Maleni, Lydia, Rodolfo. Por Pato Carlo.
Nota previa: El comentario lo envió Pato Carlo antes de la vergonzosa (y maravillosamente ejemplar) reunión de Sanse, en previsión de las toneladas de bilis que allí se iban a producir. Y en previsión de los ataques e insultos a las personas, y la falta de cuaquier argumento que no fuera ad hominem. En fin, que vamos conociendo a nuestros clásicos, y son tan previsibles como niños.
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Post invitado de Pato Carlo.
--Queridos compañeros citados:
Os admiro, sinceramente. Nunca he dudado de vuestra valentía: los tres tuvisteis el arrojo necesario como para formar parte de unas listas condenadas al vapuleo mediático y con pocas garantías de éxito, por no decir ninguna, en Vizcaya y en Guipúzcoa. Antes de que alguien con pocos escrúpulos os reproche vuestra decisión de denunciar públicamente las injusticias cometidas con tanta gente con el único argumento de que el fin (“el Partido”) justifica los medios (los codazos, los empujones, las descalificaciones gratuitas), quiero dedicaros unas líneas desde el cariño y la simpatía que siempre me habéis despertado.
A ti, Rodolfo, te conocí antes que a nuestras valientes chicas: trabajando intensamente, de reunión en reunión y de multa en multa por la velocidad que había que coger para llegar a todas. Sigo alucinando al notar como tu sentido del humor es capaz de torear los peores astados con los mejores capotazos. Ironía y sentidos del humor y común, todo a la vez, para afrontar los malos momentos frente a los adversarios externos y ahora contra los que se han erigido, como ya advirtiera Churchill al joven diputado tory, en los peores enemigos internos.
Lydia, ¡cuánto costó aceptar la candidatura vizcaína! Porque para quienes leen desde lejos de aquí, tomar parte de un partido constitucionalista ya es un mérito; encabezar candidatura, una imperdonable osadía. Es un honor que alguien como tú, Lydia, que podías haber seguir trabajando cómodamente desde tu despacho, atendiendo clientes desde primera hora de la mañana hasta última de la noche, llegando exhausta a casa, con marido e hijos.... aceptases este reto en el que lo único que podías haber sacado eran disgustos (y ya ves, justo eso hemos tenido), pérdida de tiempo y dinero, mucho dinero en el camino. Acabo de volver a ver, Lydia, la entrevista que te hizo en campaña una que ya tampoco está, Aurora García. Al principio del reportaje, la joven te preguntaba cómo te encontrabas y respondiste que “cansada, nerviosa, estresada…pero contenta e ilusionada”. Sí, contenta e ilusionada. ¿Qué nos queda, Lydia, de estos dos sentimientos? ¿Por qué nos falta la ilusión? Porque nos la han quitado, Lydia, nos la han arrebatado tras la borrachera del éxito. Me ha llamado mucho la atención que dediques gran parte de la entrevista a explicar el procedimiento de elección de candidatos. ¿Recuerdas que llegamos a circular constantemente formularios en blanco en comités y asambleas de afiliados para ver si alguien “picaba” y aceptaba ir en las listas? ¿Cuánta gente quería encabezar algo más allá de Álava? ¡Menuda patata caliente, Lydia! Se lo decías claramente a Aurora: miedo a que clientes nacionalistas después del 1 de marzo declinasen acudir a tu bufete en busca de apoyo legal por haberte significado.
Maleni, ¡qué decir de ti, Maleni! Te has ganado la simpatía de todos los afiliados que hemos tenido el placer de conocerte. El gusto es nuestro Maleni. Si a Lydia le costó aceptar, más difícil todavía fue lo tuyo; en una provincia extraña para ti, siendo consciente de que si en Vizcaya era casi imposible en Guipúzcoa sobraba directamente el casi. Y sin embargo, querida Maleni, tu valentía, tus ganas, tu simpatía, tu aplomo, tu tozudez ante la adversidad llegó a conseguir que la noche del 1 de marzo con el 50% del voto escrutado ETB ofreciera aquello de “UPyD, Gipuzkoa, 0-1 escaños”. ¡Quién nos lo hubiera dicho, Maleni! Porque en San Sebastián obtuvimos el 3,5% de los votos, ese porcentaje que abre las puertas del Parlamento de Vitoria. La provincia, que tanto pateaste con una pila de periódicos a punto de hundir tus frágiles brazos, nos fue esquiva. Como Mel Gibson en Indonesia, a ti te quedan los gratos recuerdos de haber vivido tres semanas peligrosamente, como el día en el que el autobús os transportó hasta Rentería. Sólo alguien que confía ciegamente en sus principios es capaz de abandonar su lugar de residencia, en la Vizcaya encartada, hacer la maleta y poner dinero para hacer campaña a pie de calle. Tú sabes bien que no todos los que han encabezado listas electorales en estepartido han dejado su lugar de residencia en campaña para conocer a la gente de la circunscripción en la que se presentaban. Sabes bien que es más fácil hacer política desde un atril de hotel de cuatro estrellas, desde el chat de una redacción de periódico o directamente desde casa: lo difícil es confiar tanto en los principios de uno mismo como para hacer lo que hiciste. Bravo Maleni, bravo.
Hoy os he visto a los tres en un medio de comunicación [–>]. Decididos, valientes y sin pelos en la lengua. Otra vez anteponiendo vuestra insobornable ética. Dando la cara por todos los afiliados, también por aquellos que han sido expulsados por decir que se presentarían al cacareado congreso “participativo”. Cuando os lanzasteis a la piscina política, sabíais de antemano que quizá el fondo tuviese poco agua: ahora sabéis que os habéis tirado desde lo alto de un acantilado y lo que os espera, con seguridad, es el duro golpeo de los que tienen la cara tan dura como el mármol de Carrara.
Pato Carlo.
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Nota posterior: No olvidar, nunca, nunca, lo que nos prometió el ejecutor particular de Gorriarán:
Más otra frase que ayer nos olvidamos de comentar, pronunciada por no sé cual de l@s Carmelitas Descalz@as:- El que no esté a gusto, que presente candidatura (a portavoz / presidente), o que se vaya.