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Original: http://plazamoyua.com/2009/11/30/sigue-haciendo-falta/

2009-11-30 - publicado por: plazaeme

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Sigue haciendo falta

Post de Javier Gómez

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Sigue haciendo falta

 

Ayer a la mañana nos reunimos en Vitoria centenares de personas con el propósito de rendir un nuevo, merecido y necesario homenaje a las víctimas del fascismo del siglo XXI que encarna ETA y su mundo. Ni siquiera faltó un bronceado puertorriqueño apellidado Ibarretxe al que la viuda del artificiero Manuel Jodar, asesinado hace veinte años, recordó el vergonzoso pasado (y presente) de un nacionalismo vasco en extremo silencioso frente al terrorismo de ETA, cuando no vergonzantemente equidistante. El penúltimo episodio de la vergüenza nacionalista tuvo lugar el sábado por la tarde, cuando miembros de Eusko Alkartasuna como el parlamentario Jesús Mari Larrazábal instaba a ETA a no caer en la provocación (sic) del Gobierno central tras la detención de una treintena larga de aprendices de terroristas. Lo decía tras participar en una marcha convocada por los proetarras en protesta por dichas detenciones y a la que no faltó tampoco Aralar, un día después de que se hiciese público que ETA planeaba “lanzarles piedras por ladrones”. No debe ser fácil poder estar, a la vez, con las víctimas y con los verdugos. Sólo se entiende si en verdad se está únicamente con los segundos por cuanto la coincidencia en los objetivos políticos se antepone al respeto al más sagrado derecho de cualquier hombre; la vida.

 

Fue un encuentro emotivo en el que Maixabel Lasa estuvo en todo momento pendiente de los familiares de víctimas invitados, especialmente con la viuda del militar Luis Conde, asesinado hace un año en Cantabria y que apenas pudo contener unas lágrimas mezcla de rabia, emoción y dolor. A las intervenciones de ambas viudas precedieron las de la propia Maixabel Lasa y Pello Salaburu, éste último en representación de una sociedad civil que ha callado y mirado en exceso hacia otro lado por cobardía y comodidad, como reconoció con cierto retraso temporal. Personalmente me chocó ver el documental del mapa de la memoria elaborado por la Oficina de atención a las víctimas del terrorismo del Gobierno Vasco. Pocas calles llevan el nombre de asesinados y, si exceptuamos San Sebastián, Vitoria y Ermua, sigue faltando el reconocimiento simbólicamente expresado en lugares que han padecido con horror y crudeza la barbarie, empezando por la capital de facto del País Vasco, Bilbao. No hablamos ya de la España profunda: el Goierri, Tolosaldea, las Estribaciones del Gorbea en Álava o el límite nororiental que separa ésta provincia de Guipúzcoa y Navarra siguen siendo lugares de perpetuación de la memoria del verdugo y sólo la implicación reciente de los mandos de la Ertzaintza está permitiendo erradicar el ensalzamiento constante de los terroristas por parte de sus alentadores callejeros.

 

Pero no está de más recordar que en el País Vasco han operado más bandas terroristas que ETA. Es cierto que hace más de dos décadas y que el número de asesinados por esos grupúsculos armados no superó las cincuenta víctimas. Pero no puedo haber muertos de primera y muertos de segunda. Un decreto de la Junta de Andalucía de 2003, que contemplaba la financiación pública de un proyecto destinado a recuperar la memoria de las víctimas de la guerra civil, diferenciaba entre “víctimas” y “fallecidos”: los primeros serían los asesinados del bando republicano y los segundos los sublevados caídos. Se argumentaba que los restos de los “fallecidos” fueron recuperados de las fosas comunes y su memoria dignificada y reconocida por Franco durante cuarenta años. La viuda de Manuel Jodar recordó que algunas víctimas que nunca fueron verdugos se encuentran sumidas en el mismo estado de olvido y recuerdo clandestino al que los vascos castigamos durante años a los ahora honrados. Memoria, dignidad y justicia para todos si queremos evitar categorizar el dolor en función de las ideas políticas de cada cual.

 

En el plano político, el acto ha servido para escenificar que, por fortuna para los ciudadanos que habitamos esta tierra, existen dos políticos de Estado y dos formaciones con vocación igualmente de Estado: el lehendakari Patxi López y Antonio Basagoiti, el PSE y el PP del País Vasco. Muy correcto e institucional el primero y muy cercano y afable el segundo. De hecho, al finalizar el acto la viuda de Luis Conde se ha topado con Basagoiti y, creyendo conocerle de algo, le ha preguntado quién era porque le sonaba, presentándose con la misma naturalidad con la que lo haríamos cualquiera de nosotros. Dos caballeros con sentido de Estado que, si perseveran en la complicidad implícita y en la confianza mutua lograrán dar un paso de gigante hacia la verdadera normalización que Euskadi necesita: la de la convivencia en libertad.

 

Y mientras Alfonso Alonso, ex alcalde de Vitoria, Antonio Basagoiti, Patxi López y su esposa Begoña Gil paseaban tranquilamente una vez finalizado el acto, otros lo terminamos con una ronda en un bar cercano. La ocasión permitió que viejos compañeros de batallas nos encontrásemos en el acto: Rodolfo, Fran, Amparo, Txaro, Marisol, Iñaki Sánchez y un servidor departimos sobre la importancia del reconocimiento social que merecen las víctimas del terrorismo: se avista el ocaso del terrorismo pero la semilla del odio ha arraigado con demasiada fuerza en tantas generaciones educadas en el algo habrá hecho. Si los partidos son presa fácil del conchabeo más chabacano, la corrupción más descarada y la ruindad más vil, la sociedad tendrá que seguir articulando proyectos políticos a salvo de semejantes miserias humanas y, desde éstos, abanderar la lucha por los derechos individuales de los ciudadanos. Nunca debió arriarse la bandera de la protesta ciudadana contra ETA y, afortunadamente, actos como el de hoy mantienen viva la llama de una pelea que ganaremos por ser ética y moralmente muy superiores. Sigue –seguimos- haciendo falta.

 

Adenda: hemos podido saber que el lehendakari ha incorporado a ELA al pacto de Función Pública que sólo las centrales sindicales no nacionalistas suscribían al principio. A cambio, no se modificarán las exigencias lingüísticas previstas en la normativa vigente, al menos durante los dos próximos años. Sobra el posicionamiento radical contra López porque en política el manejo de los tiempos suele ir acompañado de inevitables dosis de pragmatismo y renuncias obligadas en aras de mayores consensos. Pero los ciudadanos debemos permanecer vigilantes: la confianza depositada en el Gobierno Vasco conlleva la exigencia de Cambio, con mayúsculas, en un plebiscito en el que diariamente decidimos si el rumbo marcado es o no digno de apoyo. No es, por tanto, un cheque en blanco. Téngalo siempre en cuenta, señor lehendakari.

 

Javier Gómez.

 


  • viejecita 2009-11-30 08:57:50
    Bonito artículo. Es una lástima que fuera del País Vasco, estemos tan poco enterados de este tipo de actos. Que seguro que en Madrid, y en otras partes de España, de haber sabido de su existencia, se hubieran podido organizar actos paralelos de solidaridad con las víctimas. ¿ O acaso si se organizaron ?
  • Alegría 2009-11-30 09:16:28
    Gracias Javier por esta crónica. Sé que muchos, igual que yo, aunque no estuvimos fisicamente allí, nos hemos sentido muy bien representados por todos vosotros. Como tú, yo estoy segura de que la lucha contra la corrupción, contra el terrorismo homicida y por la defensa de los derechos individuales de los ciudadanos, hemos de ganarla desde la sociedad civil, porque somos muchos, en toda España, "moralmente muy superiores" y deseamos hacerlo simplemente por ética......
  • Jose Maria 2009-11-30 10:18:59
    Gracias Javier por esta cronica. Para muchos significa tanto esta lucha y decir que tambien si muchos hemos llegado primero a la Plataforma Pro y luego a Upyd ha sido precisamente desde esta lucha contra eta. !que pena donde hemos llegado ahora! menos mal que en el PV ahora las cosas pintan mucho mejor, esperemos que Basagoiti y Lopez continuen por esta senda. Amen
  • tmpd 2009-11-30 15:02:40
    Creo que las Víctimas del terrorismo han jugado un papel muy importante en despertar a una gran parte de la población. A mí siempre me ha admirado su dignidad. No conozco más que de oidas y de lo que leo de lo que pasa en el País Vasco, pero tengo amigos y familia que han tenido que irse por sentirse en peligro, incluso dos conocidos lejanos a los que mató la ETA. Me ha indignado, durante muchos años, la visión que tenían en el extranjero sobre semejantes criminales y, lo malo es que cuando empezaba a cambiar el punto de vista llegó zp a sembrar de nuevo la confusión.