UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (IV)
La confianza da asco … y es peligrosa.
UPyD parte de un pecado original. Y es especialmente imperdonable, porque es de catón de democracia. La confianza en el líder / héroe.
Es cierto, se trataba de un caso especial. Los héroes vascos de ¡Basta Ya!. Los amenazados de muerte que no se arrugan ante la bestia etarra. No se puede pedir más en esta época en materia de héroes. Y no se puede negar que se trata de gente que ha entregado generosamente muchas libertades personales para luchar por la libertad de todos. Y sin embargo nadie con una mediana cultura política puede ignorar que la democracia no es un sistema heróico, sino un sistema de desconfianza.
Debieron de saltar todas las alarmas cuando CMG se puso a argumentar que un partido no tenía por que ser un calco de el sistema democrático en el que interviene. Especiamente cuando la argumentación no se basaba en nada más que en la afirmación misma. ¡Lo digo yo! Y especialmente porque entre un calco y un anticalco hay demasiado espacio. Y porque hay no pocos teóricos que sí han establecido esa comparación (si no calco).
Los héroes son estupendos para las batallas. Y contra La Bestia son impagables. Pero cuando los héroes organizan un sitema, lo que organizan es una autocracia. ¡Para eso son héroes, caramba! Si no, serían pringados, como nosotros. Y no se trata de estos héroes, porque sean de una manera especial. Cualquiera, alcanzada la condición heróica,, se convierte en un autócrata, por muy héroe de la plebe y fustigador de los patricios que sea. Nadie puede ignorar eso desde Cayo Mario, o Julio César.
El pecado, en UPyD, ha sido por tanto colectivo. Y de pardillos. Se puso a los héroes antes que el sistema, y el sistema … ¡ya se hará! Pero así, el sistema lo hacen los héroes. Y lo que estos hacen es lo que hacen los héroes, y no una democracia.
Tendemos a poner nombres de personas a los problemas. Resulta más fácil. Y casi inevitable cuando empiezan a llover las coces de un lado para otro. Y claro, las cosas las hacen personas con nombres. Pero olvidamos que hemos creado las circunstancias para que se hagan esas cosas. Y, dadas las circunstancias, esas cosas las harían estas personas con estos nombres, o cualquier persona de nombre diferente.
La apuesta razonable es que UPyD no tiene marcha atrás, y ya no es corregible. En ese sentido UPyD ya no importa. Pero como eso nos sitúa donde siempre, en el -¿Y qué se puede hacer?, conviene fijarse mucho en UPyD. Para no cagarla de nuevo, si acaso llegara a haber un “de nuevo”.
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Lecturas recomendadas:
La serie “Chiringuito Búlgaro”:- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (I) El congreso búlgaro.
- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (II) El control del afiliado.
- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (III) El descontrol del aparato.
- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (IV) La confianza en los héroes.
- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (V) Seguir soñando.
- UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (y VI) Ejemplos, ejemplos.
- UPyD: El chiringuito búlgaro de Rosa Díez (adenda) ¿Y qué hacer?