el efecto de la txapela sobre la identidad
Seguimos con nuestro profundo estudio sobre la identidad, y sus circunstancias. Y seguimos usando a Nueva Guinea Papua, la mayor mina identitaria mundial, como ejemplo perfecto. Ni media broma: en NGP se calcula que hay más de 700 lenguas repatidas entre 5 milones de habitantes, y más de 1.000 grupos culturales distintos. Existen muchos casos en el que cada aldea tiene un idioma único. Hay quien calcula que en NGP se hablan un 25% del total de idiomas del mundo.
Sin embargo el idioma no lo es todo en cuestión de identidad, como bien sabemos en Vasquilandia Tremebunda, a pesar de los esfuerzos del Eusko Identitatea Jaurlaritza, o autoridad identitaria. Y también tienen ese problema en el país de nuestro estudio de referencia, donde la mayoría de la gente habla la lengua criolla Tok Pisin como lingua franca, menos en el sur del país, donde usan el Hiri Motu antes que el Tok Pisin para este propósito. Y ante esta práctica antiidentitaria de usar lenguas francas, en vez de conformarse con no entenderse en 700 lenguas, cobra relevancia especial la txapela como elemento definitivamente diferenciador.
Por ejemplo, ¿como distinguiríamos unos bailarines vascos vascos de los que no lo son? Pues por la txapela, claro. Algo tan simple define su identidad:
¿Estamos en lo cierto? ¿Es tan definitivo el efecto de la txapela sobre la identidad? Nada como compararlo con la mayor mina identitaria mundial, para ver si funciona:
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¡¡¡Funciona!!! Vemos que es cierto: la txapela define la identidad. Cada tocado distinto, una identidad-nación diferente.
¡Viva la identititis!