Enanitos, pigmeos y garrapatas
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. Con un comentario al final: ENANITOS, PIGMEOS Y GARRAPATAS.
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Zapatero y sus enanitos
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Manuel Martín Ferrand, en “Republica.es” [-->]
Las comparaciones son equívocas y difíciles, en ningún caso odiosas, y es muy posible que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sea el peor de todos cuantos España ha conocido, en tiempos de paz, desde los lejanos días de la Restauración. No es que lo hagan mal, que en eso serían muchos los aspirantes a tan poco deseable título; es que no saben que lo hacen mal y, encima, están encantados de ser como son. Carecen de sentido autocrítico y, lejos de reconocer sus errores y tratar de enmendar los efectos que generan, atribuyen a la Oposición todos los males que nos afligen.José Blanco, ministro de Fomento, número dos del PSOE y gran edecán del caudillo Zapatero, acaba de batir el récord mundial de la incoherencia política al afirmar, para exculpar de la presente situación española a su líder y maestro, que “lo que quiere Rajoy es que haya sufrimiento”. “Cuando veo a Rajoy sonreír – añade el de Palas de Rei – me produce bastante desazón. ¿De qué sonríe? ¿Sonríe cuando tenemos un parado más porque piensa que eso le beneficia?”
Ante expresiones de ese jaez, no se sabe si ponderar más lo que tienen de inconsistente o lo que revelan de escasez democrática. Independientemente de la valoración política que a cada cual pueda merecerle el líder del PP, atribuirle una intención tan abyecta denota carestía moral.
Zapatero, como el personaje del cuento de los hermanos Grimm, anda rodeado de enanitos. Unos, como evidencia Blanco en su gratuita y perversa acusación a Rajoy, no dan la talla moral suficiente y otros – a escoger por el lector en el abundante muestrario paritario que integra el Consejo de Ministros – no alcanzan la estatura mínima intelectual y política que se lleva por Europa, donde tampoco la exigencia es mucha, para integrar el poder Ejecutivo de una Nación de tipo medio.
Refiriéndose a Miguel de Unamuno y sus muchas contradicciones, decía Josep Pla: “En España todo es extremo y a menudo incoherente; eso, en buena parte, se debe a la pobreza”. Ha pasado el tiempo, los alumnos del bachillerato y muchos de los universitarios apenas saben quiénes fueron Unamuno y Pla y, aún en tiempos de crisis y paro, la idea de pobreza que hoy manejamos es riqueza en comparación con la de hace seis docenas de años; pero España sigue siendo incoherente. ¿Tendremos remedio?
Así, instalados en la incoherencia, un ministro del Gobierno puede decir impunemente, sin el rechazo de la sociedad ni la admonición de sus conmilitones, que Rajoy es el culpable de la situación económica de España y, a mayor abundamiento, que “es el activista que más ha contribuido al descrédito de España”. Personalmente, en mi condición de contribuyente ya que parece que todos hemos perdido la de ciudadanos, reclamo el derecho a no ser gobernado por quienes, independientemente del número de votos que les asistan, no dan, por deliberadamente falsarios, los mínimos exigibles para vestir un cargo público de responsabilidad.
El debate político, y ese es uno de los grandes encantos de la democracia, conlleva confrontación. No hay que asustarse por los choques, especialmente cuando se producen en el Parlamento, entre las grandes fuerzas partidistas; pero hay un mínimo respeto a la inteligencia que no puede ser obviado. ¿Cómo va a ser Rajoy, después de un sexenio de Gobierno socialista, el culpable de la lamentable situación económica que sufrimos? Zapatero se ha convertido, especialmente en el semestre reservado por Leire Pajín para su grandeza planetaria, en el hazmerreír de Europa. ¿Es Rajoy el responsable de tan singular ridículo? ¿Lo es de que Zapatero no quiso, primero, ver venir la crisis y, después de no admitirla, resulto incapaz de enfrentarse a ella?
Según los siseos que se advierten en los mentideros políticos madrileños y a la vista de lo insostenible de la situación, tanto en lo político como en lo económico, Zapatero podría estar preparando, para salvarse, un nuevo equipo de Gobierno capaz de reconstruir la moral de sus votantes y de esperanzar al público en general. Si son tan enanitos como la mayoría de los actuales, no valdrá la pena el esfuerzo y, si son gentes de la estatura política y personal deseables, todos advertirán lo enanita que es Blancanieves. En cualquier caso, una catástrofe.
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Comentario final:
Enanitos, pigmeos y garrapatas
----Luis Bouza-Brey.
Entre la variada fauna de esta desdichada era zapatética existen diversos especímenes. El de los enanitos-as del Gobierno lo describe muy bien Martín Ferrand en este artículo de hoy. Pero hay otros, por ejemplo los que escriben estos días en periódicos capitalinos no independientes de la mañana acerca de la necesidad de un nuevo Gobierno para resolver los problemas de España. A estos, que son los pigmeos que presumen de estatura intelectual, los fotografía en negativo también hoy Pablo Sebastián, al explicar por qué el cambio de gobierno sería una chapuza dilatoria más para evitar enfrentarse al verdadero problema, que es Zapatero: Mientras Zapatero continúe al frente habrá desgobierno, desconfianza interna e internacional, desprestigio y quiebra del país.
Rubalcaba, que no es tonto, aunque no sé por qué combinaciones de astucia e inteligencia deambula, por mucho que diga que España es un país serio, tiene que darse cuenta de cuál es el problema, y debería actuar en consecuencia, en la cocina interior del PSOE, en el grupo parlamentario y en el Comité Federal. Como decía hace ya unos pocos largos años alguien que ha destrozado su buen nombre, “hace falta un capitán y cincuenta soldados que se inmolen”. Aunque no sabe uno qué pringues patrimoniales atenazan a los miembros de la casta de nuevos ricos sociolistos.
Pero bueno, continuando con la línea principal de la reflexión: ya hemos tipificado someramente a los enanitos-as gubernamentales y a los pigmeos intelectuales, pero nos quedan las garrapatas. ¿Qué son si no los “aliados” de geometría variable de ZP, que le han permitido consumar la violación de la democracia, a cambio de beneficios contables y políticos?¿Qué son si no parásitos chupasangres los diversos partidos políticos que han apoyado este desastre histórico a cambio de privilegios inconstitucionales e inmorales durante los últimos años? Se asemejan a garrapatas que abandonan el huésped escuálido cuando lo han desangrado y no pueden ya continuar la succión si no es con riesgo de inanición. Que estos parásitos se arroguen sentido de Estado y visión del interés general, después de treinta años de succión contra los mismos, y cuando sus objetivos son y han sido siempre anacronismos esquizofrénicos, no es sino una muestra más del infranivel hipócrita en que se mueve la mayor parte de la casta política que nos gobierna.
Nuestro escuálido Bien Común ha sido devorado por una plaga de garrapatas disfrazadas de partidos políticos populistas, nacionalistas o caciquiles, en el ámbito central y el local, que lo han dejado en los huesos y exhausto, en situación agónica. La continuación de Zapatero al frente del Gobierno un solo mes más dará el golpe de gracia al moribundo. Nuestro país volverá a ser sepultado en el basurero de la Historia del que parecíamos haber salido.