Nacionalismo: la libertad de imponer.
Está dando mucho que hablar la famosa encuesta del gobierno Feijóo a los padres de alumnos de primaria y secundaria sobre las lenguas en la educación.
No se sabe para qué va a servir. No se sabe si va a ser vinculante, semivinculante, o simplemente translúcida. Yo no entiendo el principio en que se basa. O si lo entiendo no me gusta. O se trata de libertad, y entonces solo cabe eligir cada cual si prefiere usar el gallego o el castellano como lengua vehicular, sin necesidad de encuesta, o se trata de otra cosa. Por ejemplo que sea “la sociedad” (esa abstracción) la que decide por tí. Un principio bastante asumible por los nacionalistas y los socialistas, en teoría. Pero parece que solo es en teoría, y que se han quitado la careta.
Cuentan en Galicia que los nacionalistas y los socialistas están que trinan con la encuesta, así como los sindicatos de educación, la “mesa por la normalización lingüística”. muchos directores de centros, etc. Y tienen un argumento verdaderamente extravagante. La Voz de Galicia lo resume así:
El peso que va a darse a esta consulta es la principal crítica, ya que los educadores sostienen que son los Gobiernos los que deben legislar, por lo que si el idioma en la escuela se somete a la opinión de los padres, debería también someterse el currículo o incluso la asistencia al colegio.Pues no, queridos educadores. Y es francamente preocupante que seáis educadores, ya que se ve que deberías volver a la escuela a que os enseñen a razonar. El idioma en la escuela en ningún caso es como el currículo o la asistencia a clase. Eso es confundir la forma con el contenido, la herramienta con su función. Una cosa es clavar un clavo o no clavarlo, y otra es elgir para ello entre un martillo de carpintero o uno de albañil, o incluso una piedra. Una cosa es qué se enseña, y en qué proporción, y otra es los medios materiales y la calidad del edificio en que se enseña. Y una cosa es estudiar trigonometría esférica o no hacerlo, y otra es hacerlo en la lengua materna o en la de elección, o tenerlo que hacer en la que a vosotros os dé la gana.
Y como es inverosímil que estos educadores sindicados sean tan imbéciles de no comprender algo tan simple, solo cabe pensar que están buscando disculpas alucinadas para disimular la cruda realidad: que les importa un carajo lo que la gente piense o quiera, y solo quieren mantener la capacidad de imponerle al personal su particular concepción del mundo. Lo que no es otra cosa que una definición bastante exacta del nacionalismo.