La losa nacionalista nos pesa a todos.

Cuando sufrimos la pesadez de la losa nacionalista, la depresión nos hace un poco egocéntricos, y nos hace olvidarnos de los nacionalistas mismos. Salvo para acordarnos de su progenitores. Y pensamos, equivocadamente, que la losa nacionalista solo nos afecta a los que no somos nacionalistas.No es así. ¿Son felices los nacionalistas con su nacionalismo? Dificilmente. Si algo les caracteriza es estar todo el rato entre llorando y cabreados, aparte de violentos. ¿Les va a dar su nacionalismo y su vascuence obligatorio más posibilidades y más ventajas en el mundo que vivimos? No; para ellos supone la misma carga económica, el mismo gasto supérfluo, y la misma pérdida de oportunidades por menor competitividad que a nosotros. Salvo a los del chollete.

Pues entonces, si nosotros intentamos quitarnos de encima la losa nacionalista, para liberarnos, la misma liberación sería para ellos quitarse la losa, aunque sea su propia losa. Aunque de momento no lo entiendan. Debería ser fácil explicárselo: -¿Te imaginas vivir sin ser nacionalista? ¿Sin necesidad de llorar, ni de odiar, y sobre todo, sin llevar sobre los hombros la hercúlea tarea de construir una nación y de aprender extrañas lenguas marginales? ¿Te imaginas poder ser tú mismo, en vez de dedicar todos los esfuerzos a ser tan vascopiteco como se pueda exigir -y nunca es suficiente? ¿Te imaginas poder ser feliz?