El diablo

Dicen que el truco suele ser buscarse un “enemigo exterior”. Es cierto, pero eso solo es el plan suave. Lo guay de verdad es buscarse un diablo interior para echarle las culpas de todo lo malo, y para justificar los gastos, o atropellos injustificables en los que queramos incurrir. No quiero hablar de las brujas en la Edad Media. Eso es interesantísimo, pero nos queda muy lejos.

No, se trata de, en plan época de cuando Franco, la conspiración judeo masónica y marxista. O en plan cuasi actual, “la droga”. Y si hablamos de hoy mismo, mismo, el “cambio climático”.

Son los mismos factores. Un enemigo que está en todas partes. Un enemigo al que no se puede vencer, y una guerra de cuyos actos el poder no puede responder porque no se notará en nuestro tiempo el efecto de lo que hoy se haga. El chollo padre. ¿Que el tiranuelo de turno quiere explicar por qué nos cepillamos el secreto bancario? ¡Combatimos al diablo! ¿Que Corcuera quiere imponer la patada en la puerta? ¡Es por el diablo! ¿Que hace falta no se qué presupuesto extra, y gastar las pelas en las empresas de vender nada de nuestros amigotes? ¡El diablo, si señor!

¿Hay alguien que pretenda funcionar en la cosa pública que se atreva a preguntar, y pedir cuentas, por las burradas que oímos? Por ejemplo, ¿como es eso que estamos oyendo estos días en muchas tertulias de radio de que el nivel del mar va a subir 14 metros en los próximos 40 años? ¿De donde ha salido ese dato? ¿Donde se ha contrastado? ¿Quien es responsable del mismo? ¿Se pueden pedir responsabilidades si fuera mentira?

Nein, mein herr. Es una mentira descomunal, un completo infundio, un camelo. Pero échale galgos a la trola. ¿Quien va a estar aquí dentro de 40 años para desmentir el infundio?

En realidad da lo mismo, el infundio es un infundio sin esperar 40 años. Pero la gente lo ha tragado, y propalado, sin que le den una cita ni un dato que se pueda contrastar ni repetir. Así que, ¿donde está la mentira, como se puede denunciar? No se puede. Juegan con toda la ventaja los cabrones, y lo saben. Y, ¿saben ustedes cual es el resutado de esta boludez colectiva? El de siempre: que habrá mucho dinero que circulará de los más hacia los menos.

Lo que más duele es que encima a eso le llaman progresismo.