Y ahora el agua.

Parece que se está montando, a cuenta del agua, un pollo político en el oasis, donde nunca pasa nada, y si pasa se tapa. O se intenta tapar.

En la cabecera del Segre, en Prats i Sansor, están naciendo unas estacas pintadas de alegres colores fosforito, que nadie sabe quien las pone, ni para qué. Vemos una en la foto de Ramón Gabriel, para ElPeriodico.com [–>].

Los propietarios de las fincas afectadas no han sido notificados, los alcaldes de la zona ignoran el asunto, y la Conselleria de Medi Ambient niega haber puesto esas estacas: “Los trasvases no entran en los planes del Govern”, afirmó el conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar, en el Parlament en respuesta a la interpelación de CiU.

El Segre es el principal afluente del Ebro en Cataluña, y ya sabemos que “El Govern” está contra los trasvases, especialmente si del Ebro se trata. El PSC, el PSOE, Montilla y ZP, todos a una, han sido siempre acérrimos partidarios de las desalinizadoras, la solución mágica. Y furibundos defensores de que el delta del Ebro no arriesgue ni una duna. ¿Quien está entonces preparándose para quitarle caudal al Ebro y llevarse el agua al Llobregat? ¿O será esa la clave? No, si se trata de Murcia, Almería o Valencia, pero sí para el Llobregat.

Podría ser esa la explicación. Pero en todo caso sería una explicación “a la chita callando”, porque lo único que dice la Generalitat es que “yo no he sido”.

Creo que empezamos a comprender el rollo ese de “la alegría” de los “artistas”: mientras no te enteres de nada, ya verás que alegría más grande.