UPyD: una cuestión de formas jurídicas. Pato Carlo.
Post invitado de Pato Carlo.
--El abandono forzado de Mikel Buesa en julio ha permitido a los afiliados de toda España sentirse como una parte más de la enorme estafa a la que han sido sometidos por la empresa política de Rosa Díez, Unión, Progreso y Democracia. De Norte a Sur y de Este a Oeste han sentido que no estaban solos y que los problemas de sus comités y coordinadoras encontraban parangón en el otrora ejemplar Madrid, en su coordinadora y en el propio Consejo de Dirección. Sólo había que cambiar nombres: si en un sitio se llama Ramón Marcos, en otros podrá llamarse Marcos Ramón pero ni el uno ni los otros son los culpables reales de la situación. A nadie medianamente instruido se le ocurriría hoy culpar a un capataz de finca extremeña del atraso social y económico de la región hace un siglo, a un policía judío del ghetto de Varsovia de la situación de los confinados en el inmundo cercado nazi o a un guardia civil de la violencia contra la oposición en la España de los años sesenta. No, más bien la culpa recayó en todos los casos en aquellos que consintieron, ampararon y estimularon semejantes comportamientos y prácticas, terratenientes y señores de cortijo, Hitler y Franco, respectivamente. Ya decía el proverbio que cuando el sabio señala la luna los tontos se quedan mirando el dedo. No seamos tontos y miremos arriba porque los caciques territoriales de UPyD, los comensales agradecidos de la tarta magenta y los señores de la porra de cada comité local no son más que la base de la pirámide, el simple dedo que apunta a una luna que tolera y patrocina sus actitudes.
Mucha gente, de manera muy loable, se está implicando en la redacción de enmiendas a la estructura de tipo stalinista prevista en los Estatutos. Lo mismo están haciendo con la ponencia ideológica del gran gurú intelectual de la nave magenta. Pero, ¿es posible cambiar el rumbo del partido? Que así sea, pero es más que complicado porque la raíz común del problema en toda España se encuentra en la diferente concepción del partido existente entre quienes detentan el poder y el control del mismo y gran parte de los afiliados “conscientes”, es decir, aquellos que se han implicado activamente desde el principio creyendo en el artículo de Carlos Martínez Gorriarán publicado en ABC hace sólo tres años ( y confiando en la sabia dirección de Rosa Díez, la luna de UPyD.
Carlos Martínez Gorriarán es bastante más franco y directo y reconoce que es uno de los propietarios de un chiringuito color magenta. Rosa Díez, experiencia manda, ha sabido embaucar mucho mejor pero ya en aquel Consejo Político de marzo reconoció la evidencia: o estás conmigo o tú verás qué haces si no lo estás porque, en ese caso, la que se marcha soy yo. Se trata de la forma jurídica de UPyD: mientras los afiliados creemos en una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para formar una organización democrática cuya administración y gestión debe llevarse a cabo de la forma que acuerden los socios, es decir, en la clásica definición de Cooperativa que hace la conocida enciclopedia libre de Internet, Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán y Juan Luis Fabo, relleno y circunferencia de la vigilante luna, lo entienden de otra manera, como una Sociedad Limitada a tres socios que hacen y, fundamentalmente, deshacen.
Rosa Díez S.L. cotiza en este momento al alza gracias a un Gobierno que está empujando a este país a un estancamiento de consecuencias imprevisibles y a una oposición absolutamente incapaz. Su escaño en el Congreso, el de Sosa Wagner en Europa y el de Gorka Maneiro en Vitoria, lo demuestran. Pero la capitalización del éxito, asumida por los tres gestores-señores en propiedad, y la diferente idea de partido, con unos afiliados que exigen responsabilidades como contribuyentes (240 euros anuales, la cuota más cara de España en un partido político), separan a los que mandan sin limitación posible de quienes les pagan y sostienen. Los afiliados conscientes están, por fin, reclamando responsabilidades a quienes deben y no a sus brazos ejecutores, por muy entusiastas que sean. La posibilidad de que UPyD fuera una Cooperativa, como fue planteado en un principio, se esfumó definitivamente cuando un grupo de personas fueron expedientadas por anunciar su intención de presentarse al encuentro general de afiliados. Si los delegados no lo impiden, a partir del 22 de noviembre UPyD se convertirá, con todas las de la ley, en el partido de Rosa Díez y no de varios miles de afiliados cuyo protagonismo se limitará definitivamente a la venta de pins, el inflado de globos y el pago mensual de una cuantiosa suma.
A esta disyuntiva nos enfrentamos los afiliados y en esta plaza tendrán que torear los bravos diestros enmendantes. Que dioses y astros repartan suerte.
Pato Carlo
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Nota: Pato Carlo es afiliado de UPyD, y lector pero no comentarista habitual del blog. PM.