Hide the decline: empeñarse en el error solo puede ser deshonestidad, cuando no cabe la estupidez
Es increíble, pero todavía sigue coleando la discusión sobre el famoso trick to hide the decline (truco para esconder la bajada), del email donde Phil Jones dice que copia un truco de Michael Mann. Es evidente que todos nos equivocamos. Y es razonable que en medio de una discusión fuerte intentemos una defensa de nuestra posición, que puede acabar siendo equivocada. Pero todo tiene su límite, y la persistencia en una posición indefendible solo se puede deber o a estupidez o a deshonestidad. Descartada la estupidez en el caso de los dirigentes principales de las instituciones que estudian el clima, y de los editores que publican sus estudios, solo queda la deshonestidad.
Recordemos el “truco para ocultar el declive”. Resumiendo mucho, los chicos del fin del mundo hacen unas reconstrucciones de temperaturas del pasado para mostrarnos que no hay precedentes en mil años de las temperaturas de hoy. Usan los anillos de los árboles (su grosor y densidad); según ellos, estas medidas representan las temperaturas del pasado, cuando se formaron esos anillos. Muchos biólogos lo discuten, alegando que no solo están midiendo temperatura, sino muchos otros factores que afectan al crecimiento vegetal, como la humedad ambiente, la humedad del suelo, la luz, los nutrientes, las plagas y enfermedades, la competencia con otras especies, etc. Y que no hay forma con ese sistema de separar la supuesta señal de la temperatura de otras señales de cosas muy distintas.
Entonces los alarmistas presentan unos gráficos preciosos, donde se ve que en la parte en la que se dispone tanto de mediciones sobre anillos de los árboles como de registro termométrico (1.880 - 2.000 aprox), la coincidencia de ambas medidas es muy buena, y por lo tanto la reconstrucción mediante árboles de las temperaturas del pasado es válida.
Por ejemplo este gráfico del IPCC - 2001 (TAR). Se puede pinchar para ampliar.
¿De verdad? El Climategate parece contar una historia diferente. He añadido dos rayas verticales. La de la izquierda es donde el gráfico comienza las temperaturas de termómetros (1.900). La derecha es donde acaba la serie de árboles de Briffa (1.960). Las otras tres acaban poco después (1.980). Esa es la parte de coincidencia buena. Poco más de a mitad de lo posible.¿Acaso los anillos de los árboles no llegan hasta el presente? Phil Jones nos lo explica, en un email hablando a Michael Mann, Ray Bradley y Malcom Hughes, sobre la preparación del gráfico de 1999 (WMO) que se verá a continuación. Lo entre paréntesis es añadido mío.
Queridos Ray, Mike y Malcom. Una vez que Tim tenga un diagrama aquí, os lo mandaremos, o hoy más tarde, o mañana a primera hora. Acabo de completar el truco de Mike (Mann) en Nature de añadir las temperaturas reales a las series para los últimos 20 años (por ej. a partir de 1981) y a partir de 1960 a la de Keith (Briffa) para ocultar el declive. La serie de Mann lleva los valores anuales de tierra y mar, mientras las otras llevan abril-spetiembre del HN (hemisferio norte) al N (norte) de 20 N (norte). Las dos últimas son reales para 1999, mientras la estimada para 1999 del HN combinado es +0.44C wrt (respecto a) 61-90. La estimación global para 1999 con datos hasta octubre es +0.35C cf. 0.57 para 1998. Gracias por los comentarios, Ray.
¿Ocultar el declive (hide the decline)? ¿Truco? Ellos lo explican así: "truco" (trick) es una frase empleada frecuentemente entre los climatólogos para referirse a una idea o solución brillante. Nada que ver con engañar. Y "ocultar" el declive no es ocultar nada; solo es una mala expresión que se refiere a eliminar datos que se saben erróneosHouston, problemas. Muy gordos. No importa el significado que le queramos dar a “truco”. La clave es que los datos no tenían nada de erróneos. Es absurdo pensar que sean capaces de medir los anillos de troncos de hace mil años, pero no los de hace 20 y 40. Y no tienen ninguna explicación física o metodológica para justificar la supresión de esos datos. Les llaman “erróneos” porque no se corresponden con la temperatura, y estropean el cuento. Pero el motivo del gráfico es, precisamete, mostrar lo bien que se corresponden las medidas de los anillos con la temperaturas. Así que si te quitan el resultado durante el 40 % de datos comunes, porque el resultado no te conviene, ¿como le llamamos a eso?
El gráfico que estaban preparando en el CRU, usando el “truco de Mike”, es este:
Aquí no salen los registros de termómetros, para comparar. Es mucho peor: han cortado los datos en las fechas indicadas por Jones (1981 y 1960), les han añadido los datos de los termómetros, y con ese añadido han aplicado los filtros oportunos. Vamos, que han empalmado series de datos distintos (y que no coinciden), una práctica absolutamente inaceptable.
Así que, como vemos, hay varias versiones y métodos del hide the decline. Pongo una gráfica (de Steve McIntyre -retocada) que compara tres gráficos con distintas versiones de ese hide the decline que según los alarmistas no ocultan nada. Y se añade a la derecha una cuarta gráfica que muestra cómo quedaría el dibujo cuando de verdad no ocultas nada. Sin "trucos" ni soluciones brillantes. Los dos primeros por la izquierda son lo que hemos visto más arriba (WMO-99 e IPCC TAR-2001). El tercero es del IPCC AR4-2007, en una versión menos extrema. Porque el asunto es algo más complicado que simplemente cortar la representación de los datos cuando empiezan a no gustarles. También hay truco en los filtros que aplican, de modo que consiguen que el final de la serie verde (Briffa), cortada en 1960, acabe más arriba (más caliente) de como estaba en 1960. He puesto unas rayas grises, y flechas, para marcar esa diferencia. Se puede pensar lo que se quiera de la honestidad de estas prácticas. Pero lo que no se puede es seguirlas defendiendo una vez que les han pillado, y pretender que nadie crea en la honestidad de tal defensa. Y eso es lo que están haciendo, tanto los héroes del clima, como en la blogosfera alarmista. Darle vueltas y vueltas a un asunto que no tiene vuelta de hoja, pretendiendo explicar y "demostrar" que esas prácticas inadmisibles, que solo pueden conducir a equivocar a la gente, son lo normal. ¿Qué impresión sacas cuando ves una de las gráficas con hide the decline (las tres de la izquierda)? Pues que la línea verde acaba en 1960 porque no hay más datos, pero que más o menos seguiría un camino cercano a las temperaturas si los hubiera. ¿Eso es cierto? No, lo cierto es justamente lo contrario. ¿Conclusión?Esta es la seriedad y honestidad de esa gente que dice estar defendiendo “la ciencia”.
Por una parte, como científicos estamos éticamente ligados al método científico, prometiendo decir la verdad, toda la verdad, y solo la verdad -lo que significa que debemos incluir todas las dudas, los conflictos y los peros. Por otra parte, no somos solo científicos sino seres humanos también. Y como la mayor parte de la gente nos gustaría ver al mundo mejor, que, en este contexto, se convierte en trabajar para reducir el riesgo de un cambio climático potencialmente desastroso. Para eso necesitamos un apoyo amplio para captar ña imaginación del público. Eso, por supuesto, significa conseguir un montón de cobertura mediática. Así que tenemos que ofrecer escenarios que producen miedo y hacer declaraciones dramáticas simplificadas, y mencionar poco cualquier duda que podamos tener. Esta “doble atadura ética” en la que frecuentemente nos encontramos no se puede resolver con ninguna fórmula. Cada uno ha de decidir cual es el balance correcto entre ser efectivo y ser honesto. Yo espero que signifique ser ambos. [-->] Steven Schneider.Pues ya puedes seguir esperando, Steve.
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Actualización / añadido.
Hay una explicación socio política muy aplicable al caso. Fanatismo progre. Que como cualquier fanatismo, impide la perspectiva e impide la civilización (educación). Y así a Schneider le cuesta comprender una herramienta que lleva funcionando estupendamente unos 2.500 años en el mundo occidental: la separación de funciones. Un científico no intenta salvar al mundo; intenta comprenderlo. Un activista político no intenta comprenderlo; intenta mejorarlo. Pero quien quiera ser las dos cosas a la vez, será lo que sea, pero no puede hablar como un científico, porque ha perdido la objetividad de un científico. Esto, tan simple, para un fanático es incomprensible.
¿Más ejemplos? He aquí uno de ayer mismo. Los calentólogos tienen una web de cabecera que se llama Realclimate.org. Y son tan fantasmas (totalitarios) que escriben en ella artículos con nombres como What do climate scientists think?, en los que no dan un compendio de todo lo que piensan los distintos climatólogos, sino que apoyan los cuentos de buenos y malos. En este caso, Eric Steig y Gavin Schmidt (el de la cara de malvado de película). Y si entra Roger Pielke, prestigioso climatólogo, a hacer un comentario, se permiten editarlo y borrar la frase que se les ocurra, sin avisar a sus lectores de que le borran cosas a Pielke [–>].
Lo primero es comprender que se trata de comportamiento de gentuza. Y lo segundo es darse cuenta de que eso es justo lo que se puede esperar de los fanáticos, que no son más que un caso especial de lo anterior. ¿Como vamos a esperar que no se dediquen a ocultar el declive (o lo que sea), y a defenderlo con uñas y navajas posteriormente?