El paraíso, sin problemas.
Es un buen indicativo de la falta seriedad de eso que algunos llaman, sin rubor, ciencia climática. Otros preferimos llamarle calentología.
Unn artículo del Spiegel On Line nos cuenta el reciente descubrimiento por parte de cinco científicos de lo que cualquiera que piense y observe sabía desde Darwin [–>]. A saber, que la subida del nivel del mar no pone en peligro las islas bajas del Pacífico. Y es que en eso consiste el avance de la ciencia para los calentólogos. En la necesidad de descubrir de nuevo lo que nadie ignoraba, pero que parecía otra cosa porque cuentan las cosas de forma terriblemente torcida. Por ejemplo, cuando hablan del calentamieto global, sea el real o el imaginario, y se refieren al nivel del mar, siempre empiezan por el horror de esas pobres gentes que se van a quedar sin su tierra, porque viven en islas tan bajas que el océano se las va a tragar. Pero nunca usan el nombre adecuado, atolones, sino que les llaman naciones isleñas, islas bajas, o cualquier cosa que nos impida pensar lo evidente: ¿Por qué son tan bajas las islas bajas, y por qué hay tantas en esa aparentemente delicada situación? Y también si acaso esas islas eran montañas cuando el mar estaba más bajo. ¿Estaba el Pacífico lleno de islas de precisamente 120 metros de altura en lo más profundo de la anterior glaciación? ¿Hay alguna casualidad especial para que todas estén justo a ras de agua, ¡vaya por dios!, en vez de estar algunas -pongamos- unos 20 metros por encima del mar y otras unos 20 metros por debajo?
Por eso evitan llamarles por su nombre: atolones. Porque entonces todo el mundo tendría esas respuestas con solo mirar en Wikipedia [–>], en cuyo artículo, muy sintomáticamente, no se menciona ningún problema de calentamiento global en los atolones, a pesar de que Wikipedia es una campeona de la calentología.
¡Ah!, pero luego se hinchan la boca diciendo que “la ciencia dice”, y por ahí. Pero no es “la ciencia” en realidad, sino la muy especial ciencia del clima. Básicamente basura.
Lo dicho: cinco científicos acaban de descubrir que las islas coralinas están sobre … ¡no jodas, coral! Y que el coral, vaya corte, crece en busca de luz justo hasta donde se acaba el agua, porque es una colonia de organismos marinos. Y que cualquier isla que se forme y se mantenga sobre el coral estará, por definición, ¡tachán!, a ras de agua. Estará a la altura en que quiera que esté el nivel del mar. Como las playas, pero en dinámico. Sencillamente, una isla coralina y el ras del agua son como la ginebra y la tónica. Están hechas la una para la otra.
Asómbrense con der Spiegel: