Cuento de navidad: La niña plegaria y el hombre yu-yu

Es un cuento de Steve McIntyre:

Anoche tuvimos otra tormena de nieve, y por primera vez en mi vida estuve pensando si debería planear donde poner las bancadas de nieve de forma que haya sitio bastante a final de la temporada. Nunca es un problema en Toronto, donde estamos relativamente a resguardo y no nieva tanto, pero el año pasado las bancadas de nieve duraron hasta abril, y era difícil buscar sitio donde poner los nuevos montones cuando la limpiabas. Cuando pensaba en ello recordé como Al Gore nos salvó las navidades pasadas. Es una historia que ya se ha contado, pero son buenos momentos para viejas historias.

Érase una vez (2006), en los malos tiempos antes del informe IPCC AR4, en que Toronto tuvo muy poca nieve, el mínimo en un siglo. Los niveles del lago amenazaban con disminuir peligrosamente. ¿Correrían peligro las reservas de agua para el verano? Hasta lo impensable parecía posible, incluso probable.

Nadie sabía lo que hacer. Salvo una niña pequeña. (Joé, es un cuento). La niña escribió a un famoso hombre yu-yu del sur, pidiéndole ayuda para que la nieve volviera.

El hombre yu-yu escuchó la plegaria. Rápidamente pensó que la situación era mucho peor de lo que la niña hubiera podido imaginar. Hacía falta su magia más poderosa, y así, en 2007 visitó Toronto no una, ni dos, sino tres veces.

¡Y la magia funcionó! Pronto Toronto se cubrió de nieve. El hombre yu-yu solo pudo salvar parte de la nieve de 2007, pero en 2008 su magia estaba a plena potencia. La nevada de ayer hizo que la nieve del año sea la máxima desde 1883, con algunos días por delante para mejorar la marca.

Y todo se lo debemos a la niña del cuento.

Por lo que a mi respecta, me duelen los brazos de trasegar tanta nieve con la pala. Creo que al hombre yu-yu se le ha podido ir de la mano el asunto. Hubiera bastado con una visita, en lugar de tres.