De cómo ganamos la primera votación ... y las perdimos todas a la vez
Post de la serie de Fresita Magenta
Así que con prisa y sin debate (al más puro estilo CMG) echó a andar la criatura. Al principio todos de acuerdo y consenso prácticamente total en todas las decisiones… irrelevantes, porque las importantes se seguían tomando al margen de la participación de los recién formados Órganos del Partido (salvo las cuestiones organizativas de cada zona, que por supuesto eran también seguidas y controladas en el día a día por Juan Luis Fabo –del que algún día contaremos lo de su vinculación al sindicato, su sueldo y su dedicación “full time” al proyecto-).Incluido su primer Consejo Político. Por encima de él y ya constituidos formalmente como Dirección, se pusieron sobre la mesa unos Estatutos (basados en los generales para asociaciones del Ministerio de Justicia, pero matizados en algunos aspectos fundamentales para tenerlo todo atado y bien atado -seguramente alguno ya estaba pensando en los necesarios e inevitables expedientes posteriores…-), y se le encargó la redacción del Manifiesto Fundacional a Fernando Savater.
Fueron curiosos aquellos primeros debates. Marcando la pauta de los mismos, y aburridos hasta la saciedad, Carlos Martínez Gorriarán y Juan Luis Fabo eran los encargados de conducirlos siempre a buen puerto… y si algo se torcía o requería, como consecuencia de los mismos, una nueva redacción de alguna parte del documento en cuestión… Pues alegremente y con ilusión le facultábamos a CMG para que diese forma a su manera a la redacción final del mismo y así todo quedaba en casa y bien atado, claro.
Un dato: Debatíamos para su aprobación el Manifiesto Fundacional. Se daban opiniones, se sugerían algunos cambios, se proponían redacciones alternativas a algo… En fin, lo normal en cualquier reunión… Hasta que se acabó el tiempo del paripé. “¡Como osáis proponer tantos cambios! ¿No os dais cuenta de que ha sido redactado en su integridad por Fernando Savater? ¡Que osadía! ¡Y además sin estar él presente en la reunión!” Perplejidad general por el “razonamiento”, y por supuesto: le facultamos a CMG para que hiciera algún retoque –solo de estilo- al documento y cambiara, por ejemplo, la palabra Dodotis del original (alguien hizo notar que si no sería publicidad de marca) por pañales en el texto final.
Pues sí, parece una anécdota sin interés, pero encierra en si misma todo el contenido, la filosofía, del futuro funcionamiento interno y el alcance de “los profundos debates” que iban a tener lugar en el proceso constituyente de UPyD. No se escapaba –ni se escapa- ni una coma en el férreo control de la Dirección.
Llegamos así hasta las puertas de la sala en la Casa de Campo en la que se presentó en sociedad la buena nueva del nacimiento de UPyD aquel 29 de Septiembre de 2007. Se eligió por unanimidad un Consejo Político en el que se ocultaron incluso nombres de algunos de sus miembros –por razones evidentes de seguridad, se dijo entonces- y los votamos, claro. Y ya prácticamente todos de pié y a punto de entrar por la puerta del salón al acto público, se nos contó –para que nos diéramos por enterados- la composición del Consejo de Dirección y se hizo una apresurada propuesta… para que su Portavoz (solo eso, porque este es un Órgano colegiado y sin carguitos para nadie… ¡Qué bonito!) fuera Rosa Díez. Se aprobó por unanimidad.
De esa etapa inicial de la Cosa Nostra, recuerdo uno de los pocos y profundos debates que se dieron en el Consejo Político de UPyD. Estábamos en la fase de aprobación del Programa Electoral con el que presentarnos a las Elecciones Generales (a Rosa Díez, nuestra “solo portavoz del órgano colegiado” y sin carguito concreto, faltaría más, se la presentó de cabeza de lista por Madrid. Sin discusión). Por arte de magia –y del lapicero rojo de CMG- desaparecen del borrador la palabra laico y cualquier referencia al laicismo, que como sabéis aparecen en prácticamente todas y cada una de las páginas del Manifiesto Fundacional.
Las razones esgrimidas para ello son del tipo de “esto ahora no toca”, “la sociedad española es aún muy mojigata y no se entendería bien”… Es decir, oportunismo barato. Unos cuantos plantamos cara a esas supuestas razones, con referencias constantes al Manifiesto como banderín de enganche de la mayoría de los presentes en la sala y de los que están en UPyD en ese momento… Le obligamos a la mesa a plantear la votación del Consejo Político y… ¡la ganamos!
Fue la primera y la última. Rosa Díez, se puso como una gata en una fregadera, elevando, como habitualmente hace, el tono de voz para tapar así su falta de razón y amedrentar a los respondones, y nos explicó que a ella nadie la iba a obligar a presentarse y defender un programa que no había votado y en el que no creía, desautorizando de esta manera la legitimidad democrática y la soberanía del Consejo. Solo recordar en este punto la procedencia socia_lista de Rosa y las manipulaciones semejantes de Felipe González cuando forzó con su montaje de dimisión la votación para rechazar el marxismo en el XXVIII Congreso o su montaje, ya desde el Gobierno de España, de aquel: “OTAN, de entrada no”. Apuntan maneras estos discípulos. Por tanto y sin ningún rubor, forzaron desde la mesa una segunda votación sobre el asunto, la ganaron, como no podía ser de otra manera después de semejante chantaje, recondujeron la situación y aprendieron bien la lección: Esta situación no se ha vuelto a presentar en UPyD. Nunca más un debate abierto entre “iguales” y en vivo y en directo. Primero se apañan convenientemente las propuestas en la red –que para eso está y la manejamos solo unos pocos y selectos- se rechaza lo no políticamente correcto, y luego se someten al plebiscito del máximo órgano del “amen y sí señora, lo que Ud. mande, no faltaba más”
Fresita Magenta (Continuará)