Las compañías de seguros no parecen nada seguras de la ciencia climática
Hay un sector de la empresa privada muy directamente afectado por los supuestos terrores del cambio climático. Además, coincide que es un sector que tiene como misión evaluar riesgos. Y sobre el cambio climático, su único sesgo posible es saber a ciencia cierta el riesgo que supone. Son las compañías de seguros.
Es curioso que nadie se hubiera fijado en ellas hasta ahora, siendo su opinión tan impepinablemente interesante. Su área de experiencia es, precisamente, el cálculo de riesgos. Y se juegan su negocio. ¿Qué opinan los seguros?
Al igual que los banqueros, no son proclives a salir en la prensa expresando opiniones que contradigan los caprichos preferidos de los gobiernos. No es tan fácil saber lo que piensan, pero ahora ha surgido una oportunidad. En Estados Unidos el organismo regulador está planteando una gran encuesta entre las compañías de seguros para saber si están preparadas ante los riesgos del cambio climático, y para asegurase de que no va a haber quiebras en masa. Y en el planteamiento de esa investigación está consultando con las asociaciones del sector, para acordar los términos del esquema y las preguntas. El New York Times se hace eco de lo que dice la NAMIC (National Association of Mutual Insurance Companies).
El documento completo está en este PDF [–>], pero por abreviar destaco:
Relevance of Recent Revelations Regarding Climate ScienceSiguen unas explicaciones elementales de lo que les lleva a desconfiar de los que están dirigiendo la ciencia climática, y remata:En los meses previos de estudio de la encuesta, la NAMIC presentó varios argumentos oponiéndose. Un de ellos es que simplemente existe demasiada incertidumbre acerca de la naturaleza del cambio climático – por ej. la velocidad a la que ocurre, hasta qué punto el que interviene el hombre, su relación con desastres naturales, y las ventajas económicas que podrían derivarse de las acciones de prevención de futuro cambio – como para que los reguladores asuman que todos los aseguradores tienen una exposición material al “riesgo climático”. Los proponentes de la encuesta contestaron que la incertidumbre es inherente a cualquier cálculo de riesgo, y que la incertidumbre no podía impedir que los aseguradores evaluaran los riesgos para las compañías asociados al cambio climático, ni impedir que los reguladores pregunten por esa evaluación. Al mismo tiempo, los proponentes de la encuesta sugerían que hay poco margen para la duda de que el cambio climático está ocurriendo. Lo liquidaban con una sola frase: “Existe una amplia evidencia que apoya esta asunción en muchos otros informes y estudios, así que hemos decidido no enfocarnos en los aspectos científicos del calentamiento global”.
Esta decisión era ciertamente cuestionable en 2008. En nuestra opinión, hoy es insostenible. La difusión sin permiso de miles de emails de correspondencia entre científicos asociados a la Unidad de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East Anglia, deja claro que los aseguradores, reguladores, y cualquiera con un interés serio en el cambio climático, no puede permitirse el lujo de asumir que esos “informes y estudios” a los que hacéis referencia presentan un dibujo certero y sin sesgo de lo que se sabe del cambio climático.
Resumiendo, como han surgido serias dudas sobre la integridad de la ciencia climática contemporánea, la NAMIC cree que sería un gran riesgo para cualquier compañía de seguros llegar a decisiones de negocio importantes basados en la acrítica aceptación del paradigma científico dominante sobre el cambio climático. O dicho de otra forma, creemos que hay un riesgo considerable en la idea de calcular el "riesgo climático" basándose en la validez de cualquier teoría concreta sobre el calentamiento global antropogénico.Se podrán decir muchas cosas de las compañías de seguros. Pero no que estén dirigidas por tontos, ni por gente incapacitada para juzgar una situación con perspectiva.