El estado asimétrico
Caramba, treinta años de dar la vara, y todavía no nos enteramos de que los catalanes son más diferentes que los demás. Y que todo el problema está en reconocer esta simple evidencia o no reconocerla.
Se puede poner muy fáci: A es diferente que B, pero B no es tan diferente de A como A lo es de B. Por consiguiente A tiene la sarten por el mango, porque es más guay (diferente) que B. ¿Está claro o no está claro?Ya tenemos aquí el federalismo asimétrico de Maragall, y nosotros haciendo risas, que gracia. Nos lo ha traído ZP.
Cataluña, vía su nuevo estatuto, se reserva el 18% de la inversión pública del Estado Asimétrico, en razón de su PIB. Andalucía, lo mismo, en función de su población. Y es de esperar que pronto Extremadura lo consiga también, probablemente en función de su porcentaje sobre el total nacional de bellotas, o algo así.
Así que ZP, bobo solemne le llamaban, ha conseguido explicarnos lo que no había conseguido ningún catalanista; lo del hecho diferencial. Resulta que al final consiste en que una región vote o no vote al PSOE. Lo que pasa es que el flautista, que se cree muy listo, se ha dejado un par de flecos sin resolver.
El primero es conseguir que los maragalles de turno acepten que ellos no sean más diferentes que los bellotaris y los propietarios del flamenco, cuando toda su filosofía de la vida consiste en hacer creer a los incautos que ellos son más diferentes que nadie. Por cierto que, por ese camino, se van a convertir en los argentinos de España, y probablemente con el mismo resultado desastre. Cuando en una sociedad todos se creen más listos que los demás, la cosa no funciona. Nunca. Porque entonces toda la actividad se reduce a engañarse los unos a los otros.
Y el segundo fleco es como se va a repartir la tarta cuando todas las regiones, en un movimiento inevitable de autodefensa, voten al mismo partido para su gobierno autónomo. Salvo que se crea tan listo que piense que va a mantener eternamente engañados a los de siempre, bajo la excusa de que ellos de “diferentes” no tienen nada.
Pero el cambiazo de ZP, que no debe ser tan tonto como parece, aunque sí mucho más insensato de lo que parece, consiste en que la diferencia no estriba en el hecho diferencial, sino en el hecho votacional. Y la gracia ahora está en como se desasimetriza esto, sin provocar fracturas. Fracturas ante las que deben estar frotándose las manos todos los separatistas.
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