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Nuestra lengua propia.

Siempre me ha flipado este término del politiqués moderno. Nuestra lengua “propia”. No se refiere a nuestra lengua, sino a una lengua nuestra, a la que llama “propia”. Lo que implica que hay otra lengua, no tan propia.

  • ¿Y como se distingue entre las dos? ¿Si tenemos dos lenguas, cual es la propia y cual la otra?

Pues “propia” solo puede ser aquella que es exclusiva de un grupo humano al que, por lo que sea, llamamos “nosotros”. Y la otra, la impropia, es una lengua que compartimos con otros. O sea, que de las dos, por definición la “propia” es la de menor extensión geográfica y la de menor recorrido cultural. Y la de menor utilidad. Cuanto menos “lengua propia” de nadie pueda ser una lengua, querrá decir que es porque se ha extendido por demasiadas comunidades humanas, y demasiado diversas como para englobarlas en un “nosotros”. Una lengua que ha salido de la adea. Así que no hay mejor medida del éxito de una lengua que el que no sea “propia” de nadie. Y no hay mejor medida de la escasa relevancia de una lengua, que el que sea “propia” de quien sea. Aunque ciertamente puede tener gran interés para los coleccionistas de mariposas.

Así que cuando vengan los paletos a hablarte de nuestra “lengua propia” y de nuestra “cultura genuina”, y el resto de las sandeces nacionalistas, sonríe, y déjales que sigan su camino. Porque quien se queda arrobado con las pequeñeces de la adea, y las ensalza por encima de lo que circula por el mundo, nunca te va a entender. En su cabeza solo cabe lo pequeño.

Algún imbécil puede pensar que aquella exaltación de la copla y la castañuela que hacían los franquistas era lo contrario que la exaltación de la muñeira, la espatadantza y la sardana. Pero se olvida que todo el folklore cabía en los espectáculos de “coros y danzas” que tanto gustaban al dictador. La única diferencia entre Franco y los nacionalistas de ahora es que los de ahora miran todavía más en pequeño. Y se nota esa diferencia. Al menos, el flameco que Franco eligió como emblema de la España cañí, es algo que se estudia en Estados Unidos y en Japón. No es tan micro local. La espatadantza, la sardana y la muñeira, nunca han salido de la aldea. Tan folklorista era Franco como Ibarretxe, o como Quintana, pero aquél tenía más donde elegir. ¿Pillas en qué son lo mismo, y pillas la diferencia, paleto? Son lo mismo en el espíritu, y son diferentes en el tamaño.

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Y es verdad ahora estamos mejor porque hay, más o menos, una cierta democracia. Pero eso es solo a pesar de los nacionalistas. Si les dejamos, lo corregirán.


  • república bananera 2011-12-06 19:09:30
    Una vez oí a uno afirmar que no sabía su propia lengua.
  • república bananera 2011-12-06 19:10:10
    "aquella exaltación de la copla y la castañuela que hacían los franquistas era lo contrario que la exaltación de la muñeira, la espatadantza y la sardana." ¿Que diferencia hay?