Querido Emilio
¿Que más tiene que hacer Garzón para que alguien quiera darse por enterado de las cosas que hace Garzón?
No entiendo de leyes, y por tanto no voy a sugerir que las garzonadas son ilegalidades. Pero entiendo, como cualquiera, lo que debe ser un juez, y lo que se puede esperar de un juez. Y lo que se debería esperar que un juez no haga, si el término justicia tiene un significado razonablemente asimilable al que figura en los diccionarios. Por ejemplo, dedicarse a entrar y salir de la actividad política, y a juzgar posteriormente a sus antiguos compañeros de gobierno. Por ejemplo, dedicarse a dar conferencias por el mundo a expensas de un banco al que vas a juzgar (y exonerar) en poco tiempo, sin inhibirte. Por ejemplo … ¡dios mío, hay tantos ejemplos!, y da tanta pereza volver a hablar otra vez del caso “bar Faisán”, que sigue sin solución, pero que de vez en cuando sale de la cloaca, no se sabe bien por qué, ni para qué, antes de volver a meterse en ella. Y de tantos otros casos garzonescos.
La independencia de los jueces es, debería ser, una pieza clave del sistema. Pero ni el “querido Emilio”, ni la candidatura de nº 2 por Madrid del PSOE tienen la menor pinta de independencia, sino exactamente de lo contrario. La dependencia voluntaria no es independencia, sino otra cosa muy distinta. Los jueces deben de ser independientes, sí. Pero tal vez fuera conveniente que su haceres gozaran de algún control.
La historia de Garzón es un cursillo intensivo de cuales son las cosas que habría que controlar en los jueces, y no se controlan. Da la impresión de conocerlas todas. Pero tal vez sea una ventaja. No parece como muy de recibo que se dé a las garzonadas carta de naturaleza en nuestro sistema judicial, y sin embargo parece que nuestro sistema judicial es incapaz de quitarse la lacra de encima. ¿Qué tal usar el problema como solución? Para que deje de ser juez, si no tienen otro sistema, podrían nombrarle otra cosa. Algo de lo que de verdad sepa mucho. Por ejemplo, de las cosas que un juez, nunca, nunca debe hacer. ¿Gran Vigilante Galáctico de los jueces?
No, en serio. ¿Tiene nuestro sistema judicial algún tipo de control de calidad? No sería ninguna tontería puntuar a los jueces por la cantidad de casos dormidos eternamente, o por las instrucciones con resultado de inocente, más la cantidad de años que esas instrucciones han estado jodiendo la vida a esos inocentes. O la insistencia en quedarse con casos que no le competen. Cosas así, que los técnicos sabrán mejor que yo. ¿Lo hay? ¿Hay algún control razonable, y no mangoneado por los partidos políticos? Tal vez ocurriera que con un baremo de ese tipo, nos diéramos cuenta de que hay jueces excelentes, y peligros públicos incrustados en la judicatura. Sería muy conveniente, que los excelsos llegaran a lo más alto, y los otros donde menos daño pudieran hacer. Preferentemente a la p*** rue.
Una vez asistí, por pura casualidad, a un muy instructivo diálogo entre un Guardia Civil y un americano de alguna policía USA que no recuerdo, y que debía estar en España en un cursillo. Hablaban de España, que le interesaba al americano, y de política. El Guardia Civil le vendía las excelencias de nuestra democracia, y el americano escuchaba, interesado. Pero al final salió con una jodienda:
- Americano: Oh, yes, tiene muy biena pinta lo que me dices, pero yo tengo mi propio sistema para juzgar una democracia. Dime, ¿a cuantos jueces habéis metido en la cárcel en ese tiempo¿ (debían ser unos 20 años de democracia)
- GC: Creo que a uno. Pascual Estevill.
- Americano: ¿Y cuantos jueces hay?
- GC: Creo que unos 4.000.
- Americano: Pues entonces una de dos. O los españoles sois ángeles, o lo de la democracia no funciona muy bien.
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