Plazaeme preservado

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Los cuentos del poder.

A veces pienso que lo que me interesa de la discusión pública (y la privada también), aunque parecen asuntos varios y distintos a primera vista, en el fondo son el mismo asunto. Si se piensa en los temas más tocados del blog, se ve enseguida que en su mayor parte son más negaciones de temas que otra cosa. No suelo tratar de propuestas en las que creer, sino de propuestas en las que no creer.

A menudo las relaciono con la religión. Pero últimamente están apareciendo comentarios que son sobre religión misma, o al menos una religión. Y sigue el mismo esquema de los otros asutos. Así que no se trata de que todo aquello de lo que protesto sean como religiones, sino que eso, y la religión misma, tienen un factor común. Pensando, solo se me ocurre denominarlo como “cuentos”. Fábulas que se hacen pasar por realidad. Y yo creo que funciona.

Por ejemplo, el nacionalismo es un cuento en el sentido más literal de la palabra. Una relato sobre algo imaginario, con un arranque, un nudo y un desenlace. Con fuertes connotaciones morales, que le dan el tinte de fábula. Ni siquiera hace falta explicarlo.

El maldito vascuence es otro cuento, aunque sea menos obvio a primera vista. Al fin y al cabo hay alguna gente que habla todavía vascuence de una forma natural. Pero la sola idea de ponerse a creer que porque alguna vez ese idioma fue más o menos mayoritario en una zona concreta, eso lo convierte en la “lengua propia” de los que habitan en este momento en esa zona, es un cuento como la copa de un pino. Necesitas dotar al lenguaje de una serie de características imaginarias de protagonista, y hacer un relato de continuidad,  contigüidad, e identidad, que son un puro cuento. Pero con ese cuento se hacen leyes, y se ahorma la vida de las personas, puteándolas. la gracia es que la gente, al acepar el cuento como real, acepta el puteo. Y los que mandan le sacan un gran partido.

Exactamente lo mismo pasa con las ideologías o propuestas de los partidos políticos. Me da lo mismo el cuento del polo de la libertad contra el eje del mal, que el cuento del socialismo y el progresismo. O el cuento, a punto de desaparecer, de la regeneración democrática de Rosa Díez y Savater. O el cambio climático. Aunque todos se basen en algo real, como el maldito vascuence. Una anécdota solo que sirve como arranque del relato. Ah, y los cuentos peligrosos cambian con el tiempo, claro.  Cada época tiene los suyos. Y es muy típico que los que te quieren encalomar los cuentos de ahora, se dedican a combatir los cuentos del pasado, para hacerse los revolucionarios. Garzón con su franquismo.

Pero todos estos cuentos no son unas fantasías cualquiera; son los cuentos del poder. Cuando encuentres un relato en el que hay buenos y malos, un problema inminente y acuciante, y una solución que consiste en que te portes como el poder desea de tí, estás ante un cuento del poder. Tienen un objetivo. Probablemente quien mejor lo describió, después de Maquiavelo, fue H. L. Mencken [–>].

La civilización está siendo cada vez más llorona e histérica. Especialmente bajo las democracias tiende a degenerar en una mera lucha de fantasías. El objetivo real de la política práctica es mantener alarmado al populacho (y por tanto deseoso de ser llevado a la seguridad) mediante una serie infinita de problemas y "malos" imaginarios.

Todos los cuentos que he mencionado coinciden perfectamente con esta definición, si al factor alarma añadimos el factor odio. Y otros muchos que hay. Pero dejadme recomendaros un artículo que lo describe de una forma mucho más elaborada, aunque no sea en general sino dedicado en realidad a comentar un libro alarmista reciente bastante conocido: Why We Disagree About Climate Change de Mike Hulme. Al final del artículo, Bernie Lewin muestra cómo el dr. Hulme, después de haberse fumado un puro con el método científico y pasar a usar metodología de ciencias sociales, explica sin rubor alguno, y probablemente con gran imbecilidad, que se trata de contar un cuento. Pero va tan sobrado (era 2008 -2009), que ni siquiera disimula.

Es en historias como estas - personalizaciones de "verdades fundamentales sobre nuestras asunciones acerca de la realidad" - en las que necesitamos recrear nuestro mundo. El cambio climático ofrece grandes posibilidades de contar historias. Los cuatro mitos que he ofrecido no deberían ser juzgados como ciertos o falsos. Deberían reconocerse como historias sobre el cambio climático; como espejos que revelan verdades importantes sobre la condición humana [p.358].

Es impresionante. En capítulos anteriores ha quedado claro que esos "mitos" están distorsionados. Pero qué importa, si con "la verdad" hemos topado. Y ese es el factor que me faltaba por señalar en estos cuentos del poder. No se venden como cuentos, sino como "la verdad".

Y así, tenemos:

  • Buenos y malos.
  • Un problema grave y acuciante. Siempre colectivo.
  • Una solución basada en tu conducta y sentimientos.
  • Una moraleja social.
  • Y el conjunto es "la verdad".
Son los cuentos del poder.

  • AVINARETA 2010-10-10 06:57:35
    Los nacionalismos y las religiones tienen en comun que son tautologicos.
  • viejecita 2010-10-10 08:31:04
    Plazaeme Para mí, la raíz del problema es que hoy día no se les cuentan suficientes cuentos de los de toda la vida a los niños pequeños. Y que cuando esos niños van creciendo, tampoco leen ficción. Que ahora les hacen leer textos pedagógicos aburridísimos, y más tarde, los clásicos oficiales, bien analizados y desmenuzados, para que a ninguno se le ocurra interpretarlos a su modo. Y llegan en un momento dado a dejar de leer ficción. Solo leen libros de divulgación, de texto, etc. Y por consecuencia, cuando leen ficción, (o se la cuentan), siempre aderezada con datos supuestamente históricos, para que esos datos hagan más convincente la ficción, la toman como verdad absoluta. Porque si se hubieran sabido de memoria todos los cuentos y las leyendas que nos sabíamos antes los niños. en un momento dado se habrían dado cuenta de que eran todo mentiras bonitas, o crueles, o feroces, con un fondo de verdad sublimada, pero muy al fondo. Y habrían empezado a separar lo verdadero de lo bonito, por su cuenta. Los cuentos de hadas,( o de dioses, o de héroes fundadores de dinastías etc), son fundamentales para la formación de la imaginación, y de la independencia de criterio de los futuros adultos ( Bruno Bettelheim dixit). Y por eso ahora, tenemos tanta gente con edad para ser adulta, y que sin embargo siguen siendo niñatos crédulos, porque no han aprendido por sí mismos a distinguir la verdad de la fábula. Y no hay más que ver el revuelo que se formó, incluso en el Vaticano, cuando Dan Brown publicó "El Código Da Vinci", como si todas aquellas historias del Grial, del Opus, etc hubieran pretendido ser verdades icontrovertibles, en vez de puros cuentos entretenidísimos.
    • tmpd 2010-10-10 10:58:57
      Viejecita Estoy de acuerdo contigo que hoy no se les cuentan los cuentos clásicos (o inventados) a los niños. Y me fijo en la palabra "contar" porque ahora lo más que se hace es leer. Recuerdo, cuando yo era pequeña y vivía gran parte del año en pleno campo, que una de las mujeres, a veces nos reunía y nos contaba cuentos (era una mujer que no sabía leer). Por otro lado, la televisión y los videojuegos, donde les presentan las imágenes, por cierto disparatadas y muchas veces de personajes nada humanos, lo cual les impiden el imaginar ellos mismos. Veo que has leido a Bruno Bettelhein, es un autor que analiza muy bien lo de los cuentos.
  • Hilarión 2010-10-10 09:50:21
    Una cosa es que no les cuenten cuentos clásicos y otra que no les cuenten cuentos. No soy un erudito en literatura tradicional, así que "solo intuyo" que el cuento tradicional ha tenido un larguísimo periodo de depuración, siglo tras siglo, en la manera de presentar al oyente un determinado valor, una determinada virtud, que es el bien y qué el mal. Valores que se consideraban fundamentales y permanentes. Como hoy se quiere eliminar el concepto de fundamental y permanente, se han mandado al desván los cuentos tradicionales. Pero esto no quiere decir que hoy no haya cuentos, sino que se presentan de otra manera, pues ¿no están implícitos en las series de TV, en los argumentos de los videojuegos, etc.? Ingenuo de mí, espero que por lo menos alguno de los que hoy son niños, suba un día al desván a explorar (yo lo hacía) y al encontrarse el cajón de los cuentos antiguos, le dé por leerlos... y asimilarlos. Al menos quedaría una semilla para volver a empezar.
  • tmpd 2010-10-10 10:29:48
    !Menudo tema nos propones! Mientras lo iba leyendo iba pensando por donde le incas el diente: desde el punto de vista de la identidad, la religión, el mito,la psicología de las masas, la publicidad, la política, la sociología, la filosofía? Creo que es un tema mucho más complejo de lo que parece donde todas esas "ciencias" intervienen. Podíamos fijarnos en el cuento como simbolismo que ayuda a elaborar o hacer frente, al miedo, a la falta de auto estima, a la agresividad y a encaminar el narcisismo. Pero como dice Hilarión una cosa son los cuentos clásicos y otra la que, los políticos, las religiones, las sectas o los economistas o los calentólogos nos cuenten cuentos. Bueno no me voy a liar porque me voy por los cerros de Úbeda.
  • plazaeme 2010-10-10 11:15:36
    Bueno, trataba de precisar que no hablaba de cuentos en general (por ejemplo cuentos de hadas o de princesas), sino de unos cuentos muy específicos que, además, no se cuentan como si fueran cuentos. No tengo nada en contra de los cuentos que se cuentan como cuentos. Pero la religión, el nacionalismo, el socialismo, o el cambio climático, no se cuentan como cuentos, sino como verdades. Más aún, cada uno de ellos es "la verdad", y no una "historia ejemplar" como los cuentos de hadas.
  • viejecita 2010-10-10 11:44:09
    Plazaeme Con gran esfuerzo, porque es largo, y a mis ojos les cuesta leer en pantalla, y encima tengo almuerzo de domingo que preparar, he leído el artículo de Lewin que nos has puesto en la entrada. Que me ha parecido sensacional. Así que, si alguien más se apunta, para repartir un poco el trabajo, estaré encantada de imprimirlo y de hacer una traducción (nada académica, claro, a mi modo, pero ya corregirías tú los gazapos) , de las hojas que me correspondieran. Que sería una lástima que se lo perdieran los que le dan al francés , al alemán o al vascuence, pero no al inglés.
    • plazaeme 2010-10-10 11:47:01
      gracias, V. El artículo me parece muy bueno, pero creo que es demasiado largo y llevaría demasiado tiempo.
  • Maleni 2010-10-10 12:31:58
    Obama está tratando de movilizar la participación joven en las próximas elecciones legislativas con temas como el cambio climático. ¿A qué te mola el cuento?. Supongo que no les dirá que eso del cambio climático es una de esas maneras que tiene el poder para seguir siendo. Al fin y al cabo, ¿a qué joven no le gusta más que le hablen del interés de un gobierno en esto que en las guerras?. Y aprovecho para decir que según lo que dices Platón fué el gran iniciador de los cuentos a los que aludes en ésta entrada. Nada menos que alguien que tiene una visión totalizante de la sociedad y de la intervención del poder sobre ésta.
    • Maleni 2010-10-10 12:36:06
      Pero tantos platónicos que ha habido a lo largo de la historia, y en cada generación ha habido muchos y muy eminentes, no estarán muy de acuerdo en que se pueda vivir, a nivel humano y social, sin esa "visión totalizante", sin la utopía. Simplificando mucho, yo personalmente pienso que es necesario tener esas visiones, pero a la par se ha de tener a disposición el antídoto para los excesos que siempre produce la puesta en práctica de "estas visiones".
  • Rafa Brancas 2010-10-10 12:43:45
    Yo tengo la misma sensación que plaza. A mí me cabrea un montón que me tomen por tonto...y resulta que prácticamente todos los mensajes que recibo desde instancias oficiales, y de aspirantes a serlo, tratan de tomarme por tonto, éso sí, perfumando mucho el mensaje. El aroma de éstos mensajes fantásticos tiene algo común: suele ser empalagoso. Una especie de pachuli intelectual. Creo que en parte se debe al brutal impacto de la televisión en nuestras vidas y en la elaboración de imágenes conceptuales del mundo, pero el hecho es que vivimos en un mundo muy fantástico, de espaldas a la búsqueda de la(bella ó fea)realidad. Lo malo es que se percibe que la gente traga, nos tragamos enormes trolas, porque en el fondo deseamos que sean ciertas (cómo nos pasó a algunos con el crecepelo magenta). Ayer leí unas líneas de la presentación de un libro que ha escrito un reconocido neurobiólogo, y lo que dijo me resultó sumamente interesante, quizás xq refuerza algo que pienso: el alma es una poderosa fábula creada por el cerebro, un director de orquesta imaginario que aparece con el concierto ya comenzado! Intuyo que existe una fuerte relación entre el tema de la entrada y la fábula del alma
    • Maleni 2010-10-10 12:59:00
      Pues yo leí una entrevista que le hacían hace poco a un neurobiólogo e incurría en una contradicción al hablar de ello. Lástima que no tengo acceso a ello ahora.
      • Rafa Brancas 2010-10-10 13:55:27
        ¿'incurría en una contradicción' quiere decir -cómo parece lógico- que se contradecía a sí mismo? ¿Ó has querido decir -cómo creo que quieres decir- que le contradecía al que piensa cómo yo?
      • Maleni 2010-10-10 19:43:51
        Perdona, se contradecía a sí mismo.
  • Cathlyn Schizo 2010-10-10 18:58:08
    Pues lo de los cuentos no es ningún cuento. Muchos consideran que forman parte de la memoria colectiva (en sentido jungiano; tmpd mencionaba la psicología social) y su transmisión oral. Yo no me aclaro cómo acaba Caperucita, y es porque ese cuento existe en todas las culturas y hay versiones distintas, pero hay puntos comunes de la trama que coinciden en todas. Menos en el final. Quién se come a quién, hay un armario simbólico en el que ora se esconde Caperucita, ora el lobo, ora la abuelita. Pero es que he llegado a leer una versión en que la abuelita, algo así como una anciana mala bestia, sabia y poderosísima (matriarcado) recoge huesos de los muertos en el bosque y los apila para, en noches de luna llena (por supuesto), subirse a la pila y aullar, con lo que consigue resucitar a los muertos. Bonito, no? Pienso que de lo que habla Plazaeme es del engaño, y hay muchos cuentos de engaño. Pensad en Barbazul diciéndole a su joven parienta: tienes acceso a todas las partes de esta casa excepto a esta habitación. Y ahora pensad en la FOIA y los datos de la UEA. Creo que en la versión "oficial" de Barbazul la mujer abre la habitación, se la encuentra llena de sus predecesoras descuartizadas y la final vienen unos parientes a ayudarla y matan a Barbazul (¿Pachauri? ¿Gore? ¿Monckton?). Cada vez que oigo "la Historia se repite" me suena igual que "ese cuento ya me lo sé yo". En fin, la intención era buena...