Los pájaros de la mamandurria
Mamandurria es una palabra sonora, de significado bien preciso, y de extensas posibilidades hoy día, por sobreabundancia de material. Es extraño, en esas condiciones, lo poco que se usa. O tal vez no, si vivir de la mamandurria fuera uno de los sueños más extendidos de la mentalidad LOGSE. Se entendería; mamandurria suena mal, y a nadie le gusta que le recuerden que su sueño es una patología social.
Mamandurria:
De mamar.
Sueldo que se disfruta sin merecerlo. Sinecura. Ganga permanente. [RAE-->]
Patología, sí. Porque la sinecura será una ganga para quien la recibe, pero sale de alguna parte. Y no del cielo, sino del bolsillo de los demás.Lo que pasa es que tomada de una en una no parece peligrosa. Se mira el chollo de un cargo perfectamente inútil de la cosa pública, o de cualquier empresa pública de función absurda, o de un sindicato, o de un alegre zapa-ceja, y parece nada si se compara con el total de la bolsa común. Luego vienen los caraduras que opinan que el dinero de todos no es de nadie, y ya solo queda un paso para considerar héroes a los que se lo llevan crudo. ¿Si no era de nadie, por lo menos que lo aproveche alguien, no?
Al menos parece que ahora nos hemos dado cuenta, a ostias se aprende, de que la bolsa común está vacía. Y la tropa parece empezar a comprender el precio de la mamandurria. ¿Servirá para que empecemos a mirar con sospecha, cuando no profundo desprecio, a cualquiera que viva de la teta común sin una justificación visible y obvia? ¿Servirá para hacer leyes que contemplen de manera distinta, como sagrado, es dinero que dicen que no es de nadie?
Si depende de los partidos que conoces, no, evidentemente. Pero, ¿se pueden cambiar? Tal vez un poco. Por ejemplo suprimiendo las subvenciones a los partidos políticos. Y vigiando con lupa su gasto, para que no gasten ni un céntimo más de lo que reciben. El que quiera partido, que lo pague. Y el que paga manda. Menos en UPyD, y por eso se han dado tanta prisa en deshacerse de afiliados, y en hacerse con un cacho de la tarta.
Democratizar los partidos y quitarles las subvenciones no iba a traernos el paraíso. Pero tal vez supusiera un buen petardo en el culo de tantos pájaros de la mamandurria. Pedid lo imposible: la democracia en los partidos y que les quiten la teta.