La religión laica, o somos irracionales.
Viene de Aristóteles el gran error de pensar en el hombre como un “animal racional”. Una cosa es ser capaz de razón (según y cuando), y otra es que la razón sea el método principal de impulso de la conducta y la toma de decisiones del animal humano. Nada más lejos de la realidad.
Ese error se ha colado invariablemente en todos los ambientes racionalistas, de “ilustración”, renacimiento, etc. Y deberíamos de aprender, porque cada vez que se ha intentado avanzar en la vía de la razón como guía de las cosas de la sociedad, siempre ha ocurrido que tras un pequeño avance aparentemente espectacular, llega el retroceso inevitable. Y entre los vaivenes, ¿avanzamos realmente?
En la técnica y la ciencia, hasta el momento sin duda. En la razón y en la libertad es mucho más dudoso. Se avanza superando algún elemento irracional, por ejemplo la religión, pero solo para que sea sustituido por otro, a menudo peor. Por ejemplo el progrerío. Sustituyes un sistema de obligarle a la gente lo que tiene que sentir y hacer, por otro que tiene exactamente el mismo objetivo. Pero con la diferencia de que uno tiene dos mil años detrás, y ha demostrado al menos cierta eficacia en conseguir después de tanto tiempo unas sociedades razonablemente estables y vivibles, mientras el otro solo tiene la arbitrariedad de lo recién inventado.
Nos deshicimos del franquismo, con su religión, su moral pacata, y su nacionalismo obligatorio -más por muerte natural que por otra cosa. Y con la llegada de un sistema aparentemente democrático parecía que vendria una época de mucha mayor racionalidad y libertad. Pero lo hemos cambiado por otros nacionalismos mucho más paletamente identitarios, y por una religión laica más eficazmente encaminada a que la población acepte los abusos del poder. Como el ecolojetismo. Y un moral de dictadura:
“los valores de ciudadanía son los que libre y responsablemente deciden los representantes legítimos de los ciudadanos” ZPFranco, mi querido ZoPenco, era representante legítimo de los ciudadanos, y decidía responsable y libremente los valores de ciudadanía. O eso pensaba, como tú.
Creímos que por votar alcanzaríamos la libertad, sin darnos cuenta de que lo único que hemos conseguido es elegir entre que la libertad nos la quite fulano o mengano. O, para ser más precisos, la versión A o la versión B de la misma mafia. Y pensamos que esa libertad de carcajada traería un mundo con menos religión y con más razón. Pero tenemos que demostrar que amamos a todos los animalitos, y que somos muy vascos o muy cualquier otra cosa absurda, antes de tener derecho a hablar. Arrinconamos la religión que ha evolucionado con la cultura más libre y más racional que ha producido la humanidad, para dedicarnos a comprender y “respetar” la religión más liberticida y arbitraria de las que existen en la actualidad.
Mejor sería aceptar que somos irracionales -aunque seamos capaces de razón, y observar que irracionalidad por irracionalidad, unas son peores que otras. ¿Peores en qué? Peores en atropellos, en abusos, en control y cerrazón de la sociedad. Y, en general, en alejarse de aquello que mal que bien hizo de la cultura nacida en el siglo de Pericles algo único, y luz de la civilización.
No vamos a ser racionales nunca; pero podríamos intentar ser prudentes. Podríamos observar y sacar consecuencias del hecho constatable de que una sociedad dedicada a ser “muy vasca” nunca ha producido una sociedad ni más vivible, ni más eficaz respecto a las demás, sino solo una sociedad “más vasca” -sea eso lo que diablos sea. Lo mismo que una sociedad dedicada a salvar el mundo, a la alianza de civilizaciones, al amor universal, o a cualquier otra chorrada que se le ocurra al iluminado de turno.
¿Habrá manera de que dejemos de ser embaucados por las grandes palabras de los abusones? ¿Podremos comprender alguna vez que es mucho más importante para vivir bien el pequeño detalle de respetar las formas jurídicas elementales, que dedicarse al gran combate contra un franquismo que solo existe en los libros de historia? ¿O que la ciencia solo avanza con la contradicción y prueba de tesis opuestas, y no salvando al mundo a base de acallar la crítica de la gran idea salvadora? De momento, parece que no.