Una que no se le ha ocurrido a Garzón. El "ecocidio" como crimen internacional
Si es que no puede ser. Se entretienen los pejigueras locales con las chorraditas de si el galáctico juez prevarica un poco más o bacigalupa un poco menos, sin darse cuenta de que nos lo distraen de sus grandes expresos internacionales. Porque, a ver, ¿a quien le importa de verdad si Garzón tiene la competencia más grande o la amnistía más chica? ¡A los fachas! Pues que se jodan los fachas. De lo contrario perdemos oportunidades de que nuestra gloria de la justicia mundial cumpla adecuadamente su función, y a través de ella nos enorgullezcamos todos.
No se puede dudar que si no hubiera estado distraído con pamplinas, y (es también verdad) con algunos “Querido Emilio”, jamás se le hubiera adelantado un simple abogado británico proponiendo el “ecocidio” como crimen contra la paz, perseguible por los tribunales internacionales -a la par que el genocidio y los crímenes contra la humanidad. No señor, es imposible que una idea tan brillante se le escape a un Garzón con la cabeza en su sitio, sin distraerse con tonterías.
Solo imaginar a la cantidad de fenómenos a los que se puede perseguir por un delito así, se nos hace la boca chiribitas. Lo explica Higgins, el que le ha robado la cartera a Garzón:
El ecocide es en esencia la verdadera antítesis de la vida. Lleva al agotamiento de los recursos, y cuando hay agotamiento de los recursos, la guerra sigue detrás. Cuando tal destrucción sale de las acciones de la humanidad, el ecocidio puede considerarse como un crimen contra la paz.¿Quien puede negar que un salto mortal de ese tenor está chupado para nuestra estrella judicial? ¿Y que sin chuminadas de distracción se le hubiera ocurrido a él primero, viendo el ambiente (o "proceso") que hay con lo del "cambio climático".
Teta de novicia para los campeones de la imaginación creativa. Al final, todos producimos CO2 al respirar, y ya sabemos que lo han declarado contaminante en USA. Y lo de negar la “evidencia” del peligro del calentamiento global antropogénico, tiene tela. ¿No es provocar al delito? Por no hablar de los que tienen empresas, o inveriones en empresas, que contaminen, en el amplio sentido de perjudicar algún ecosistema -como por ejemplo una galería de hormigueros cercana al estercolero de la ciudad.
Literalmente todo dios a disposición de la interpretación creativa de los jueces imaginativos. Y ya sabemos que las leyes se interpretan en función de lo malo / bueno que sea el justiciable. Por ej Carrillo –> bueno = amnistía sí; Franco –> malo = amnistía no. Y pedimos su acta de defunción, que mola un rato.
Total, el mundo con el que siempre habíamos soñado. Los malos al trullo y los buenos a gozarla. Y Garzón de señalador. Lástima que con tanta chuminada no haya sido él el descubridor del truqui. Eso que nos hemos perdido de prestigio en el mundo. Y, hablando de prestigio, ¿se imaginan esa ley, y un Garzón, con el caso “Prestige”? No quedaría ni un maldito pepero fuera de la cárcel. Ni el botones. Y España sería definitivamente una gozada, mucho antes de lo que va a ser.
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La noticia, en el Guardian: