Mas Tinell, menos independentismo.
Gana el flautista con sus cantos de sirena, los votantes dan la victoria al tío que habla de talante, pero hace el Tinell. Resultado: tendremos más Tinell. Los votantes quieren que se pueda estudiar en español en toda España, pero votan al tío que quiere lo contrario. Resultado: una generación de catalanes, vascos y gallegos tendrán menos oportunidades en su vida. Los votantes no saben lo que quieren, al parecer, sino solo a quien quieren. Y les parece estupendo todo lo que su preferido quiera.
Pero se la pegan los que han apostado expresamente por las independencias. El Z-PSOE apostará por el juego sucio, que le ha funcionado. Multará los rótulos en castellano en Cataluña, y excluirá el castellano de la enseñanza y de la vida política allí donde pueda. Y hará grandes proclamas de España en los demás sitios. Es muy sencillo: ¿si le funciona, y carece de principios, por qué no iba a hacerlo? Pero parece razonable pensar que se quedará a las puertas de apuntarse a las independencias. En la payasada asimétrica de Maragall. La Confederación de Tribus Ibéricas unidas por el Tinell. Lo que será muy malo para los territorios tribales, y menos malo para los territorios modernos y ciudadanos. Cataluña y Vasquilandia se llevarán pasta del común, por su cara bonita y por la cara bonita del flautista, pero perderán (aún mas) auge y empuje económico. La sopa boba nunca ha hecho espabilar a nadie. Y ponerse a hablar idiomas marginales menos. Los emprendedores se moverán a los terrenos colindantes de la coña tribal. A Logroño, a Santander, a Valencia, y sobre todo a Madrid.
Haríamos bien en aceptar la derrota, pero no en rendirnos. Aprovechemos la estupidez de la división territorial. Cuidemos los territorios no dominados por el Tinell y el tribalismo, y ensanchemos en ellos la libertad, la democracia, y la universalidad. Al final la razón puede triunfar, sobre todo si es desde el ejemplo, cuando los locos entocéntricos y los anclados en ideologías obsoletas y sectarias no puedan dejar de ver el éxito de las sociedades que han comprendido la globalización. Entonces lo entenderán, aunque empezarán de más atrás.