La Yihad de Greenpeace
Le llaman Revolución Energética, y es un calco de las conocidas sociopatías políticas del siglo XX. Publicidad agresiva, sentimentalismo barato, silenciamiento del discrepante y de cualquier posibilidad de debate y exposición de razones. Y sobre todo, aprovechamiento del glamour de la violencia, en sus dos fases: en la capacidad de atraer a la capa de la población no adulta, y en el miedo que puede producir en el resto.
Ponle el nombre que quieras a la monada, porque todos siguen la misma pauta. Nazis, comunistas, bolivarianos chavistas, batasunos o yihadistas. O ecolojetas de Greenpeace, como veremos en este vídeo. En este caso, yihad parece lo más propio, por el abuso de la infancia y la imagen del niño terrorista.
No es una anécdota. No tenemos ningún mecanismo social de pararle los pies y poner en su sitio a estos grupos de tarados que se creen que la posesión de una verdad revelada les pone por encima de la ley, de la razón, de los derechos civiles, y en general de todo eso que veníamos considerando civilización. Y a menudo ganan y acaban mandando.
Habría que empezar a decirles que no a los cafres, pero por sociópatas. ¡No! No puedes amenazarme. No puedes pretender callarme. Y tu “verdad” te la puedes meter por donde te quepa, mientras no sea más que una verdad de propaganda no sujeta a crítica ni discusión. Y, actuando como actúas, no eres más que gentuza que debería de estar marcada por el oprobio público como un peligro social.
La monada:
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La última parte:
A partir de ahora no puedes decir que no lo sabías. A partir de ahora, la frontera está trazada. Tienes que elegir bando. O estás a favor de mi futuro, o estás en contra. Eres un amigo, o eres un enemigo. Puede que ahora sea solo un niño, pero mañana será diferente. Esta es la última vez que te hablaré. Ya has tenido tu oportunidad de arreglar el problema, ahora nosotros tenemos la nuestra. No seremos agradables, no dejaremos que nos nieguen el futuro.