusión de que mientras ellos gobernaran, ETA seguiría existiendo. Que el fin de ETA estaba ligado, inexorablemente, con el fin de la hegemonía del nacionalismo.

Joseba, aquellos días creímos que algo muy profundo había cambiado; y que ya no era posible la marcha atrás. Nos equivocamos. Todo lo que ha pasado desde entonces nos demuestra que fuimos unos ingenuos. Mientras nosotros en las calles de Euskadi proclamábamos la necesidad de reforzar el pacto constitucionalista, otros buscaban, en los despachos o en los caseríos, alianzas y alternativas para que todo siguiera igual. Fuimos unos ingenuos pensando que la lección que nos diste con tu vida y con tu muerte iba a servir para que nadie repitiera los viejos errores.

Si vieras las cosas que están pasando, no te lo podrías creer. Desde que tú fuiste asesinado se han roto los dos grandes pactos políticos con los que nos sentíamos protegidos: el espíritu de la Transición y el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. La Transición, lo que supuso, su espíritu de concordia y entendimiento, su compromiso de abrir una etapa nueva entre españoles para que nunca volviéramos a enfrentarnos divididos por la mitad, está completamente rota. Todo está sometido a revisión. Ese pacto del que nació la Constitución del 78, esa Constitución que aún no ha tenido una oportunidad en Euskadi y por cuya defensa ETA ha asesinado a centenares de personas, está ahora en entredicho. Y aquí estamos: enredados revisando nuestra “memoria histórica” de los últimos setenta y cinco años, generando elementos de confrontación entre nosotros los españoles, mientras escuchamos voces que nos dicen a los perseguidos de ahora que olvidemos, que no recordemos a las víctimas de hoy, para poder así “conseguir la paz”.

Las víctimas habían conseguido tener visibilidad, que sus reivindicaciones –reivindicaciones políticas, sí, por qué negarles ese derecho a unos ciudadanos que fueron convertidos en víctimas por razones políticas, porque estorbaban, porque hacían inviables los objetivos políticos de los terroristas, pero que no han sido privados de sus derechos de ciudadanía—fueran escuchadas con respeto. Hoy eso también está puesto en cuestión. Las reivindicaciones de las víctimas son consideradas para algunos como un estorbo para un “proceso” cuyo éxito parece requerir del silencio de los que han sufrido la persecución. Y de su renuncia a reclamar justicia. Se ha convertido en algo habitual escuchar que las víctimas “están manipuladas”; se dice también que no deben opinar políticamente porque están “cegadas por su dolor”; se dice que merecen todo el respeto; pero se les mira con conmiseración y se les pide que sean “generosas” para no obstaculizar el “proceso de paz”. Hay incluso quien quiere confundir su reclamación de justicia con el deseo de venganza. Hasta ese nivel se ha llegado.

También se ha roto el gran consenso que supuso la firma del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Recuerdo lo esperanzados que nos sentimos todos nosotros cuando ese acuerdo se suscribió. Y no era para menos, porque a diferencia de otros pactos del pasado, aquel era un Pacto de Estado para derrotar a ETA, suscrito entre los dos grandes partidos que pueden formar Gobierno en España. Lo dramático es que ese Pacto se ha roto después de comprobar su eficacia; o quizá porque se ha comprobado su eficacia y alguien ha podido pensar que ya no hacía falta, que la bestia iba a morir de todas las maneras. Así que lo que se hizo fue cambiar de socio político para aplicar una política antiterrorista que buscara “el final dialogado de la violencia” en vez de la derrota de ETA. Y nuestro Gobierno acordó la nueva estrategia con los nacionalistas, cambiando un acuerdo que estaba soportado en el 87% de los votos por otro sustentado en el 57%. Y lo que es peor, cambiando el socio de la firmeza –que tan buen resultado nos había dado contra el terror y contra la impunidad—por el acuerdo con aquellos que llueva o escampe siempre han querido negociar con ETA, cuando mata y cuando deja de matar.

Y en esa estamos, Joseba. En la vuelta a la alianza con los nacionalistas; como si nada hubiera ocurrido. Como si no quisiéramos recordar que el PNV nunca renunciará a sacar beneficio político de la existencia o de la desaparición de ETA. Ya dijo hace unos días Josu Jon Imaz – por cierto, Joseba, éste burukide es ahora la esperanza blanca de los promotores del diálogo– que no era el momento de hablar de derrotar a ETA, que habría que ayudarles a “salvar los muebles”. Imagínate; más claro, el agua.

También andamos enredados en “legalizar a Batasuna”. A tí seguro que te parecería un sarcasmo. Y lo es; pero es además – junto con la vuelta al pacto con el PNV– un acto de desmemoria, y de alzheimer colectivo. Recordamos lo de hace setenta y cinco años pero queremos olvidar que ETA vestida de Batasuna y de Euskal Herritarrok, y de Sozialista Abertzaleak ya fueron “legales”; y que eso no les ayudó a separarse de ETA, sino que utilizaron su presencia en las instituciones democráticas para ayudar a la banda a asesinar ciudadanos con mayor comodidad. De repente legalizar Batasuna, –imagínate, con lo que nos costó que los tribunales dieran por probado lo que todos sabíamos, que Batasuna y ETA eran la misma cosa–, se ha convertido en el objetivo de los demócratas. Tú dirías, seguro, que a esto no se le puede llamar desmemoria; que negarse a reconocer la realidad e insistir en el error es una irresponsabilidad. Eso creo yo también.

Joseba, como estamos entre amigos y como este es un acto político,en el que se dice la verdad, también tengo que decirte que todo esto que está pasando ha tenido consecuencias negativas entre nosotros, tus compañeros de Basta Ya. El clima de guerracivilismo que hoy existe en España ha producido distanciamiento ente algunos de nosotros; no nos hemos podido librar de la contaminación producida por la lucha encarnizada entre los dos grandes partidos y por elcambio de estrategia en la lucha antiterrorista. Más allá de la responsabilidad que cada uno de nosotros atribuyamos a uno u otro, lo cierto es que quienes siempre estuvimos contigo, juntos para derrotar a ETA y al nacionalismo obligatorio, estamos pagando un precio por toda esta locura.

Sé lo que tú harías si estuvieras aún con nosotros; nos empujarías a superar nuestras diferencias, nos recordarías que los ciudadanos nos necesitan unidos, que un movimiento como Basta Ya sigue siendo necesario. Tú que acogías en tu casa a policías y guardias civiles, que soportabas por hacerlo que te señalaran como chivato desde tu propio entorno profesional, no te rendirías ante estas dificultades. Tú nos volverías a juntar, como hiciste entonces con policías que venían destinados de cualquier lugar de España. Uno de ellos, un amigo tuyo, me lo recordó en tu velatorio: “Nos juntó a todos”, me dijo, “guardias civiles, policías autonómicos, policías municipales…nos quitó los prejuicios. Y el odio. Nos hizo mejores”.

Creo que el mejor homenaje que te podemos hacer es hacer posible el reencuentro. Y volver a trabajar juntos, como una piña, por encima de nuestra ideología, por encima de nuestros sentimientos personales, para defender la libertad, para derrotar a ETA, para mantener viva la resistencia. Como hicimos siempre. Esa será la mejor manera de demostrar que no has muerto inútilmente. Ese será el modo más eficaz de frenar los intentos de volver al pacto entre quienes ponen las víctimas y quienes “comprenden” a los verdugos. Y ese será el camino más corto para derrotar a ETA.

Joseba, amigo, aquí seguimos; procurando mantener viva la resistencia cívica; procurando estar a tu altura. Te prometemos que aquí seguiremos hasta ganar la batalla. Te prometemos que no olvidaremos el pasado; te prometemos que no renunciaremos nunca a dejar a nuestros hijos un futuro en libertad.

VIVA LA LIBERTAD.!!!

———————————————————————————– Andoain, 8 de febrero de 2007. Cuarto aniversario del asesinato de Joseba Pagazaurtundúa Ruiz.


  • soil 2007-02-09 09:59:42
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