Plazaeme preservado

<< Posterior Modelos climáticos. Tres días de infarto.
Anterior >> Modelos climáticos y realidad. Santer.

A Urioles. La imposición lingüística

Saludos, Urioles.

Voy a intentar que lleguemos a una especie de acuerdo, como cuando lo del clima. De partida no parece fácil.

Espero que sí me aceptes / creas cuando sugiero que puedes tener un desenfoque de la cuestión del vascuence, porque lo ves desde Cataluña, y equiparas dos problemas que probablemente no son tan equiparables. Y te voy a poner mi propio ejemplo, porque probablemente es gráfico.

De cuatro abuelos, tres eran vascos y una era mitad catalana y mitad sevillana. De los tres vascos, dos eran de Bilbao, y ni hablaban vascuence, ni lo habían hablado sus antepasados hasta donde se pierde el rastro, síempre en Bilbao. La última tenía el vascuence como lengua materna, junto al castellano y el franceś. Y tomó la decisión voluntaria de no pasar el vascuence (que amaba) a las generaciones futuras, cuando se dió cuenta que era una herramienta de los nacionalistas para conseguir sus obetivos politicos. Objetivos que le parecían por una parte deleznables, y por otra una payasada. Por cierto, era carlista, como el padre de Arzalluz, y como la mayoría de los abuelos vascos de los nacionalistas actuales.

Quiero decir que el vascuence era una lengua que estaba siendo voluntariamente abandonada por los vascos, en un proceso que venía de siglos atrás. Fuera del mundo rural, carecía de sentido para los vascos, y lo dejaban por algo que les resultaba más conveniente. Sin que nadie les tuviera que decir lo que tenían que hacer.

Bien, yo no sé lo que debe hacer el PP, ni me importa. Nunca les he votado, y no tiene pinta de que lo vaya a hacer. Pero hablas de que “no debe enfrentar a los ciudadanos”, y no es el PP el que está enfrentando a los ciudadanos con la cosa de las lenguas en Vasquilandia. Porque resulta que los ciudadanos se acaban de encontrar, por arte de birlibirloque, y sin que les hayan consultado, con que sus hijos tienen que estudiar en una lengua que les importa una higa, aunque no se atreven a decirlo, porque decir eso es peligroso para la salud. En una lengua en la que después no van a encontrar ni escritos, ni documentación, ni rollo en internet, ni nada de nada. Una lengua marginal, se mire como se mire. Y en esa lengua es en la que pretenden que se acostumbren a estudiar.

¿Aceptarás la posibilidad de que haya a quien le parezca aberrante? ¿Aceptarás la posibilidad de que haya quien se sienta agredido? ¿Aceptarás que cosas de tal importancia se deben discutir públicamete, y que cada cual debe poder expresar lo que le parece? Pues de eso se trata.

Hay que combatir estos mensajes de odio con palabras de compasión.
No son mensajes de odio, Urioles. Son mensajes de poder elegir. Y no le puedes llamar odio a que yo elija lo que a ti no te gusta. Porque eso es una coacción.
Aprender catalán, gallego, vasco, valenciano, o aranés es una forma de enriquecerte como persona.
Claro. Aprender cualquier cosa es enriquecerte como persona. Solo que unas cosas te enriquecen más que otras. Y sobre todo que lo que te enriquece de verdad es poder elegir la riqueza que quieres.

Aparte de que una persona sensata y no agresiva como tú, no debería caer en la tentación de confundir “aprender una lengua” con “aprender en una lengua”. Ni remotamente es lo mismo.

De empaparte de una cultura cercana, una manera de acercarte a su gente
“Su gente”, Urioles, no es otra cosa que mi gente. No hay dos “gentes” en Vasquilandia. Todavía no.

Y , por cierto, aunque los nacionalistas digan que no, para mí también es “mi gente” los de Santander o los de Huelva. En realidad también los de Milan, o Marsella, o Dublín, etc, etc. ¿Hablamos de riqueza? Pues siento tener que decir que para mí es mucho más “mi gente” Immanuel Kant que Sabino Arana.

Cuando los políticos reniegan de las raíces culturales de la Éspaña plural, están buscando enemigos por todas partes.
Memeces, con perdon. Si quisiera acercarme mucho a mis raices culturales (y las tuyas) lo que debería aprender es griego clásico y latín. E italiano, francés, alemán, e inglés. Es en esos idiomas, además del castellano, en los que se ha creado mi cultura. En vascuence, todo lo más, la forma del rabo de la boina que no uso, y algunos aperos del campo que espero seguir sin conocer. Y tal vez muchos nombres para las distintas piedras, que no me sirven para nada. El vascuence es una curiosidad lingüística par especialistas, y una herramienta política que se usa en contra de lo que me interesa. Podría gustarme por amor, desde luego. En su día tuve ganas de aprenderlo por eso. Pero hoy no se me pasa por la cabeza, porque amor e imposición no suelen casar bien.

Lo de la “España plural” queda muy bonito. No menos bonito que por ejemplo “Vacongadas plural”, o “Navarra plural”, o Vizcaya plural”, o lo que se te ocurra.

Cuando los políticos reniegan de las raíces culturales de la Éspaña plural, están buscando enemigos por todas partes.
Aparte de que esa frase vuelve a ser bastante coactiva. Su traducción es así: si no aceptas la imposición lingüística que te endilgo, te conviertes en mi enemigo.

En fin, perdona la crítica / discusión. Pero soy de los que piensan que las cosas se hablan. Y no acepto que no se pueda discutir una opción política como es la posibilidad de elegir la lengua de estudio. O discutir si las lenguas son para los ciudadanos, o los ciudadanos para las lenguas.

Slds.

°¿°

Nota: Esto viene del blog de Urioles [–>] Las respuestas, si las hay, allí [–>]