Negociaciones territoriales
Un contradios. De cajón. Sin paliativos. Da igual que sean nacionalistas o regionalistas, feos o guapos, de izquierdas o derechas, cafres totales o razonablemente moderados. Es el fuero lo que no se sostiene, independientemente del huevo. Un gobierno nacional no puede pactar su estabilidad con uno regional, y depender de él, salvo traición al resto de las regiones, y al conjunto. Porque los regionalistas, o separatistas, solo pueden pedir para su parte, por definición. Y el gobierno del todo no puede (no debe) gobernar para los intereses de una parte.
También lo hizo Aznar, y también lo haría, en su caso, Rajoy. Y es indiferente que lo hagan con menos entusiasmo que el irresponsable; lo que cuenta es hacerlo. Y el sistema obliga.
¿Y ahora qué? Sabemos a donde conduce; llevamos 30 años viéndolo. La siguiente foto es divertida, pero no suficiente:
Un sistema de gobierno presidencialista evitaría esa dependencia de la paletocracia. Pero el sistema que tenemos no es transformable desde el sistema mismo. ¿Entonces?