Torero, torero
Así le animaban los compañeros en el parlamento:
¿Y ahora que dirán, cuando el chulo torero se ha pirado con el rabo entre las piernas? ¿Le echarán las culpas, por una vez, a la coña autonómica con sus diecisiete licencias de caza, que ni el ministro de justicia es capaz de cumplir? ¿Abuchearán al cazador furtivo, en cuya cacería no solo se ahorran las licencias, sino que también se mata jabalíes prohibidos. ¡Crimen de lesa verdidad, vive dios! Mucho más grave que mirarse a los ojos con los etarras, no me vaya usted a comparar. Y mucho más grave que mentir sobre la crisis, que ya sabemos que las palabras están al servicio de la política (ZP).
Alguna vez le llamamos a Bermejo asno, por su ignorancia de las más elementales normas políticas, no digamos ya democráticas. Combatimos contra los padres (como no sea el suyo mismo …), y ahora tenemos que luchar contra los hijos. Pero hoy el asno no parece más que un chulillo de casino de pueblo, escaldado. ¿Qué fue de tanto combate, torero? ¿Adonde nos ha llevado? ¿A La escopeta nacional y a la justicia de “cuando lo aconseje la jugada”? ¿A combatir a los hijos de tu padre, o a ser pillado con el carrito del helado? ¿Torero, torero, o bombero torero?
Ya has conseguido tu puesto en la historia, Bermejo. ¡H a y u n f u t u r o e n c o l o r e s, ¡¡ c o ñ o!!! Que te aproveche. Y nada como que le vayas haciendo un hueco al jefe.