Garzón: el chivatazo del Faisán sigue esperando.
Los jueces están de protesta, y es posible que tengan razón. Pero, ¿cuando vamos a protestar los cuidadanos de los atropellos de los jueces? Por ejemplo, cuando Garzón se queda para sí un caso que hasta un niño de teta sabe que no le corresponde, y aporvecha los plazos que le concede su decision estrafalaria para imputar y encarcelar a los policías que denunciaron a sus jefes. Y es que eso produce unas consecuencias para las personas que luego se demuestra que no son de ley. Pero el daño ya está hecho, y a menudo las consecuencias mediáticas son irreversibles. ¿Y nadie tiene responsabilidad? ¿Eso no tiene castigo?
Cuando Garzón les amarga la vida durante diez años a los del caso Tele 5, y a algunos les jode la vida profesional para siempre, por una instrucción de la que el resultado del juicio es la absolución, ¿hay que fastidiarse tranquilamente y quedarse esperando a que ocurra la siguiente? ¿Y cuantos más casos así se pueden citar? ¿Olvidamos el caso del Lino cuando Garzón, otra vez incompetente, vaya por Dios, procesa a uno del PP cuatro días antes de las elecciones, lo que permite a Bono presentarse ante las urnas diciendo que “la justicia” le había dado la razón? ¿Es que nunca le vamos a poner límite al atropello judicial? ¿Tienen los jueces razón, o tienen Garzón?
No es lo mismo que a alguien le imputen un delito, y le juzguen rápidamente tras una instrucción razonablemente ágil, y salga inocente, que tener a ese alguien en la cuerda floja y en la diana mediática durante años y años, sin que lo merezca. Y cualquier sistema judicial razonable partiría de la base de que un juez concreto solo pueda llevar a cabo esa gracia un número limitado (y escaso) de veces. Por ejemplo, un carnet por puntos judicial sería estupendo.
Y la Audiencia Nacional debería estar especialmente controlada. Puede ser necesario un tribunal especial, para delitos muy especiales. Pero precisamente por el peligro y el contradiós jurídico que representan los tribunales especiales, es imprescindible que se evite cualquier tendencia entre sus miembros a quedarse con casos que no les corresponden. Y mucho más, si llevan a cabo actuaciones judiciales de graves consecuencias mientras se dirime su competencia. Pues no solo no hay nadie que se está preocupando por ese peligro, sino que tampoco parece que haya nadie preocupado por que eso ocurra una y otra vez.
¿Cuantas veces hemos visto la jugada? Caso de relevancia política. Le toca a Garzón. Todo el mundillo jurídico afirma que no es un caso para la Audiencia Nacional, pero Garzón se declara competente. Competente y con prisas, porque se pone a abrir tumbas. Es urgente resolver la causa general del franquismo y sacarla de los libros de historia. Y luego resulta que no era competente, como todo el mundo sabía. Pues si Garzón se empeña, una y otra vez, en no saber lo que sabe todo el mundo, ¿no será que no sabe lo que debe saber para estar donde está? ¿No ha perdido ya los puntos suficientes como para que le quiten el carnet? Pues no parace, porque dicen que se va a presentar a presidente de ese tribunal tan especial, y tan poco peligroso.
¿Y nadie le puede exigir al Garzón de turno que avance el sumario del chivatazo del bar Faisán? Hablamos de mayo de 2006, de un presunto chivatazo de la policía (o Ferraz) a la red de extorsión de ETA, para que no les cojan. Grande Marlaska abrió una pieza con ello, mientras hacía una sustitución en el juzgado de Garzón, y eso es todo lo que pasó y lo que ha pasado desde entonces. Que se abrió una pieza, de la que no se sabe más.
El 4 de mayo (2006), Joseba Elosua, propietario del bar Faisán, en Irún, recibió una llamada que le alertaba de una redada que iba a ordenar, de un momento a otro, el juez Fernando Grande-Marlaska. Según los datos contrastados de la investigación, el responsable del entramado financiero terrorista habló desde su coche con su cuñado y le explicó que "un hombre" le había pasado un teléfono móvil. Al otro lado, alguien le advirtió de que era controlado por la Policía y de que iban a producirse detenciones.La grabación de la conversación de Elosua con su cuñado llegó a manos del juez Grande-Marlaska, que ordenó instruir una pieza separada de la investigación contra el entramado financiero.En aquella fase, la investigación identificó una llamada que se realizó desde la sede del PSOE en la calle Ferraz (Madrid) hacia la zona del Bar Faisán. Era el jefe de seguridad del PSOE, Fernando Mariscal, que había hablado con el comisario Manuel Risco. Según explicó Mariscal, se trató de una llamada de felicitación, ya que aquel día era el cumpleaños de Risco.Con el regreso de Garzón al Juzgado numero 5, la Guardia Civil fue relevada de la investigación y el caso no ha vuelto a dar ningún resultado.
Algo huele a podrido en el reino de Dinamarca. Encausar a un inocente es un atropello judicial; puede que disculpable, y puede que a menudo inevitable. Tenerlo encausado durante años y años, o encausarlo desde la incompetencia con daño irreparable o con daños a terceros, es un atropello que el sistema debería de hacer todo lo posible por evitar. Y sobre todo, es algo que el sistema debería de evitar que un mismo juez pueda repetir. Carnet por puntos para los jueces, por favor. Pero ya.