UPyD: Enmienda a los estatutos
Parece que hay una opinión extendida de que una enmienda a la totalidad de los estatutos no es práctica porque poca gente se iba a parar a leer y analizar la enmienda. Yo no lo entiendo. No nos paramos ante el obstáculo insalvable de que todo el pescado está ya vendido desde el reglamento mismo del congreso, pero nos asusta la tarea de intentar llamar la atención del afiliado sobre un atropello democrático colosal. ¿Es tan difícil de explicar que que con la ponencia actual una sola persona (y su lista cerrada) reune todo el poder sin pasar por ningún control real? ¿O que no se puede pretender ninguna regeneración democrática partiendo de la irresponsabilidad? ¿No se puede despertar el interés de una gente supuestamente preocupada por la política explicando algo tan simple como que para revocar un Consejo de Dirección que se saliera de madre harían falta 100 votos de un total de 110 consejeros políticos electos? ¿Somos de piedra, o qué? Pues entonces explicárselo con toda la crudeza con la que (por lo bajini) lo explican ellos: no necesitamos afiliados, necesitamos votantes. Es Zapatero puro: tengo razón porque me votan, y por tanto hago lo que quiero. Solo que Zapatero con menos control aun que Zapatero.
¿Se soluciona eso con parchecitos?
También hay quien alega que una enmienda así no tiene ninguna posibilidad de ganar. ¡Toma, claro! Pero es la mejor manera de explicar: “No es esto, no es esto”. El aparato ya se ha casado con una estrategia para explicar la no crisis y la existencia de críticos. Son gente que se han ido, o se van a ir porque no han conseguido lo que querían (un sitio al sol). En general es mentira, y en algunos casos probablemente sea verdad, aunque para “sitio al sol” ninguno como el de Matrix. Da igual; nada como mostrarles una enmienda así para poder preguntarles: ¿Y donde habla de personas aquí, mamón? Aquí solo habla de lo que Carlos Martínez Gorriarán definía como el problema político de España en este artículo. Carlos Martínez Gorriarán, ABC, 29-3-2006. La democracia en los partidos. A Rosa Díez.
¿Dónde está pues la solución? Quizás en que los partidos estén obligados a imitar el funcionamiento de la democracia, y no al contrario.
Vosotros veréis. Tenéis un lujo al alcance de la mano. Alguien que no es un simple amateur voluntarioso (y muy reciente), como nosotros, sino que conoce de lo que habla. Y así habla Brétema:–
Post invitado de Brétema
Me he tomado la molestia de estudiar la ponencia de Estatutos, a pesar de no ser ya afiliado, y he sacado la conclusión de que han hecho una mala copia de un sistema presidencialista de gobierno, utilizando criterios no democráticos, y destrozando el equilibrio, o los checks and balances que tienen que existir si se otorga de manera electiva el poder a una persona por un período de tiempo limitado.Si se cambian varias cosas de los Estatutos, pero sin contemporizaciones, y se diseña un partido presidencialista democrático, y no caudillista, la cosa se podría arreglar en este aspecto.
Se me ocurren varias enmiendas dirigidas a dar poder al Consejo Político y a permitir que éste controle al Consejo de Dirección:
- 1.- El “Portavoz” o Presidente, es elegido por todos los afiliados. Pero sólo él. Con posterioridad, el Presidente elegido propone a sus “Secretarios de Estado” o restantes miembros del Consejo de Dirección, al Consejo Político, que los vota nominalmente, pudiendo rechazarlos por mayoría absoluta (76 votos).De esta manera, el falso problema de las listas abiertas queda resuelto, sin menoscabo de la capacidad del líder para elegir a su equipo…siempre que el Consejo Político no rechace a sus candidatos.
- 2.- El Portavoz o Presidente puede ser sometido a una moción de censura por mayoría absoluta y a propuesta del 20% de los miembros del Consejo Político (30 personas).
- 3.- Cualquiera de los miembros del Consejo, con excepción del Presidente, puede ser sometido a una moción de desconfianza propuesta por el 20% de los miembros del Consejo Político (30) y aprobada por más votos a favor que en contra (mayoría simple).
- 4.- El Presidente puede destituir a cualesquiera miembros del Consejo de Dirección, sometiendo la decisión al Consejo Político, que sólo puede rechazarla por mayoría absoluta (76 votos). Si la destitución es aprobada, el Presidente ha de proponer un nuevo candidato, que ha de ser aceptado si no se opone la mayoría absoluta de los miembros del Consejo (76 votos).
- 5.- Esta estructura presidencialista se extiende a las Agrupaciones Territoriales y Locales, para la designación y control de Presidentes (portavoces), Coordinadores y del resto de los miembros de Consejos de Dirección y Coordinadoras.
- 6.- Las Comisiones de Garantías, de Finanzas y Electoral son elegidos en listas abiertas por el Consejo Político.
- 7.- El Consejo Político tiene la potestad de aprobar y rechazar anualmente el informe de gestión, por mayoría absoluta. Si éste es rechazado, la decisión obliga a la dimisión de todo el Consejo de Dirección y a la convocatoria de un Congreso Extraordinario.
- 8.- La Comisión de Garantías es la única competente para emitir resolución sobre los expedientes disciplinarios instruidos por el Consejo de Dirección. Éste sólo tiene la potestad de instruirlos.
- 9.- Cualquier tipo de control que se intente ejercer sobre la libertad de expresión de los afiliados corresponde en exclusiva a la Comisión de Garantías, que emite resolución a instancias del Consejo de Dirección.
- 10.- El Consejo Político tendrá poderes importantes de control del Consejo de Dirección en lo referente a programas, estrategias, alianzas y coaliciones del partido.
Existe un segundo problema, que es el de cómo se articula procedimentalmente la resolución a dos problemas de UPyD en la actualidad:
- a)la situación antidemocrática cristalizada en su estructura y control jerárquico de las posiciones de decisión a todos los niveles, lo que impide la realización de un Congreso realmente democrático, y
- b) la situación de ilegalidad e ilegitimidad derivada de un Reglamento Congresual aprobado por un Consejo Político ilegal y monolítico. En estas condiciones, el Congreso queda invalidado, por ilegalidad e ilegitimidad democrática.
A mi juicio, la idea básica debe ser la de considerar el Congreso de Noviembre como de transición hacia un Congreso democrático en condiciones de autenticidad en la primavera del próximo año. No hay otra salida, y eso es lo que hay que ofrecerle a Rosa Díez, si desea que UPyD salga de la crisis de legitimidad y autoridad en que se encuentra.
Por tanto, la ENMIENDA A LA TOTALIDAD que debería presentarse, a mi juicio, debería consistir en:
- a) Un diseño presidencialista democrático como el mencionado, que podría ser aceptable por los que se consideren demócratas, si no tienen otro modelo alternativo.
- b)La aprobación de este diseño alternativo en el Congreso de Noviembre, aprobando asimismo una DISPOSICION TRANSITORIA que establezca varias condiciones: que se designe una Comisión Gestora hasta el Congreso de primavera, que debería ser elegida en el Congreso, y podría estar presidida por Rosa Díez, y que esa Comisión Gestora se encargaría de poner en marcha la elección democrática de Presidentes, Coordinadores, Consejos de Dirección, Consejos Políticos, y Coordinadoras, en el período de noviembre a la primavera.
- c) En primavera se realizaría el Congreso, con el partido democratizado a niveles locales, y se elegiría el Presidente, el Consejo Político, el Consejo de Dirección y las diversas Comisiones del Partido.
Los críticos deberían sumar fuerzas en esta dirección o una similar si se quiere salvar el Partido y no retrasar el Proyecto de Regeneración varios años más.
Por supuesto que otra condición inexcusable para dar salida a la situación es la invalidación de los expedientes incoados y la anulación de las sanciones ilegalmente aplicadas a los expedientados, pidiendo a todos los que fundaron el partido o pertenecieron anteriormente al mismo que vuelvan a aportar su apoyo para recuperar y salvar el proyecto fundacional.