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Original: http://plazamoyua.com/2007/11/05/la-cola-de-la-sentencia/

2007-11-05 - publicado por: soil

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La cola de la sentencia

Se intuía, tras el primer vistazo, que esa sentencia iba a traer cola. Y lo que te rondaré. Por el olor a pastel, y todo eso. Y efectivamente, ha salido una obra de arte … político. Un poco para cada cual, y estopa para los revoltosos. No está nada mal. Por pura casualidad, por supuesto. La mejor explicación, la sutileza dominical de Pedro J.:

Han tenido la suerte, eso sí -suele ocurrirles a esas personas agraciadas a la vez con los dones de la sabiduría y la prudencia- de que su conciencia haya coincidido tan oportunamente con su conveniencia, teniendo en cuenta las posiciones enfrentadas en la sociedad española y lo que el 11-M representó para el proceso democrático.

Por supuesto cuentan con la ventaja con la que siempre ha contado la versión oficial. Que quien se quiera enterar tiene que hacer el pequeño esfuerzo de leer una documentación inevitablemente extensa. Y eso siempre será una pequeña minoría.

El sábado vimos [—>>] como los “hechos probados” de la sentencia, o al menos algunos de entre los más relevantes, están probados por un procedimiento mágico, del tipo de -nada por aquí, nada por allí, ¡hops!, he aquí un “hecho probado”.

Hoy hemos elegido un artículo de Philidor, en forma de serie de posts en el blog deLuis del Pino en Libertad Digital. Donde nos muestra, tirando de sentencia y de declaraciones en la vista oral, el encaje de bolillos por el que una mochila-mochila, mochila indudable, vista en un andén de la estación de el Pozo, pasa en la sentencia a ser una “bolsa o mochila”, para finalmente ¡oh, albricias! acabar identificada con la llamada “mochila de Vallecas”, que como todo el mundo sabe era una bolsa-bolsa, una bolsa indudable sin la menor confusión posible con una mochila. Y esto se consigue, según Philidor, por el sistema de hacer que las declaraciones en la vista oral digan en la sentencia lo que en la vista oral no dijeron.

Ahora sabemos por qué le llamaron “mochila” de Vallecas a una bolsa. Bueno, ya lo sabíamos, por eso le llamábamos la “bolchila”. Lo que ahora sabemos es lo que vale un peine.

¿Tiene razón Philidor? Pues no queda más remedio, para el que se sienta responsable y quiera saber, que leer, enterarse, y juzgar por sí mismo. En dos partes: La mochila de Bermúdez, y La mochila de Bermúdez y Cía.

También Luis del Pino en Libertad Digital nos cuenta que

El tribunal afirma que las bolsas de la Kangoo y de Vallecas son iguales, en contra de los informes periciales

La operación que hace el tribunal con la cadena de custodia y la falsedad/no falsedad de la famosa bolchila también es de órdago. Podemos señalar un artículo del abogado Santaella ayer en El Mundo, un poco abstruso [—>>], pero este es un asunto que dará más que hablar.

Y mientras tanto, seguimos viendo con estupor como funciona de bien el mecanismo de los prejuicios. Fernando Savater, con gran oportunidad, declaró ayer en Méjico, según vemos en Libertad Digital:

Seguir investigando la trama del 11-M no va a conducir a ningún dato más relevante de los que se conocen ya ni a hallar ningún inspirador“. El filósofo Fernando Savater y fundador del nuevo partido UPyD ha tomado partido en el debate sobre la sentencia del 11-M del lado de los que dan la investigación por zanjada. Al igual que han venido diciendo el Gobierno y los socialistas, Savater cree que seguir indagando no llevará a conocer a los “inspiradores” de la masacre. Tras situar la responsabilidad de los atentados en lo que los condenados “creen que es la voz de Alá”, ha sentenciado que “no hay conspiración” ni “intervención de ETA”. [—>>]

Grande Savater. Y sin duda es capaz de llegar a esa conclusión sin necesidad de echar un ojo a la sentencia. No necesita informarse, ni juzgar, para saber. Y así que puede alegremente prescindir de este, al parecer anecdótico, detalle de la sentencia:

« … y una octava persona que no ha sido identificada, junto con otras que se dirán, en la mañana del día 11 de marzo de 2004 colocaron, en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid, 13 artilugios explosivos».

¿Ya ni siquiera hace falta que busquemos a los autores que queda por identificar? Pues vale, muy cómodo. Es la función de los prejuicios; hacer la vida más cómoda.

¿Por cierto, se habrá enterado Savater de que hemos pasado de 120 detenidos a 28 acusados, y después a solo tres condenados por el 11-M? ¿Y que de estos tres “islamistas”, que según él tienen hilo directo con Alá, uno es asturiano, otro un lumpen-drogata, y el tercero es ese extraño sujeto que después de los atentados se comportó exactamente igual que si no supiera que él era autor de los atentados? También suponemos que no le preocupa el hecho de que la fiscalía, que ha visto las penas que pedía reducidas a menos de un 40%, y que ha perdido la condena de los que tres que denominaba como organizadores-inductores del atentado, no vaya a recurrir.

Muy interesante que Savater crea fuera de lugar “la idea de suponer que hay un señor metido en una cabina dando órdenes por teléfono”. Pero que nadie piense que le está quitando la razón a algún idiota e irracional conspiranóico, sino a la fiscalía, es decir, al gobierno. Sacamos de El Mundo, García Abadillo hoy, [El tribunal desbarata la tesis clave de la versión oficial] citas del escrito de conclusiones de la fiscalía:

(p. 14) «Tras las manifestaciones hechas por Osama Ben Laden, en el mensaje que se emitió el día 18 de octubre de 2003 en la cadena de televisión Al Yazira en la que situó a España, entre otros países occidentales, como objetivos en los que atentar, se puso en marcha la actividad de planificación y ejecución del atentado, fijándose la fecha y comenzándose a preparar la logística e infraestructura necesaria para su realización»

(p. 16): «Es, pues, en el año 2003 cuando, siguiendo las directrices ideológicas del grupo terrorista Al Qaeda, Sarhane Ben Abdelmajid Faked, alias El Tunecino, en unión de los procesados Rabei Osman El Sayed Ahmed, alias Mohamed El Egipcio, Youssef Belhadj (responsable del Ala Militar de Al Ansar de Al Qaeda en Europa), alias Abu Dujan El Afgani, y Hassan El Haski, alias Abu Hamza, máximo responsable del Grupo Islámico Combatiente Marroquí en España, en respuesta a las detenciones que a partir de noviembre de 2001 se estaban produciendo contra miembros de la comunidad musulmana y de la posición del Gobierno de España en la guerra de Irak, comenzaron a planear la forma de cometer atentados en suelo español, con la intención de que tuvieran gran repercusión internacional, amparándose siempre en el hecho de que la lucha se producía contra un Estado que apoyaba la coalición en la invasión y Guerra de Irak por los EEUU de América, y decidieron realizar una acción de carácter terrorista para dar muerte al mayor número posible de personas en la capital de España».

(p. 22): «En el mes de octubre de 2003, Youssef Belhadj transmitió al grupo de Madrid, ciudad que había visitado en varias ocasiones y donde contactaba con personas pertenecientes al grupo antes referido, la fecha elegida para la ejecución de la acción terrorista para la que venían preparándose».

Más adelante, afirma: «En el mes de febrero de 2004, el procesado Youssef Belhadj viajó también a España para reunirse igualmente con los integrantes de la célula terrorista e impartir las últimas instrucciones relacionadas con el atentado que se iba a cometer, permaneciendo en nuestro país hasta pocos días antes de su ejecución»

Pues eso, que mejor les hubiera explicado Savater a los fiscales la cosa esa de que los teléfonos están fuera de lugar, y lo de “la voz de Alá”, y tal vez hubieran metido menos la pata con lo de la “celula ligada directamente a Al Qaeda”, cosa que la sentencia descarta completamente. Lástima. Pero para eso hubiera sido necesario parir la brillante tesis antes de la sentencia, y no después.