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Original: http://plazamoyua.com/2008/01/15/socrates-protagoras-y-zopenco-ii/

2008-01-15 - publicado por: soil

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Sócrates, Protágoras, y ZoPenco. (II)

Continuando lo del otro día [->]:

¿Sabemos lo que nos jugamos? ¿Apreciamos lo que tenemos, y podemos perder? ¿Somos conscientes de qué es lo específico, lo especial, de eso que llamamos cultura occidental?

De acuerdo, no caigamos, en plan nacionalista, en el pecado de pensar que lo nuestro es lo mejor, y que debemos dedicarnos obligatoriamente a “ser lo que somos” y chorradas del estilo. Pero si queremos jugar a odiar a “occidente”, parece obligado hacerse antes una idea de lo que despreciamos, y saber si nos interesa perder el camino que hasta el momento hemos traído. Y tampoco estaría de más que los acomplejados multiculturalistas pensaran si los europeos, y sus descendientes, han dominado el mundo, las riquezas, y la cultura, por ser más hijoputas y malos que los demás, o si no será por culpa de que la “cultura occidental” es más eficaz. Europa no es, ni era, más rica, ni más poblada que el resto. Solo era más Europa, más “occidental”.

Y, hoy, en España, y en estas elecciones, tenemos dos asuntos que son el perfecto síntoma de ese problema. ZoPenco, y la Educación para la Ciudadanía.

Solo una vez en toda la historia se ha producido el improbable fenómeno de que a alguien se le ocurra que el poder político debe ser controlado. Y que la política y las leyes deben ser en función de los ciudadanos, y no de grandes abstracciones apabullantes como Dios", o “la patria”, o “la sociedad”, o de poderes más pedestres pero aún así superiores al ciudadano, como el rey, el tirano, o el superhombre de turno. Ocurrió en Grecia, y la idea, mal que bien, perduró en Europa y creó eso que hoy llamamos “cultura occidental”.

Hoy nos enfrentamos a una nueva tiranía, que se presenta en la forma del absolutismo del voto. Afirman y repiten con convicción los demagogos, cuando llegan al poder -pero no antes, que nada hay que se interponga ante la voluntad del grupo que ha ganado unas elecciones. O traducido al zapaterés, y en frase del ZoPenco mismo: “los valores de ciudadanía son los que libre y responsablemente deciden los representantes legítimos de los ciudadanos”. Los ciudadanos no deciden ya sus valores, sino que no les queda otra que aceptar la decisión que los superhombres tomen por ellos.

Eso no es otra cosa que abandonar lo que nos ha traído hasta aquí, Europa, e iniciar el camino hacia cualquiera de las posibles satrapías en que se puede caer. Que por otra parte es lo más común en la historia de la humanidad, porque Europa, la cultura occidental, es única, y es delicada. Porque su fuerza está en su debilidad. Un gobierno más débil (controlado) hace una sociedad más fuerte. Ninguna otra cultura ha creado una democracia, ni ha soñado siquiera con el concepto de la libertad y la soberanía del ciudadano. Y eso es lo que arriesgamos si jugamos con el ZoPenco, con su EpC, con su multiculturalismo, con sus alianzas de civilizaciones, y con sus amigos Chaves, Castro, Ahmadinejad, el pañuelo palestino, y el tiranuelo de Marruecos.