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Original: http://plazamoyua.com/2010/12/26/estado-de-bienestar/

2010-12-26 - publicado por: plazaeme

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Estado de bienestar

Hilarión

Paseando por lo que fue la M-30 madrileña, me vinieron a la cabeza las discusiones, a ratos trifulcas, que desató el artículo de PM “Globalización y Crisis”, especialmente la tocante a los derechos sociales y el estado de bienestar.

Recordé que preguntaba yo a nuestros queridos socialdemócratas qué eran “derechos sociales”, y la pregunta no era ociosa pues mucho me temo que en el imaginario colectivo “derecho social” es todo aquello que deseamos obtener y no podemos adquirir por nuestros propios medios: que lo provea el estado que para eso está. Y de este temor nace mi falta de creencia en tales derechos. Creo también que es moralmente saludable ayudar a los que se quedan atrás involuntariamente, ojo digo “involuntariamente”, pues la sabiduría popular no creó fábulas como la de la Cigarra y la Hormiga a humo de pajas, pero pienso que más que un derecho del perceptor, dicha ayuda es un deber moral, solo moral, del donante, e incluyo aquí cuestiones como sanidad, educación, catástrofes… y poco más. Como manifesté en la discusión, creo que lo que hay son derechos adquiridos al haber cotizado cuotas según las condiciones a que obliga el Estado, y por tanto huelga apellidarlos como sociales, o como cualquier otra cosa. Son derechos sin más.

A mí me parece que el origen de los llamados derechos sociales está en que en época de vacas gordas, disculpen que la alusión sea bíblica, el político halaga el oído de las masas con dadivas y promesas de todo tipo: sueldo a los jóvenes por serlo, ordenadores para todos, Internet gratuito, PER de por vida, libros de texto gratis, etc., etc., y automáticamente el personal asume que esa generosa (¿) dádiva (¿) es un derecho y además social, pues ¿qué hay más social que disfrutar todos de las cosas que disfrutan los que pueden adquirirlas, esto es: ¡los ricos!? De esta manera nos cae encima una catarata de derechos sociales y el mismo político nos informa de que dicha catarata se llama Estado de Bienestar, y que dichos derechos se quedan ahí, adquieren categoría de adquiridos y son por tanto inalienables. Y encima se reciben no ya sin esfuerzo sino gratis total, pues como me decía un vejete, más vejete que yo, durante la caminata a que me refería al principio, aquel paseo por el que caminábamos había quedado muy bien y no nos había costado nada ¡puesto que lo había pagado el Ayuntamiento! Lo que demuestra que la incomprendida pensadora Calvo tenía razón: el dinero público no es de nadie. Vox populi, vox Dei.

Sin embargo llega un momento en que aquellas gruesas vacas devienen escurridas de carnes, y entonces el político se encuentra con que la creencia en que el dinero público está ahí por generación espontánea, es totalmente falsa y que no pueden pagarse tantos derechos sociales, por lo que hay que prescindir de alguno. Y hétenos aquí clamando porque el gobierno nos “recorta derechos sociales”. Pero ¿eran derechos y eran sociales?

Llegados a este punto alguno se preguntará a qué viene tanta divagación. Pues viene sencillamente a que levanté la vista durante el paseo, y me encontré con una fachada decorada con lo que creo que es la alegoría perfecta del Estado del Bienestar y como no me resistía a mostrárosla, creí oportuno hacerlo con un poco de guarnición. Esta es la fachada:

No creo que requiera explicación, ¿verdad?

  • Hilarión 2010-12-26 11:08:39
    Quedo humildemente en espera de las collejas de Luís Bouza, Juan Espino, Maleni.....
  • plazaeme 2010-12-26 11:43:50
    "Derechos" es también una de esas palabras cuyo uso común se las trae. Técnicamente no es nada mas que lo que te concede la ley, que como cambia todo el rato, lo convierte en un concepto muy móvil. Pero en general se usa en dos sentidos muy diferentes. O como lo que creo que me merezco, o en un sentido moral de lo que debe ser. El primer significado es tan infantil que no merece la pena darle más vueltas. El segundo tiene más importancia, y es la madre del cordero de los "derechos sociales" de los que hablas. Yo sigo con mi obsesión de la Edad de Piedra, que nos hizo. Entre las muchas cosas comunes en aquellas bandas de cazadores recolectores estaba la idea del igualitarismo y la idea de atender al que tenía problemas - no abandonar al herido o enfermo. Lo llevamos dentro, conforma nuestro ser moral, porque hizo que la especie humana subsistiera. Lo que pasa es que la traslación directa del mismo espíritu entre dos sociedades tan terriblemente diferentes puede llevar a unas cuantas aberraciones. La primera de ellas es que en la tribu resulta muy claro quien es "nosotros", "los míos". La segunda es que las necesidades básicas también son claras en uno de los casos, y en el otro de ningún modo. Y la tercera es que en la banda se conocen todos, y todos saben dónde está el límite del abuso. Pero tendemos a olvidar estas circunstancias, nos quedamos con lo moral como absoluto, y se monta el lío.
  • octavio 2010-12-26 12:43:15
    Yo creo que la vía iniciada por Hilarión es la correcta para llegar a puntos de encuentro o para saber realmente el alcance de nuestras discrepancias , discriminando cuales son esos supuestos derechos sociales y de existir …cuál es su alcance. Como decíamos de pequeños…me pido primer. ¿Existe realmente un derecho social a los medios de información pública o simplemente , la existencia de una información veraz y objetivan sin interferencias económicas o políticas sería un objetivo deseable? Yo me inclino por lo segundo, convirtiéndose esto por tanto, no en un derecho social sino simplemente en un servicio público, susceptible en épocas de vacas flacas de tomar medidas como vender todas y cada una de las televisiones públicas dejando una de carácter general y destinado simplemente al objetivo marcado….información veraz y objetiva. ¿ Algun compañero socialdemócrata considera que ETB o Telemadrid son parte indisoluble del estado del bienestar?
    • plazaeme 2010-12-26 13:12:48
      Si separamos "derechos" de "cosas deseables" y que nos podemos permitir, puedo contemplar como más o menos deseable una ETB solo en vascuence, porque el mercado no cubre esa necesidad. Pero desde luego no la ETB en castellano, y siempre que el costo sea razonable para la población que lo usa, el estado de crisis, etc. Respecto al resto, considero que la práctica ha demostrado la imposibilidad de una información objetiva y veraz, especialmente si es pública. No es que la información de empresa privada sea más objeticva y veraz, pero al menos no esperas que lo sea, y no engaña a nadie. La única justificación que se me ocurre es para cosas que las privadas no dan. No sé, una sesión parlamentaria, debates, educación, cosas así. Y con un canal para todos, sobra. Tampoco tiene por qué ser caro. Ni los directivos nombrados por el gobierno, etc.
  • Maleni 2010-12-26 13:11:10
    Aclaración de concepto sociológico. Los derechos que tienden a ser inalienables son los adscritos por razón de herencia etcétera. Los adquiridos lo son de un hecho advenedizo a lo largo de la vida. Como, por ejemplo, que vivas en un lugar en el que por el hecho de haber cotizado x años a la SS tengas la opción-derecho de tener unos ingresos sin trabajar.
  • Maleni 2010-12-26 13:22:48
    Puestos a desempolvar los conocimientos de la facultad, a título informativo digo que allá por los últimos 80 en la facultad de políticas de la complutense ya se hablaba del paso del Estado del bienestar al del malestar. Curiosamente, ocurría en un momento en que España empezaba a oler eso del concepto Estado Social y Democrático de Derecho hombrecito que le daba la constitución al artificio y que, de alguna manera, nos ponía en algo extemporáneo pues Reagan y Thatcher ya gobernaban el mundo o estaban en vías de hacerlo, cuestionando y erosionando absolutamente el constructo de un momento de postguerra. La pregunta entonces es ¿fué el estado del bienestar la gra obra de ingeniería del momento postbélico?. Parece que hay un consenso afirmativo al respecto. La siguiente pregunta es: ¿era algo meramente coyuntural?. Para los liberales y mucha otra gente efectivamente lo era. Para los socialdemócratas y otra gente el estado del bienestar tiene ventajas intrínsecas que le dan un carácter, sino de carácter estructural al menos de larga duración.
    • Maleni 2010-12-26 13:25:24
      Nombrecito
    • Maleni 2010-12-26 13:39:11
      Lo de otra gente me sirve para dar a entender que el mundo de las ideologías no es exactamente ni blanco, ni negro ni transversal-oportunista-Rosa-Díez.
  • Maleni 2010-12-26 13:29:56
    Por cierto ¿conocéis a alguien que haya renunciado a su jubilación?. Yo sí. La italiana-americana Rita Levy, que se declara mujer de izquierdas, renunció a su jubilación porque, a su juicio, eso la impediría seguír activa como pensadora y científica. Pasó momentos de penuria económica después de los 65. Ahora es senadora vitalicia en Italia pasados los 100 años.
    • Maleni 2010-12-26 13:51:19
      El ejemplo me sirve,además, para que dejemos de tirar piedras sobre el esteotipo de que los latinos somos corruptos por derechos adscritos (ADN) y no por una cultura política adquirida que es susceptible de modificarse a lo largo de tiempo y con el aprendizaje.
      • Juan Espino 2010-12-26 17:44:38
        Maleni, creo que tiene que ver más con la religión que con la política o la etnia. Porque eso de que los católicos puedan pecar mucho y arrepentirte en el último momento será muy beneficioso para para el golfo pecador, pero para la ética social y pública, ha funcionado mejor lo luterano o calvinista.
      • Maleni 2010-12-26 17:55:23
        En este país y en Italia y allí donde existe la democracia cristiana hablar de cultura política es hablar de cultura y moral católica. Había un autor que estudió el capitalismo desde la moral religiosa. Pero ese mismo estudio se podría hacer con la democracia.
  • plazaeme 2010-12-26 14:15:10
    Un par de cosillas, Maleni. Está por demostrar que el Reino Unido hubiera podido seguir por el camino que llevaba cuando lo cambió Thatcher. Nadie discute, creo, que esos cambios provocaron un enriquecimiento y despegue del país impresionantes. Y el caso es que al ser sustituida por un gobierno laborista, los laboristas siguieron por el mismo camino de Thatcher; no lo cambiaron. El gran éxito de Blair, y su motivo de acceso al gobierno, fue convencer a su partido de que en lo fundamental, Thatcher había tenido razón. También nos olvidamos de otros detalles de los recortes de Thatcher. Yo los tengo muy presentes, porque algunos me afectaron. Empezó por recortar gasto público que beneficiaba a capas pequeñas de la población, generalmente a los ricos. Por ejemplo subvenciones a la ópera y el teatro televisados, y cosas así. También a los partes meteorológicos marinos gratuitos radiados para todos los océanos. Luego hay otra cosa. Se debería dividir la discusión en dos. 1) El tamaño del gasto público y 2) Qué gasto público (mantequilla ó cañones). También me parece fundamental ver quien gana con el gasto público (a dónde va a parar el grueso del dinero). Porque una cosa es una pensión para la abuelita, y otra es ver a los forretis recibiendo dinero seguro a espuertas a cuenta del chiste verde, y cosas similares.
  • viejecita 2010-12-26 14:33:18
    Hilarión Me gusta mucho este artículo tuyo. Que hace hincapié en los deberes frente a los derechos. Yo también creo que los derechos tienen que ser los básicos; derecho a la libertad, a que otro país no te invada por la fuerza, a la vida, a no pasar hambre, ni sed, ni frío, etc etc. Y que el estado sólo debería recaudar los impuestos necesarios para asegurar esas necesidades básicas de todos. Pero también creo en que el que tiene la suerte de haber nacido en un lugar mejor, en una familia con un bienestar económico y que se haya molestado en educarle, o que tenga una herencia genética que le hace más inteligente que los demás, tiene el deber moral de intentar que su éxito profesional y su riqueza tanto material como intelectual ayude también a esos demás. Claro que esos deberes morales no pueden ser impuestos de forma autoritaria por el Estado. Pero sí se puede favorecer a quienes quieran ejercitarlos, mediante desgravaciones a los que los ejerzan, con una ley de mecenazgo, etc etc.
    • Juan Espino 2010-12-26 17:53:49
      Supongo que es un olvido que no cites la Educación entre los derechos básicos, porque creo que otras veces lo has hecho. Una cosa son los "masters" o los colegios ingleses y otra cosa bien distinta es una educación básica de calidad.
      • viejecita 2010-12-26 20:03:33
        Toda la razón, Juan. La había puesto, y también la sanidad, pero he empezado, como hago siempre, a escribir que una sanidad racional, con los recursos bien distribuidos, etc etc, y se había alargado tanto mi post que lo he borrado todo, y he puesto dos etc seguidos en sustitución.
  • Maleni 2010-12-26 14:41:58
    No sé si este comentario estará bien ubicado aquí. Lo que apriorísticamente me lleva a la izquierda "civilizada en un sentido democrático", esto es, a la socialdemocracia, es una oportunidad para el ser humano abierto a lo universal y al otro. Es decir, la visión del ser humano como alguien movido casi exclusivamente por intereses egoísta y, el hecho admirable de que ese ser y esa actitud sean lo óptimo para el conjunto, me chirría. ¿Cómo es posible que una sociedad de seres que se mueven por intereses personales y egoístas pueda funcionar bien?. Punto a favor del socialismo. ¿Cómo es posible que en la práctica el socialismo no sólo no haya conseguido sacar provecho de la solidaridad y de la igualdad sino que además ha arramplado con la libertad?. A mí no me queda otra ser socialista en teoría y liberal en la práctica. Y no dejo de ver en ello cinismo. Pues sí.
    • Maleni 2010-12-26 14:53:21
      Es decir sustitúyase por "Por el contrario", y al final: no me queda otra más que ser...
  • Guzmi The Madriles 2010-12-26 14:56:29
    "La justicia es un atributo de la conducta humana que hemos aprendido a exigir porque es necesario un cierto tipo de comportamiento para asegurar la formación y el mantenimiento de un ventajoso orden de acciones. El atributo de la justicia se puede traer pues a colación en el caso de resultados buscados, pero no en el caso de circunstancias que no hayan sido deliberadamente ocasionadas por los hombres. La justicia exige que en el "tratamiento" de una o más personas, por ejemplo por acciones intencionadas que pueden perjudicar al bienestar de otros, se observen ciertas reglas de conducta iguales para todos. Evidentemente, esto no tiene ninguna aplicación al modo en que el proceso impersonal del mercado distribuye el dominio sobre bienes y servicios entre determinadas personas: esto no es justo ni injusto, puesto que los resultados no son ni buscados ni previstos y dependen de numerosas circunstancias que en su totalidad nadie conoce. La conducta de los individuos en este proceso puede muy bien ser justa o injusta; pero como sus acciones completamente justas tienen para otros consecuencias que no fueron ni buscadas ni previstas, estas consecuencias no pueden ser justas o injustas. El hecho es simplemente que se consiente tener, y se está de acuerdo en imponer, normas uniformes para un procedimiento que ha mejorado ampliamente las posibilidades de todos de mejorar sus propios deseos, pero al precio de que todos los individuos y grupos corran el riesgo de un fracaso inmerecido. Con la aceptación de este procedimiento, la recompensa de los distintos individuos y grupos carece de todo control deliberado. Sin embargo, ése es el único procedimiento hasta ahora descubierto en el que la información ampliamente dispersa entre millones de hombres puede ser efectivamente utilizada en beneficio de todos y para garantizar a todos la libertad individual, por sí misma aplicable por razones éticas. Es un procedimiento que, obviamente, nunca fue deliberadamente "proyectado", pero que se aprendió a perfeccionar gradualmente tras haber descubierto cómo aumentaba la eficacia de los individuos en aquellos grupos que lo habían desarrollado.. Se trata de un procedimiento que, como vio Adam Smith (y acaso antes los estoicos), es desde todos los puntos de vista exactamente análogo a un juego (excepto por el hecho de que normalmente no se juega únicamente como pasatiempo), cuyo resultado depende en parte de la habilidad y en parte de la suerte. El juego de la catalaxia. Procede, como todos los juegos, según determinadas reglas que guían las acciones de los individuos que en él participan, cuyos intentos, capacidades y conocimientos son distintos, con la consecuencia de que el resultado será imprevisible y que inevitablemente habrá vencedores y vencidos. Como en un juego, mientras que es justo exigir que se sea honesto y no se hagan trampas, sería absurdo exigir que los resultados para distintos jugadores sean justos. Responderán necesariamente en parte a la habilidad y en parte a la suerte. Algunas de las circunstancias que hacen que los servicios sean más o menos preciosos para sus semejantes, o que hacen deseable que cambie la dirección de sus esfuerzos, no son fruto de una voluntad humana consciente o previsible por parte de los hombres. (...) Lo que asegura la mejor recompensa no son las buenas intenciones o las necesidades, sino hacer lo que efectivamente reporta mayores beneficios a los demás, con independencia del motivo. Entre quienes tratan de escalar el Everest o alcanzar la luna, no honramos a quien hizo los mayores esfuerzos para conseguirlo, sino a quien llegó primero. La general incapacidad de ver que no se puede a este respecto hablar con fundamento de justicia o injusticia de los resultados se debe en parte al uso equívoco del término "distribución", que inevitablemente sugiere la idea de un agente personificado encargado de distribuir, cuya voluntad o elección determina la posición relativa de las distintas personas o grupos. Es claro que este agente no existe y se usa un proceso impersonal para determinar la distribución de los beneficios precisamente porque a través de su funcionamiento se puede obtener una estructura de precios y remuneraciones relativos que determinará la medida y la composición del rendimiento global, el cual asegurará a su vez que el equivalente real de la cuota asignada por la casualidad y por la habilidad de cada individuo sea lo más amplio posible. (...) En una sociedad de hombres libres cuyos miembros pueden servirse de sus propios conocimientos para alcanzar sus propios fines, la expresión "justicia social" carece totalmente de significado o contenido; por su propia naturaleza no puede ser demostrada... En el estado actual de la discusión, el continuo uso del término no sólo es deshonesto y fuente constante de confusión política, sino destructor del sentimiento moral, como lo demuestra el hecho de que, una y otra vez, algunos pensadores, tras reconocer que el término justicia, en su significado actualmente dominante de justicia distributiva (o retributiva), carece de sentido, llegan a la conclusión de que el concepto mismo de justicia es un concepto vacío, y por consiguiente abandonan uno de los conceptos morales fundamentales en los que se basa el funcionamiento de una sociedad de hombres libres. Pero precisamente es la justicia en este sentido, la que administran los tribunales, o sea la justicia en el sentido originario del término, la que debe gobernar el comportamiento de los hombres para que la coexistencia pacífica de personas libres sea posible. Mientras que la apelación a la "justicia social" es tan solo una invitación a apoyar moralmente reivindicaciones sin justificación moral alguna, y que se hallan en conflicto con la regla básica de una sociedad libre -es decir, la regla según la cual deben respetarse solamente las normas aplicables a todos por igual-, la justicia en el sentido de normas de recta conducta es indispensable en las relaciones entre hombres libres. Tocamos aquí el problema consistente en que no podemos tener cualquier moral que se nos antoje. La moral, para ser viable, debe satisfacer algunos requisitos que acaso no seamos capaces de especificar pero que podemos encontrar mediante un proceso de prueba y error. Lo que se precisa no es únicamente la coherencia o la compatibilidad de las normas sino también de los actos que éstas exigen. Un sistema moral debe producir también un orden que funcione y que sea capaz de mantener el aparato de civilización que el mismo presupone. Nosotros no tenemos familiaridad con el concepto de sistemas morales inviables, y ciertamente no se pueden observar en la práctica en ninguna parte, dado que las sociedades que los practican desaparecen rápidamente. Pero esos sistemas han sido predicados, a menudo por figuras muy veneradas, y las sociedades decadentes que sí podemos observar han seguido con frecuencia las enseñanzas de esos reformadores morales, reverenciadas como personas buenas, pero que en realidad son verdaderos destructores de la sociedad. Más a menudo, sin embargo, el evangelio de la "justicia social" se dirige a sentimientos mucho más sórdidos: el desprecio hacia personas que están mejor que nosotros o simplemente la envidia, la "pasión más antisocial y perversa", como la identificaba John Stuart Mill, aquella animosidad hacia la gran riqueza que define como "escandaloso" el que algunos disfruten del lujo mientras otros no consiguen satisfacer ni siquiera sus necesidades primarias, y camufla bajo el título de justicia cosas que nada tienen que ver con ella. Por lo menos quienes desean despojar a los ricos de su riqueza, no porque consideren que alguien más merecedor puede disfrutar de ella, sino porque piensan que la riqueza misma de los ricos es una ofensa, no sólo no pueden pretender una justificación moral de sus exigencias, sino que ceden a una pasión totalmente irracional y de hecho perjudican a aquellos individuos a cuyos rapaces instintos apelan. No puede haber ninguna reclamación moral de algo que sólo puede existir por la decisión de otros de arriesgar sus propios recursos para su creación. Quienes atacan los grandes patrimonios privados no comprenden que la riqueza se construye esencialmente, no por el esfuerzo físico ni por el simple ahorro y la inversión, sino dirigiendo los recursos hacia los usos más productivos. No hay duda de que la mayoría de quienes acumularon grandes patrimonios, invirtiendo en nuevas instalaciones industriales y otras semejantes, beneficiaron a más gente mediante la creación de nuevas oportunidades de puestos de trabajo más remunerativos que lo que habrían hecho dando lo superfluo a los pobres. Es absurdo sugerir que, en estos casos, aquellos a quienes los trabajadores de hecho más deben hacen el mal en lugar del bien. Aunque ciertamente existen otras formas menos meritorias de adquirir grandes patrimonios (que se pueden controlar mejorando las reglas del juego), la más importante y efectiva es la de orientar las inversiones hacia sectores en que más incrementen la productividad del trabajo -tarea en la que los gobiernos notoriamente fracasan por razones inherentes a las organizaciones burocráticas no competitivas. Pero no es sólo alentando prejuicios peligrosos y malévolos como el culto de la "justicia social" tiende a destruir el genuino sentido moral. En particular, en sus formas más igualitarias, este culto está en constante conflicto con algunos de los principios morales en que se fundamenta toda comunidad de hombres libres. esto salta a la vista si se tiene en cuenta que la pretensión de valorar a todos nuestros semejantes de la misma manera es inconciliable con el hecho de que nuestro código moral se basa en la aprobación o desaprobación del comportamiento de los demás. Análogamente, el postulado tradicional de que todo adulto es ante todo responsable del bienestar propio y de quienes de él dependen, es decir que por propia culpa no debe convertirse en carga para sus amigos o sus semejantes, es incompatible con la idea de que la "sociedad" o el estado debe a toda persona una renta adecuada. Aunque todos estos principios morales hayan sido debilitados por algunas modas pseudo-intelectuales de nuestro tiempo, modas que tienden a destruir toda moral -y con ello la base de la libertad individual-, la continua dependencia del poder ajeno creada por la imposición de una cualquier imagen de "justicia social" destruye inevitablemente aquella libertad de decisión personal en que debe basarse cualquier moral. En efecto, la persecución sistemática de ese ignis fatuus de la "justicia social" llamado socialismo se apoya completamente en la atroz idea de que el poder político debe determinar la posición material de los distintos individuos o grupos -idea defendida por la falsa afirmación de que así debe ser inevitablemente, y que el socialismo quiere simplemente transferir este poder de los privilegiados a la clase más numerosa. Gran mérito del orden de mercado tal como se ha venido afirmando en los últimos dos siglos ha sido el haber privado a todos de los poderes que sólo pueden usarse arbitrariamente. Realmente, ha operado la mayor reducción de esos poderes arbitrarios que jamás se haya alcanzado. La seducción de la "justicia social" amenaza con privarnos de este gran triunfo de la libertad personal. No se requerirá mucho tiempo para que quienes detenta el poder de aplicar la "justicia social" se atrincheren en sus posiciones concediendo los beneficios de la "justicia social" como pago por la entrega de ese poder, y para asegurarse el apoyo de una guardia pretoriana que haga que sus ideas de "justicia social" prevalezcan." Derecho, Legislación y Libertad. Friedrich A. Hayek
    • plazaeme 2010-12-26 15:38:18
      Eso es excelente, Guzmi, pero es exclusivamente racional. No tiene en cuenta la naturaleza de las cosas, en este caso el hombre. Que aunque destaca por su capacidad de razón, no destaca por ser racional en el conjunto de sus decisiones y anhelos. Déjame ponerte el contrapunto de la naturaleza. Tiro de memoria, y no recuerdo quién era el antropólogo ni cual la tribu. En todo caso hacia 1.960, y Namibia. una tribu que vivía literalmente en la Edad de Piedra, nómada, cazando y recolectando. Un día, uno de los jóvenes cazó él sólo una pieza espectacular, y la llevó al poblado para su consumo común, según la costumbre. La pieza representaba un notable alivio en la "despensa" alimenticia del grupo. El muchacho se mostraba ufano, claramente esperando el aplauso y admiración del resto. Pero le miraban con indiferencia, casi apartándole. El antropólogo preguntó por esa actitud: -¿No le váis a dar las gracias ni a jalear un poco? ¡Nunca, jamás! Podría llegar a creerse que esta por encima de los demás, y estropear el equilibrio que tenemos. -- Es por eso que yo estoy convencido de que los liberales lo tienen muy crudo si se empeñan en no darse cuenta de que sus tesis, por buenas que sean, son completamente artificiales, antinaturales para el humano. De ahí el éxito fácil, siempre, de cualquier demagogia antiliberal; juega a favor de corriente.
      • santiago 2010-12-26 16:14:34
        La transcripción que nos ha puesto Guzmán, creo que sí tiene en cuenta el aspecto menos racional del hombre, como los sentimientos -habitantes del lóbulo izquierdo del cerebro. Así, entre otras cosas, dice: "...el evangelio de la “justicia social” se dirige a sentimientos mucho más sórdidos: el desprecio hacia personas que están mejor que nosotros o simplemente la envidia, la “pasión más antisocial y perversa”, como la identificaba John Stuart Mill". Por otro lado, los defensores de socialismos de uno u otro pelaje, argumentan en su favor desde posicionamientos racionales. Justo es que la contraargumentación se haga en el mismo plano. También es significativo que el curioso ejemplo que yo desconocía, que nos traes, se refiera a una sociedad de "la edad de piedra". Evidentemente es ejemplo excelente para conocer las ideas primigenias en el devenir del género humano, pero de seguro que nadie quisiera volver a ese estado. Incluso podría llegar a pensarse que si adoptárams sus costumbres, nos retrotraeríamos a su cultura, tomando esta palabra en sentido peyorativo, claro.
      • Guzmi The Madriles 2010-12-26 16:19:00
        Querido Plaza, explícate por favor. ¿Qué quiere decir "pero es exclusivamente racional" porque desconozco qué otra cosa podría ser? Señálame un concreto pasaje del texto que no tenga en cuenta "la naturaleza de las cosas, en este caso el hombre". Te lo digo porque entre las principales razones, si no la primera, de que me considere, como tú, liberal, se encuentra precisamente la poca "cocina" que puede observarse en sus postulados. Desde Adam Smith, Montesquieu, Locke o Stuart Mill hasta Sartori o Julián Marías, pasando por Ortega, Bastiat o Tocqueville. No digamos ya Mises o Hayek... Si alguna superioridad mantiene el liberalismo respecto de cuantas restantes ideologías se me vienen al coleto es justamente la asunción de que el ser humano es imperfecto por naturaleza, y de que, consiguientemente, resulta imprescindible vigilar al vigilante del vigilante del vigilante del... Con todos los controles autónomos y heterónomos que quepa imaginar. La conciencia socrática de que es infinitamente más lo que desconocemos que lo que sabemos, hasta el punto de que cada pequeño paso en el progreso de la humanidad genera a su vez infinitos campos de ignorancia. La armoniosa integración entre su ideario (en otro caso raro liberalismo sería) de que hasta las verdades aparentemente más axiomáticas deben ser puestas en constante tela de juicio dada esa metafísica imperfección del cerebro humano a la que antes me refería. Me hablas, desconozco con qué fin, de una tribu, ejemplo de libro de grupo social en una fase evolutiva bastante anterior a la denominada sociedad abrierta. Ejemplo en el que no existen, porque aún no hacen falta (ya sabes: la función crea el órgano y no al verrés), ni la división y especialización del trabajo (basta con el trueque), ni el derecho (el chamán o el jefe de la tribu se encarga del sencillo reparto de bienes y sanciones), ni la propiedad, ni el mercado. No me obligues, cabronazo, a tener que copiarte con estos deditos torvos esos otros tres o cuatro ladrillos que de sobra conoces de los maestros.
      • Maleni 2010-12-26 16:41:03
        Yo aquí estoy con Guzmi. El punto fuerte de los liberales es que efectivamente la libertad es el móvil que agiliza y potencia las capacidades humanas. Hay una cuestión muy interesante porque la doctrina liberal no prescinde históricamente de la visión más completa en la relación entre antropología y poder o estado que se debe a Hobbes. Según Hobbes, que parte de una visión muy negativa del ser humano, el estado es imprescindible para lograr la paz social. El liberalismo no cuestiona esto nunca y arranca con este lastre. El estado es necesario para regular y asegurar las pacíficas relaciones humanas. Ahí los socialistas lo tuvieron chupao. Cojamos el estado necesario para la paz social y sobre esa base introducimos la visión del hombre igualitario. Sale perdiendo el liberalismo pero "la culpa" no más de los socialistas que de Hobbes que fué el auténtico legitimador de un estado fuerte e imprescindible.
      • plazaeme 2010-12-26 17:56:36
        La idea que trataba de expresar es que hay cosas comunes en todos los animales humanos, y que vienen de la época en que se creó la especie. Bueno, se fue creando, siempre se está creando; pero si comparas 100.000 años de edad de piedra con unos 3.000 de civilización, eso da una idea. Entre esas cosas están el igualitarismo y la atención del débil. Eso no quiere decir que no se puedan crear sociedades no igualitarias, lo han sido casi todas las "civilizadas", pero siempre hay una tensión y el viejo anhelo igualitario está ahí, listo para derrocar un régimen. Tampoco quiero volver a la Edad de Piedra (no es una opoción, ni para quien la quiera), aunque he hecho lo posible, navegando, por acercarme. Solo digo que conviene saber cómo somos. Y somos, en lo profundo, Edad de Piedra. Por eso el demagogo lo tiene a huevo cuando quiere sacar las pelas a todos, básicamente en su provecho, pero con la disculpa de atender al débil. Está tocando una de nuestras fibras más profundas, posiblemente una de las fibras que hizo que ocupáramos y domináramos la tierra que poseía el Neanderthal (mucho más fuerte, y no menos inteligente). Y la otra fibra, la fibra del odio al rico (la envidia citada por los autores que trae Guzmi) será todo lo antisocial que quieran, pero está igualmente incrustada en nuestra naturaleza, y dispuesta para uso del demagogo.
      • plazaeme 2010-12-26 18:04:46
        Respecto a lo "racional", Guzmi, me refiero que aunque el liberalismo tenga en cuanta nuestra naturaleza "bastarda", yo creo que se ve reducido a argumentos que apelan a la razón, pero no a esas fibras de las que hablo más arriba. Eso es ir cuesta arriba. Tú le puedes llegar al alma a cualquier asno anaflabeto con las tesis tanto socialistas, como socialdemócratas, o conservadoras. Le pones a un charlatán competente delante, y lo dejas patiabierto. Con las liberales, tú mismo, y a pesar de la labia que tienes, nos haces leer a Hayek. ¿No es lo mismo, no? 😉
      • santiago 2010-12-26 18:36:33
        Es cierto que el ser humano se "trae" al nacer determinados aspectos comunes a la raza. Lo que tu entiendes por "igualitarismo", otros le llamarían "envidia", después de la "soberbia" de Adán, primer pecado de su hijo Caín. Sin embargo, todos sabemos que esas y otras características de la persona, no se dan en el mismo grado en todos. Ocurre que todos somos diferentes. Por otro lado hay escasos "igualitarios" entre los sectores más favorecidos, lo que nos confronta una vez más con el paralelismo "igualdad" "envidia". La capacidad de entusiasmar a un grupo, por otro lado, no sólo depende del embaucador, sino del auditorio. Como bien haces, refieres tu ejemplo a "cualquier asno analfabeto". Es curioso, por otro lado, porque parece entenderse que el liberalismo es para espíritus selectos y/o personas formadas. La consecuencia que yo saco de lo que dices es muy interesante: pones de manifiesto la importancia de volver a una sociedad de principios que no se deje llevar por sus peores instintos y los sepa controlar, lo que en una sociedad relativista es casi un contrasentido, y sobre todo, colocas en el primer puesto de las necesidades sociales, la educación. Yo comulgo absolutamente con esas ideas.
      • plazaeme 2010-12-26 18:46:33
        Un par de apuntes, Santiago. Aunque somos muy diferentes unos de otros, pero mucho, luego resulta que las sociedades humanas son increíblemente parecidas unas a otras. Vascopitecos, o no vascopitecos. Yo creo (sé que hay estudios, pero ahora no puedo citarlos) que la explicación es que somos estadísticamente muy parecidos. O sea que entre dos grupos humanos, pon 200 personas, el número de envidiosos, hijoputas, buenazos, etc, etc, es bastante invariable. Ocurre un fenómeno curioso. Somos bastante maleables, y vamos ocupando los "nichos" libres. El hijoputa de un grupo puede ser el buenazo de otro, si cambia de grupo. Todo depende de si esa función tiene puestos libres, o no. Y no, no hablo de volver a una sociedad de principios. No sé qué sociedad era esa, ni cuales sus principios. En general los absolutos me dan miedo, y muchos principios tienden a serlo. Yo no quiero llevar a la sociedad a ningún sitio; todo lo más, racionalizar un poco su administración.
      • santiago 2010-12-26 19:36:23
        Me resulta muy interesante lo que planteas sobre la "media" de las sociedades en caracteres y mucho más el hecho de que el mismo sujeto pueda ser "el bueno" en Pekín y el "malo" en Méjico (es un decir). Nunca see me había ocurrido y el tema tiene miga por las consideraciones a que puede llevar en pequeñas sociedades locales o incluso familiares. Y, probablemente, es así. La psicología es tan compleja... En cuanto a que te espante la idea de "tener principios" y declares no saber qué cosa es esa, me cuesta mucho trabajo creerlo. Por supuesto que no te digo que sea falso, sino que quizás empleamos la palabra con diferente sentido. Así tú deseas la racionalización de la administración social. Eso debe responder a algo. Bien, yo llamo principio a ese "algo". Es fácil imaginar principios evidentes para las personas que viven en sociedad (todos?). Por principio es bueno y deseable todo aquello que produzca un bien al grupo social de que se trate sin producir daños en sus componentes. Es bueno el orden en la circulación. Es buena la defensa de la existencia de la sociedad a la que se pertenece... enfin, ya ves lo que quiero decir. De ninguna manera me refiero a principios metafísicos o de orden supra-humano, que eso es asunto privado de cada cual, unas veces coincidentes con sociales, como la monjita Teresa en Calcuta, y otras no, como los atentados criminales de AlKaeda.
      • plazaeme 2010-12-26 19:59:29
        Lo de los "nichos": Si en una banda son todos hijoputas, se disgrega. Si son todos buenazos, falta una jefatura agresiva cuando es necesaria. Si son todos "analistas", falta gente de acción. Si son todos muy emprendedores (neuróticos del "hacer"), faltan pensadores. Si no hay gente desprendida, falta pegamento social. ¿Estrategia? Si tienes el número de gente suficientemente maleable como para hacer cualquiera de las funciones, te aseguras que todas las funciones serán cubiertas. Lo que devenga cada cual dependerá del equilibrio entre su predisposición y lo que haya libre en ese momento. Claro que algunos hijpoutas nunca podrán ser buenazos, y viceversa. Pero esos son los verdaderos especialistas, que en general son pocos. Los principios: No he dicho que me espante la idea de tener principios. De hecho los tengo. He dicho que no hablaba de volver a una sociedad de principios, que no conocía esa sociedad, ni sus supuestos principios. Sí, probablemente usamos la palabra de distinto modo. Yo había entendido principios = grandes principios. En general, aquellos que están por encima de las personas y sus pequeñas circunstancias. Por ejemplo, la patria, Dios, la justicia universal, la sociedad igualitaria, cosas así. No tienen mucho que ver con los "pequeños principios", que nunca valen más que las personas para cuyo bienestar están formulados. Por ejemplo, nadie mataría por una administración más racional. No es un principio suficientemente fuerte. Pero sí por Dios, la patria, etc. Los grandes principios, si se convierten en los de una sociedad (una sociedad de principios), me parecen un peligro público que me da mucho miedo. Vivo en una sociedad de principios (patria, etnia, telurismo), y sé de lo que hablo. Los principios, si grandes (y de sociedad), matan. Creo que ahora se entenderá la idea.
      • santiago 2010-12-26 20:10:16
        Sí, perfectamente entendido y, a nivel social, totalmente de acuerdo :-)
    • viejecita 2010-12-26 15:43:43
      Guzmi Otro texto tuyo para atesorar. Y ya tengo una carpeta sólo de textos tuyos inmarcesibles. ¡Un abrazo!
      • Al 2010-12-26 20:52:12
        Con todos mis respetos a Hayek (el texto de Guzmi a que te refieres creo que es ese) eso ya lo tienes imprimido y encuadernado, hasta lo podrás pllar en Amazon, pero el diálogo que se traen aquí éstos no lo encontraremos en otro sitio. 🙂
      • viejecita 2010-12-27 08:33:21
        Al Fíjate en las horas de los distintos posts. Que cuando puse el mío sobre el texto de Guzmi, todavía "no se había armado la que se armó". Y de acuerdo contigo en que esta discusión se debería imprimir y guardar entera. Con todos los posts de todo el mundo.
  • Maleni 2010-12-26 14:58:48
    Y aquí viene mi provocación. Si no llega a ser por la socialdemocracia ¿habrían podido acceder al poder y por tanto a la toma de decisiones tantas personas y, de bajo estrato social?.
    • octavio 2010-12-26 15:11:33
      Rotundamente ...SI.... Rusia 1917... la cosa no parece que terminara bien. Alemania 1933..tampoco parece que la cosa fuera mucho mejor. Los avances optenidos por la socialdemocracia han sido muchos... pero , aquí el voto a las mujeres lo instauró la derecha en la republica.. por ejemplo.
      • Maleni 2010-12-26 16:04:41
        Octavio te ha fastidiado el último ejemplo. ¿Clara Campoamor de derechas?. Por supuesto que un gobierno de derechas puede recoger el fruto de una batalla. Pero la batalla es de la izquierda.
      • Maleni 2010-12-26 16:21:48
        En sentido literal es cierto que el PSOE temía la influencia que pudiera ejercer la Iglesia por medio del voto femenino y se opuso. Clara Campoamor no pertenecía al partido socialista, pero colaboró con él y se fué de su partido, el Radical, por la subordinación de éste a la CEDA.
      • octavio 2010-12-26 17:26:13
        Clara Campoamor pertenecia al partido Radical que no era exactamente socialdemocra . Margarita Nelken se posicionó en contra , que curiosamente...era socialista (que algo una relación tenía con la socialdemocracia). Pero el argumento es valido...la socialdemocracia , en esto de los derechos de los desfavorecidos, no tiene la patente en exclusiva de casi nada.
      • Maleni 2010-12-26 17:34:05
        Fué Victoria Kent la que mantuvo la postura del partido socialista frente a Campoamor.
      • Maleni 2010-12-26 17:36:35
        Y respecto al PSOE, una cosa es que no tengan el monopolio en lo que entendemos por progreso y otra que no hayan desarrollado nada en este sentido.
      • Maleni 2010-12-26 18:10:12
        He ido a wikipedia y fueron ambas, Kent y Nelken, las que sostuvieron la postura del partido socialista.
  • santiago 2010-12-26 15:02:04
    Hilarión, una entrada muy sensata, clarificadora, equilibrada e incluso bonita. Muchas gracias por "decirlo tan bien".
  • santiago 2010-12-26 15:17:39
    Y perdona, Guzmán, no había visto tu entrada. Me he emocionado leyéndola. Ayer y anteayer llegué a pensar que estaba perdiendo el juicio. Gracias a ti, espero curar las heridas. Que pena que no entres más a menudo. Es una delicia leer tus intervenciones. Gracias de verdad.
  • viejecita 2010-12-26 16:09:57
    Una observación : Cada vez que los políticos y los economistas dicen la palabreja "redistribución", hablando de la riqueza, a mi me dan los siete males. Porque el concepto viene de considerar la riqueza como una entidad de suma cero. Y que el aumento de riqueza de unos tenga que ocurrir a costa de la riqueza de otros. Y no tiene por que ser así. Que si se hace bien, se puede crear riqueza nueva, sin quitarle nada a nadie.
    • Maleni 2010-12-26 16:49:31
      Los impuestos y sobre todo si son progresivos sí significan quitar a unos para dar a otros.
      • viejecita 2010-12-26 16:54:15
        X-actamente
    • santiago 2010-12-26 16:58:51
      Exactamente Viejecita. No es que se pueda; si se "hace bien", como dices, se crea. A ver si no de dónde sacaríamos la comida para alimentar las millones de bocas que existen, impensables hace un siglo. Ahora bien, tus siete males vienen de otra idea cuyo símil deportivo más preciso se materializa cuando sale el "coche de control" en medio de una carrera de fórmula 1, aunque no sé si te estoy aclarando algo...
    • Maleni 2010-12-26 17:03:47
      A mí en este punto la cuestión que se me presenta es la siguiente: según los liberales la imposición progresiva desalienta el esfuerzo individual (yo no trabajo más si trabajo para Hacienda). Pero lo que yo también he constatado es que lo que verdaderamente se alienta es el paraíso fiscal. No es lo mismo.
      • Maleni 2010-12-28 20:01:52
        Tal y como lo expreso parece que lo he descubierto yo. Voy a dejar de escribir con seudónimo. Me apellido Krugman.
    • Mikel Buesa 2010-12-26 17:09:16
      Con todos mis respetos, Viejecita, las operaciones de redistribción son necesarias para que la riqueza de los unos sea riqueza, y para que los otros coadyuven a su obtención. La redistribución tiene dos aspectos relevantes: uno es político y consiste en vacunar a la sociedad capitalista contra las revoluciones; el otro es econmómico y consiste en aumentar el tamaño y la estabilidad del mercado, lo que es fundamental para sostener un alto nivel de actividad y poder crear así la riqueza de los unos que se redistribuye en una proporción digamos que aceptable sobre los otros, y que, si no fuera por ese mayor tamaño del mercado que propicia, ni siquiera se obtendría. O sea, que esto de la redistribución no tiene nada que ver con las peregrinas ideas de la justicia que tienen algunos, ni con la bondad institucionalizada, ni menos aún con unos supuestos derechos sociales.
  • Mikel Buesa 2010-12-26 17:02:40
    Con todos mis respetos el Estado del Bienestar no tiene que ver ni con las vacas gordas ni con los políticos benefactores, ni con dádivas, ni con nada de tal naturaleza. El Estado del Bienestar surge de la iniciativa de políticos conservadores (en España, D. Antonio Maura) que querían preservar a la sociedad de la revolución socialista. Instituyen para ello los seguros sociales, que, como su nombre indica, son seguros (o sea, prestaciones a cambio de una cuota proporcional al riesgo que cubren). Son, en consecuencia el resultado de una transacción mercantil, noi más ni menos. En España, a lo largo del siglo XX se fueron ampliando los supuestos de cobertura y la población asistida siempre bajo el principio del equilibrio entre prestaciones y cotizaciones, quedando el sistema prácticamente acabado durante el régimen del Genral Franco. Con la llegada de la democracia se asistió, durante los gobiernos de Felipe González, a la universalización de las prestaciones sanitarias y de las pensiones sobre la base de la concesión a las personas no cubiertas (en torno a un 5%) de prestaciones asistenciales (donde no se da la correspondencia entre cotización y prestación). También se desligó la prestación sanitaria de las cotizaciones, pasando a ser financiada con impuestos generales. El sistema de se reformó en varias ocasiones con la finalidad de preservar el equilibrio finenciero entre cotizaciones y prestaciones, cada vez que ese equilibrio estuvo en riesgo. Ahora se trata de lo mismo. Por eso es necesario modificar las condiciones de acceso a las pensiones de jubilación; y sería también conveniente ampliar el copago al conjunto de las prestaciones sanitarias (actualmente el copago sólo cubre las prestaciones farmacéuticas, excepto para los jubilados). Con todos mis respetos por Hayek y, naturalmente, por Guzmi, todo esto no tiene nada que ver con la "justicia social". Estos son sistemas que favorecen la existencia de un mercado amplio y, consecuentemente, el desarrollo económico. Y además preservan a la sociedad de los que, con la bandera de la justicia social en la mano, pretenden salvar a la humanidad y acaban matándola, como ocurrió en el sistema soviético o en el comunismo asiático y el caribeño. Comprendo que Hayek estuviera preocupado por esto último puesto que los que, en Gran Bretaña, pretendían convertir la monarquía en un régimen soviético, eran muchos y con poder. Pero los seguros sociales (o sea, el Estado dcel Bienestar) son otra cosa.
    • Maleni 2010-12-26 17:09:38
      Según lo que me explicaron el Estado del bienestar se deriva de la legislación de Bismarck pero los liberales se empeñan en decir que todo es producto de la socialdemocracia de la adunas mitad del siglo XX. Pero esta propaganda tiene relación con el movimiento Neocon en EEUU.
      • Maleni 2010-12-26 17:17:46
        Segunda mitad del siglo XX.
    • santiago 2010-12-26 17:28:16
      Muy interesante este comentario que enfoca el Estado del Bienestar desde una perspectiva mucho más racional y lógica, que en absoluto supone la cesión a los deseos de la diosa "justicia social", como claramente se menciona, y que, en mi opinión, no está en absoluto en contradicción con los principios liberales. No creo que Hayek renegara de este "nuevo" Estado del Bienestar. Dicho esto, es evidente que el Estado propuesto plantea un Bienestar limitado y razonable, que permita a los menos favorecidos cubrir sus necesidades más perentorias. Y las razones para ello no son sólo "buenistas" sino que en parte son economicistas y en parte "narcotizadoras" de instintos revolucionarios, si he entendido bien. En la España de hoy, no parece que el segundo punto tenga importancia alguna. Hemos demostrado una inmensa capacidad de "adaptación" a las peores situaciones políticas -y ahora vienen las económicas- imaginables hace pocos años. La aclaración que supone esta entrada, me parece extraordinaria por su función de equilibrio y valoración real de ideas a menudo, tan maltratadas.
      • Mikel Buesa 2010-12-26 20:45:21
        En "Camino de servidumbre" el que mencionas es el punto de vista de Hayek.
  • Maleni 2010-12-26 17:29:08
    Apareció Buesa y se chafó el empate. A mí me beneficia pero a ver quién es el valiente que coge la pelota ahora.
    • Juan Espino 2010-12-26 18:16:06
      Sólo para agradecerla tan fácil, de entender, aclaración. Gracias, Mikel.
  • plazaeme 2010-12-26 18:22:05
    Valiente o insensato, Maleni 😉. Yo mismo. Porque lo de Buesa sí es algo que entiendo, y sobre lo que no veo la menor dificultad en tener un lenguaje común. De hecho no pretendo acabar con el estado, el gobierno, y todos los etcéteras; sino racionalizarlos. Entre otras cosas quitándoles todos esos tintes morales que suelo advertir en los que lo defienden elefantiásico. "Derechos sociales", que no son el caso, según MB mismo. Y, por ejemplo, nada de lo de Mikel responde a la pregunta de Octavio, que me parece clave. La aparente minucia de las televisiones públicas. No he visto algo que sirva de defensa de las mismas en la explicación. Y si partimos de una justificación clara y sin cuentos del gasto público, entonces podemos discutir su tamaño y su alcance desde una base que todos entendamos. Lo de "podemos" es un poco optimista. No me incluyo, no tengo preparación. Pero a algunos detalles seguro que se les puede echar el diente, y sumados, pudiera ser que dieran todos esos millones que ZP les quiere quitar a los que los necesitan de verdad. Ah, ten en cuenta una cosa, a título de anécdota. En las últimas generales, en Libertad Digital hicieron un estudio de todos los programas de los partidos. Se supone que en LD son los más liberales entre los liberales. Y su conclusión fue que el programa más liberal era el de UPyD, y el único que aprobaban. Ya sabes quien hizo ese programa.
    • Maleni 2010-12-26 18:46:39
      Por eso ha sido gracioso el tema. De todas formas, él alude a las medidas sociales para evitar la revolución socialista en España. Algo que aclara la aseveración de Octavio cuando este último dice que la patente en las medidas sociales no la tiene la izquierda (pero la presión viene de la izquierda). Por otra parte, me parece original el planteamiento de Plazaeme diciendo que los igualitarios son los voceros de los débiles, que auspician la envidia de estos para sacar provecho personal. Me resulta un planteamiento gracioso. No he dicho falaz, gracioso y curioso. La pregunta es ¿qué es la democracia si dejamos sin voceros a los envidiosos?.
  • viejecita 2010-12-26 18:32:29
    Profesor Buesa Pues ya siento ser tan bruta, pero su explicación sobre la redistribución, sigo sigo sin entenderla. Porque, ¿Por qué si yo con mi empresa , consigo ganar un dinero, y dar empleo bien remunerado a una serie e personas que me ayuden a ganarlo, tiene el Estado que redistribuir ese beneficio entre otras empresas que no trabajasen tan bien como la mía, o hubieran tenido peor suerte al elegir el producto, el sistema de distribución, etc, en vez de dejarme a mí que reinvirtiera esos beneficios en mi negocio, creando sucursales, abaratando así costes, y dando trabajo a más gente?. Ya digo, que el Estado lo fuera a hacer mejor que yo, visto como suele funcionar el Estado, pues lo dudo. Lo del "Bienestar", eso es otra cosa completamente diferente. Siempre he dicho, y lo vuelvo a decir, que si para que todo el mundo en mi país tuviera asegurados la comida, el no pasar frío, el vivir bajo techo (no digo un techo de su propiedad, ni un piso de 100 m^2) , la ducha diaria, etc, me tuvieran que quitar el 85% de lo que gano, lo aceptaría de buen grado. Igual que acepto los impuestos para pagar al ejército, las fuerzas de seguridad, las carreteras, etc etc. Pero que el Estado considere que la mitad de lo que gano es suyo, por derecho, para repartirlo como mejor le parezca, Y que encima me ponga un impuesto especial de patrimonio, aunque ese patrimonio me cueste dinero mantenerlo, con el cuento de la dichosa redistribución, eso ya me parece el colmo.
    • santiago 2010-12-26 18:53:43
      No sé qué te dirá el comentarista u otro cualquiera. Por mi parte te diré que lo que Mikel Buesa dice no tiene la más mínima relación con lo que el Gobierno hace, que es de lo que tú hablas. A no ser que consideremos que el Gobierno, utilizando razonamientos similares como justificación, te despoja de parte de lo que es tuyo (como así ocurre). Desde un punto de vista económico, para que tu empresa vaya bien, es necesrio que puedas "vender" tu trabajo; y para ello, es absolutamente necesario que haya "gente" que te lo puedan comprar. Y cuanta más gente, más venta y más beneficio para ti. Debiera haber un punto en el que la relación entre lo que tu aportas (y todos los demás, claro) a ese mecanismo mediante una cesión de tus beneficios, generara una ampliación del mercado suficiente para un resultado óptimo de tu empresa, al margen de la gestión excelente que, de seguro, haces. A mi no me parece irracional o falso ese planteamiento. Delicadísimo sí, porque puede caer en manos de desaprensivos, como lamentablemente, ocurre. Como en el otro aspecto estás de acuerdo, no tengo nada que decir.
    • Mikel Buesa 2010-12-26 20:58:39
      En la línea de Santiago, añado lo siguiente. El tamaño del mercado depende de dos variables: una, el PIB (el valor de lo que se produce que es equivalente a lo que se distribuye); y dos, de la forma de la distribución. Pongamos un ejemplo: uno de los países más ricos del mundo es, actualmente, Guinea ecuatorial (la misma Guinea a la que España concedió la independencia en los años sesenta). Ello, gracias a los yacimientos de petróleo descubiertos en la última década. La renta del petróleo que la queda la familia de Obian (el presidente-dictador) y cuatro mangantes más, sin que la lluvia de la prosperidad llegue al resto de la población. Hay mucha renta pero el mercado es pequeño porque la mayoría de la población reciebe rentas muy bajas. Por eso vender lavadoras y coches y periódicos y alimentos preparados y etcétera, es complicado. Hay pocos compradores. El mercado es pequeño. Comapar esta situación con la de un país como el nuestro en el que, debido a los mecanismos de redistribución, la mayoría de la población dispone de una renta que le permite acceder a un gran número de bienes. El mercado esw grande y los que producen esos bienes o servicios pueden venderlos. Tú, por ejemplo, produces servicios y los puedes vender, obteniendo así una renta. Pero si el mercado fuera más pequeño tus ventas serían mucho más reducidas y tu renta más baja. Seguramente bastante más baja que la que te queda después de pagar impuestos y restar de ellos las prestaciones (sanidad, educación, carrteras, alumbrado público, etc.) que recibes. Espero habertelo dejado suficientemente claro. Dicho esto, también puedo afirmar que las operaciones redistributivas tienen que tener límites para no destruir los incentivos al trabajo de l,os más cualificados. Pero en España ni siquiera hemos rozado esos límites.
  • Guzmi The Madriles 2010-12-26 18:53:10
    Con todos mis respetos por D. Antonio Maura y, naturalmente, por mi querido Mikelillo (estoy empezando con "La crisis de la España fragmentada", que me regaló la Patri por Navidad), no veo, en principio, la menor contradicción entre lo que afirmas y el texto que os he transcrito. Tú hablas de ciertos aspectos positivos del denominado "estado del bienestar" y el texto de Hayek critica las aberraciones comúnmente perpetradas a mayor gloria de un concepto tan peligrosamente demagógico como es la "justicia social". En las primeras páginas de "Camino de servidumbre", al igual que en "La teoría de los sentimientos morales" de Adam Smith o en tantos y tantos tratados liberales, bien claro se deja, por activa, pasiva y hasta perifrástica, que el liberalismo, al menos el bien entendido, poco o nada tiene que ver con la fisiocracia del laissez faire, laissez paser. Ahora bien, una cosa es tratar de proveer las necesidades más básicas de los desfavorecidos, perdón, de los real y acreditadamente desfavorecidos, y otra harto diferente incentivar la molicie o afanarse en crear y mantener bolsas de voto cautivo y crecientes redes clientelares, que es fundamentalmente lo que aquí han hecho gobiernos de toda laya desde el origen del génesis. Pero, oye, que no es que lo diga yo: "La circunstancia de que un sistema como el de la previsión social, dedicado a aliviar la pobreza, haya sido transformado en un mecanismo cuyo objetivo se centra en la redistribución de las rentas -redistribución que se supone basada en principios de justicia social que en realidad no concurren y que obedecen a decisiones puramente arbitrarias- ha dado origen al cúmulo de dificultades que por doquier avasallan al mismo sistema y a que se mantenga en primer plano la discusión en torno a la llamada "crisis de la seguridad social". Claro está que incluso la provisión de un mínimo uniforme para cuantos son incapaces de atender a sus propias necesidades supone cierta redistribución de la renta. Ahora bien, existe notable diferencia entre la provisión de dicho mínimo a favor de los que no ganan lo suficiente en un mercado que funciona normalmente y una redistribución con miras a la "justa" remuneración de cualquier actividad laboral, es decir, entre una redistribución donde la inmensa mayoría que gana su vida acepta contribuir a ayudar a quienes son incapaces de subvenir a sus necesidades y aquel otro tipo distributivo en el que los más deciden tomar de una minoría una parte de su riqueza sencillamente por ser superior a la suya. La primera conserva el método impersonal de reajuste bajo el cual la gente escoge su propio trabajo, mientras que la segunda nos sumerge, cada vez más, en aquel régimen bajo cuyo signo el jerarca ordena a cada uno qué es lo que debe hacer. Parece como si los sistemas centralizados de pevisión social forzosamente hayan de transformarse en armas destinadas a determinar los ingresos de la inmensa mayoría regulando aun el funcionamiento de toda la economía... Aunque en una sociedad libre se puede facilitar a todos un mínimo de bienestar, dicha sociedad resulta incompatible con la redistribución de rentas según preconcebidas normas de supuesta justicia. Asegurar a cuantos lo necesiten un cierto mínimo, presupone la prueba de tal necesidad, no dándose nada, salvo que lo pague el propio interesado, sin atestiguarse aquélla. La irracional oposición a la comprobación de los medios con que se cuenta, tratándose de servicios cuya prestación ha de basarse en la necesidad, ha llevado a conceder protección universal para que no sientan complejo de inferioridad quienes de verdad precisen de tal asistencia. Este sistema incluso ha dado lugar a que se asista caritativamente al necesitado, dándole, sin embargo, la impresión de que cuanto obtiene se lo ha ganado por su esfuerzo o mérito. Aunque la tradicional repugnancia liberal frente a las facultades discrecionales de la administración haya posiblemente coadyuvado a tal proceso, conviene notar que semejante postura no basta a justificar que se otorgue a nadie derecho a asistencia total e incluso a decidir la cuantía de ésta. En una sociedad libre no existe principio alguno de justicia que confiera derecho a una ayuda no "discrecional" e "indiscutida", salvo prueba de efectiva necesidad. Aunque tales concesiones hayan sido adoptadas invocando la "seguridad social" y se mantengan mediante engaño de la gente, engaño que, sin embargo, enorgullece a quienes lo provocan, nada tiene que ver con el principio de igualdad ante la ley. Los liberales expresan, en ocasiones, la esperanza de que "todo el mecanismo del estado-benefactor debe considerarse como un fenómeno transitorio", es decir, como una fase provisional evolutiva que el aumento general de la riqueza hará muy pronto innecesario. No está, sin embargo, claro, en modo alguno, que dentro de tal proceso evolutivo exista un solo momento en que tales instituciones monopolísticas sean beneficiosas y menos aún que puedan ser desmonatadas una vez creadas. En los países pobres, esta carga, siempre en aumento, dificulta en extremo la creación de riqueza (independientemente de provocar un crecimiento artificial de la población) retrasándose indefinidamente el momento en que pudiera considerarse superfluo el sistema, y en los países ricos impide la aparición de instituciones que puedan suplantar la acción estatal. Quizá no existan obstáculos insuperables para la gradual transformación de los seguros de enfermedad y de paro en un sistema de auténtico seguro, bajo el cual los individuos abonen sus cuotas a entidades competidoras en relación con los beneficios por éstas proporcionados. En cambio, resulta difícil desmontar el actual seguro de vejez, siendo así que cada generación, al pagar por las necesidades de la anterior, parece que adquiere derecho a que la siguiente, a su vez, le ayude. Supone que, una vez introducido, el sistema haya de continuar indefinidamente o provocar un colapso. Por tanto, instaurarlo equivale a ahogar el progreso y a colocar sobre las espaldas de la sociedad una carga de crecimiento, de la que con toda probabilidad intentará liberarse una y otra vez desencadenando procesos inflacionarios. Pero ni esta válvula de escape ni tampoco el deliberado incumplimiento de las obligaciones anteriormente contraídas permiten fundamentar una sociedad digna. Antes de que aparezca como posible la razonable solución de estos problemas, la democracia tendrá que comprender que cada generación ha de soportar sus errores y no transferir a las siguientes los resultados de us propias locuras. Se ha dicho con razón que hubo una época en que sufríamos los males sociales y que ahora padecemos sus remedios. La diferencia consiste en que así como en épocas pasadas aquéllos iban paulatinamente desapareciendo a medida que aumentaba la riqueza, los remedios aplicados amenzan ya con interrumpir la acumulación de bienes de capital de que depende toda la mejora. En vez de los "cinco gigantes" que el Estado-benefactor o el "Informe Beveridge" pretendían combatir, hemos provocado la aparición de otros nuevos, que incluso pueden resultar mayores obstáculos a una vida digna. Aun cuando es posible que se haya ganado terreno en la batalla contra la necesidad, la enfermedad, la ignorancia, la suciedad y la ociosidad, pudiera ser que en el futuro tuviéramos que luchar en peores condiciones contra los peligros que engendran la inflación, las exacciones fiscales que inmovilizan el tráfico mercantil, los sindicatos laborales montados sobre la base de la violencia y la coacción, la constante intromisión de los poderes públicos en cuanto atañe a la educación, y la burocracia que tiene a su cargo los servicios sociales investida de un arbitrario poder que se proyecta a larga distancia; peligros todos que el individuo no puede conjurar por sí mismo y que la actual proliferación de la maquinaria estatal, sin duda, más bien incrementa que mitiga." "Los fundamentos de la libertad", Friedrich A. Hayek.
    • Guzmi The Madriles 2010-12-26 19:01:15
      Qué actual, ¿que no...?
      • viejecita 2010-12-26 19:21:46
        O sea, que la Seguridad Social es como lo de Madoff ( un Ponzi Scheme creo que le dicen), ¿no?. Un timo en toda regla para el que llegue el último.
      • Guzmi The Madriles 2010-12-26 19:33:13
        Hmmmm, Viejecita, difícil de precisar es, que diría el Maestro Yoda. Como bien comenta Mikel, en su momento pudo tener su puntito, al igual que el sindicalismo y su lucha por conseguir unas condiciones de trabajo propias de seres humanos, o que las sufragistas o que tantas y tantas banderas que claro que debían ser levantadas. Ahora bien, las circunstancias evolucionan, lo que en su día pudo parecer necesario perfectamente puede acabar convirtiéndose en simple somatén, o al menos requerir modificaciones de mayor o menor calado. Si me preguntas por el aquí y ahora, yo diría que... ¿Sí...?
      • Hilarión 2010-12-26 19:44:56
        Yo creo que este sistema estaba bien en el tiempo en que lo inventaron, con una pirámide de población normal y, sobre todo, con una esperanza de vida mucho más corta que la actual. Y, sí, se parece a lo de Madoff: pagas al que entró ayer con el dinero del pringado que entra hoy, a este con el de el que entra mañana. Lo malo es cuando no entra más gente, o entra poca al juego: no tienes con qué pagar. Es lo que pasa, o pasará, con las pensiones.
    • Guzmi The Madriles 2010-12-26 19:06:40
      Por cierto, Mikel, en el epígrafe 17 de tu libro: "La termita demográfica y la impostergable reforma del sistema de pensiones", echo en falta la mención, siquiera de pasada, de ciertas alternativas, que las hay y huertasotianas para más señas (ya comentadas en su día en tu blog), al simple aumento automático de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años.
    • santiago 2010-12-26 19:14:21
      Éste, algo más "correoso" de leer, pero igualmente magistral. Como dice el autor y antes yo había ya comentado, creo que el planteamiento de Mikel Buesa es perfectamente asumible desde un punto de vista liberal o "hayekiano", siempre que exista la proporción debida. Pero es que, además, Buesa añade el aspecto puramente técnico que he aclarado a V. que, aunque sea en una mínima parte, tiene que ser cierto. Y es un enfoque realmente interesante porque convierte la caridad o solidaridad, virtudes estrictamente morales y personales, en una "acción de interés mutuo", para la que, de seguro, vosotros los economistas tendreis un nombre específico. En cuanto al tema candente de hoy en día, las pensiones de jubilación y su eventual retraso, en la práctica se materializa en una deuda más del Estado. Para llegar a una sociedad sin pensiones de jubilación, primero debería ahorrarse el monto debido y sólo entonces anular las contribucciones e iniciar el período del ahorro personal para la jubilación al estilo americano. Si no se hace así, Hayek explica bien que estamos en lo que los analfabetos llamamos "la pescadilla que se muerde la cola".
    • Mikel Buesa 2010-12-26 21:08:20
      No tengo nada que objetar, pero lo malo de los voceros del liberalismo es que exageran en demasía. Ni el Estado del Bienestar se ha convertido en un granero de votos (como se puede comprobar en los estudios empíricos que se han ocupado de indagar acerca de este asunto) ni es incompatible con que la prestación de los sevicios a él asociados sea realizada por empresas privadas (por ejemplo, la sanidad en el caso de los funcionarios del Estado). No confundamos algunos ejemplos menores (como puede ser el caso del PER en Andalucía, que no movilizará más allá de 75.000 votos) con la generalidad. A propósito de la movilización del voto, en el enlace siguiente se demuestra que los electores premian a los buenos gestores de la cosa pública (en este caso del PP) y no a los que usan el presupuesto para cultivar clientelas. Es un estudio empírico sobre el Metro de Madrid, publicado por una fundación socialista. A esto me refiero cuando digo que hay que valorar las cosas pegados a la realidad española actual, más allá de las encomiabes citas de los maestros (que yo también reconozco). Es para tomar nota: http://www.falternativas.org/estudios-de-progreso/documentos/documentos-de-trabajo/ampliar-para-ganar-las-consecuencias-electorales-del-crecimiento-del-metro-en-madrid-1995-2007
      • santiago 2010-12-26 22:12:02
        Interesante estudio que me he bajado y he leído (por encima). Lo leeré con más calma. En cuanto al tema de "valoraciones" más realistas y menos de grandes teóricos, es que resulta, Mikel, que es mucho más difícil. Es como si desde mi punto de vista ingenieril dijera que "menos hablar de la estética del Puente del Centenario y hablemos de las tracciones a que están sometidas sus fibras". De la estética habla cualquiera. De lo otro no. Creo que es labor vuestra, de los expertos, trazar los rasgos de lo que de verdad nos incumbe. Como hoy, poor ejemplo...(Por cierto, eso es lo que tú has hecho con tu libro).
  • Hilarión 2010-12-26 19:16:31
    En dos palabras voy a definir mi estado después de leer lo que he leído: boqui-abierto. ¿Y ahora que digo yo? Si es que no tengo conocimientos para tanto. Bueno, voy a intentarlo. Acepto la génesis que del Estado de Bienestar hace el profesor Buesa. No obstante lo que dice creo que es lo académico, no lo que entiende la gente común, o sea lo que está comunmente aceptado. Y la gente común entiende que el Estado de Bienestar incluye un montón de dádivas estatales, además de la sanidad o la educación, como las que indico en la entrada, y que no son "derechos" caricaturescos, sino reales que están siendo "otorgados" bien por el estado bien por las autonomías. Profesor Buesa, usted que sabe más que yo de esto ¿me podría decir si en el espíritu de los creadores del Estado de Bienestar estaba la subvención de tantas cosas accesorias? Nos dice que nada tiene que ver el Estado de Bienestar con vacas gordas o dádivas, pero sin embargo usted habrá oído tan bien como yo la propaganda política que, cuando la hucha está llena, nos dice que "ampliamos los derechos", o "extendemos el Estado de Bienestar", y regala 2.500 euros por nacer, o te dona 400 porque sí a los ya nacidos que coticen, o incluye en las atenciones de la seguridad social cosas como la operación de cambio de sexo. Esas cosas nos las ha dicho, por ejemplo, el actual gobierno hasta la saciedad. Usted me dirá que eso son pamplinas y que el Estado de Bienestar es otra cosa, a lo que le tendré que dar la razón porque académicamente será así, pero lo que entiende, entendemos, la gente del montón es lo otro. En cuanto a la distribución de la riqueza tal y como lo explica está muy bien, pero ¿cómo se hace? Porque tal y como lo entiendo yo, y parece que los políticos que son los que la ejecutan, consiste en cobrar impuestos a unos (en realidad a todos) para sufragar servicios a algunos (en realidad a todos). Si esto es así, corríjame si estoy equivocado, ¿simplemente no sería suficiente forma de distribuir riqueza la que se origina dando empleo, comprando productos al tendero y cosas así, en fin la actividad económica normal? ¿No obtendrían así los más desfavorecidos dinero de los más afortunados, por su trabajo y actividad, y no por el arbitrario subsidio? Tal que así, eso de la redistribución de la riqueza no deja de ser lo que está representado en la foto, algo que llevado a la práctica por gobernantes irresponsables o populistas, puede llevar a pasar muy malos ratos a las naciones. Y de hecho las lleva. En fin, esto es lo que quería decir. Mi conocimiento no da más de sí.
    • Maleni 2010-12-26 19:48:56
      Te va a decir que compres su libro, porque efectivamente habla de esto y muy claramente. Sobre todo del Plan E.
    • santiago 2010-12-26 20:01:00
      Ya te responderá a quien le competa. Yo simplemente, agradeciendo tu estupenda entrada de hoy y además, interesado en lo que dices, pondré unas líneas al respecto (al respecto de lo que acabas de escribir). Por un lado me parece evidente que lo que dice Mikel Buesa es algo muy claramente explicado y concreto. Si hay quien piensa que eso significa otra cosa (siento unas ganas locas de copiar algo de lo que días atrás se ha dicho, pero con el ojo así, me contengo), si hay quien cree que los dos más dos de Buesa suman 27 y se dedica a vocearlo..., qué le vamos a hacer? También Hayek habla, mucho antes que Rosa Díez, de la "perversión del lenguaje". Es práctica común de algunos perversos. El eventual "ajuste" en la repartición de la riqueza, creo que lo tomas simplificándolo un pelo. Son los economistas los que debieran aclararlo, pero imagínate que somos capaces de producir para consumo interno más de lo que pedimos. Por ejemplo, maderas para solados de casas. El mercado, todos, compraremos madera para el salón, puesto que el precio es excelente, si tenemos dinero para ello. Pero para disponer de ese dinero tendríamos que ampliar nuestro negocio de venta de pescado con una supernevera nueva. Con los ahorros no llegamos. El Estaado que ve nuestra dificultad, hace unos números y nos dice: "Mire Vd. le voy a subvencionar la compra de esa nevera en una pequeña cantidad". Y justo esa cantidad es la que nos faltaba, así que compramos la supernevera con lo que podemos vender más pescado y a mejor precio. Ganamos dinero y ya tenemos para colocar el elegante parket que quiere la Sra. El que vende la madera, vende más; gana más y nos compra más cantidad de nuestro excelente pescado.... etc,etc,etc. Tiene su lógica, no? Aunque también parece tener un riesgo no pequeño. :-(
      • viejecita 2010-12-26 20:28:02
        Santiago: Pues yo sigo sin entenderlo. Porque si yo tengo una pescadería estupenda y quiero ampliar el negocio, no tengo más que ahorrar un tiempo, con el dinero de los beneficios de mi pescadería, y con ese dinero comprar la nevera nueva, y con el beneficio añadido, comprar luego la madera para el suelo del salón. Pero claro, si con lo de la redistribución dichosa el estado me quita mis beneficios originales de la pescadería, no podré ampliar más que pidiendo al estado en préstamo, un dinero que en realidad era mío de entrada... Así que, me parece que con lo de la redistribución, lo que hace el estado es impedir que yo amplíe mi negocio, y que dé dinero a ganar a los de las maderas, a no ser que lo haga entrampándome con el estado, o aceptando su generosa subvención. Cualquiera de las dos opciones me produce urticaria.
      • plazaeme 2010-12-26 20:35:25
        Te pongo un ejemplo más fácil, V. Piensa en la construcción europea. ¿Crees que los alemanes están poniendo todos esos fondos por "justicia social", o "derechos sociales" o chorradas similares? No; están aumentando mercados para los productos que luego van a vender. O sea, al final esperan un saldo positivo de la operación, para el contribuyente alemán. Y por eso, ese contribuyente se deja. Cuando lo pilles, explícaselo a Más, que no hay manera.
      • viejecita 2010-12-26 20:48:18
        Plazaeme. Eso que dices estaría muy bien si el estado nos explicase qué beneficios futuros íbamos a conseguir con esa redistribución. Y si quedase claro que el dinero era nuestro, y nos lo quitaban para esas cosas determinadas, y no para tonterías, ni para amigos del gobierno... Pero si yo fuera alemana, y viera que después de darnos tantos fondos, en vez de comprar los AVES a Alemania, se los comprábamos a Francia, a la siguiente vez le diría al gobierno de turno que no nos dieran fondos a nosotros. Que nos los diera Francia...
      • plazaeme 2010-12-26 20:56:26
        Vale, sí, yo no he dicho que los alemanes no estén equivocados, y no tengas tú razón. Solo indico lo que me parece la idea que subyace a su decisión (y a sus fondos). Pero teniendo en cuenta que parece irles bien, yo no apostaría porque estén equivocados.
      • Al 2010-12-26 21:13:59
        Creo que los que ponen pasta para sostener el mercado son los dos v, gabachos y teutones.
    • Mikel Buesa 2010-12-26 21:24:52
      Para empezar lo que la gente entiende por Estado del Bienestar no son dádivas ni nada por el estilo. A las encuestas del CIS me remito. Para seguir, las prestaciones del Estado del Bienestar están contadas y no son muchas: educación, enfermedad, pensiones de jubilación, viudedad y orfandad, maternidad e invalidez. Y poco más (lo derivado de la ley de dependencia que no da para gran cosa). No confundamos esto con las idioteces de Zapatero que han tenido un recorrido muy corto y que afectan a muy pocas personas. Es verdad que él lo ha vendido políticamente como si fuera una especie de extensión de derechos, pero eso es pura demagogia y apaenas ha pesado en el presupuesto (es verdad que en un momento muy malo y que hubiese sido mejos que no existiera). En cuanto a la redistribución se hace por varias vías: con la progresividad del impuesto sobre la renta; con el sistema de reparto de las pensiones; con la financiación via impuestos de la sanidad; etc. Y de nuevo vayamos a lo real. En España la redistribución es bastante limitada y, por ello, nuestro país es, con EE.UU. y el Reino Unido, uno de los más desiguales dentro del grupo de países donde hay un nivel de equidad aceptable. Además, y vuelvo a lo que he dicho antes, los principales avances en la equidad se dieron en la década de 1970 y sus fundamentos fueron esencialmente tres: uno, la reforma del sistema de cotización a la seguridad social de 1970 (del régimen franquista); dos, la reforma fiscal de Fuentes Quintana-Fernández Ordóñez (gobierno de la derecha de UCD) y tres, las subidas salariales de 1973 a 1976 (toleradas y santificadas en los convenios colectivos aprobados por los Gobiernos de Franco, primero, y Arias Navarro, después). En los años 1980 se avanzó muy poco en la equidad (y por tanto, en la redistribución) y lo que se avanzó se debe a la universalización de las pensiones y las prestaciones sanitarias (Gobierno socialista de Felipe González), Y desde 1990 no se ha progresado nada en esta materia. Conclusión: no exageremos la nota. Coda: el que quiera bibliografía que se vea mi libro sobre "La crisis de la España fragmentada".
      • plazaeme 2010-12-26 21:48:15
        Se agradece, está muy bien precisado y claro. En España no es grande, comparativamente, el "estado de bienestar". Quedaría por ver si son grandes otras partes del gasto público, sobre todo porque parece que los recortes son inevitables. También, aunque en menor grado (da para menos) se podría mirar la racionalización de ese estado de bienestar - si esta llegando dónde verdad hace falta. Y sobre todo, cierta mentalidad de que ese dinero que "no es de nadie", al contrario de lo que parece, es sagrado, y ha costado sudor y lágrimas.
      • octavio 2010-12-26 23:26:23
        No tan contadas profesor...que de los articulos 39 a 52 de la Constitucion hay mucho mas que pensiones...
  • Maleni 2010-12-26 19:30:52
    HORRIBLE NOTA SOBRE FORMAS No vale hacer la pelota para que a uno le den la razón (me incluyo). Cada palo que aguante su vela. (La mía es bien pesada porque Octavio está empeñado en adjudicarme a todos los sociatas).
    • Hilarión 2010-12-26 19:46:19
      Maleni ¿Insinua usted que alguien de los que ha escrito comentarios con anterioridad a este suyo es un pelota? ¿Podría sacarnos de dudas e indicarnos quien?
      • Maleni 2010-12-26 19:50:51
        No insinúo, advierto un ligero cambio de tono. Nada más.
      • Hilarión 2010-12-26 19:58:21
        ¿De quien?
      • santiago 2010-12-26 20:12:49
        Anda! dilo...
    • Maleni 2010-12-26 21:13:41
      ¡qué poco sentido del humor!
  • octavio 2010-12-26 20:10:42
    Tal vez me equivoque...pero a mi me parece que mas que apoyar las tesis Maleni.. el profesor hace una crítica a quienes asocian estado del bienestar a socialdemocracia. Tal vez la referencia a Hayek sea la que provoca que cada uno lo interpretemos segun nuestra postura.
    • Maleni 2010-12-26 20:17:47
      Tampoco entra en el Welfare State quizá porque en España no se ha conocido en su momento. Pero estoy de acuerdo con Hilarión en que el gasto público existe en conceptos múltiples y que los ciudadanos entendemos como propios del estado del bienestar.
  • Juan Espino 2010-12-26 20:14:07
    Guzmán, Feliz Navidad para ti y para Patri. No pienses que es mi intención prepararte una trampa saducea pero deseo que me conteste, si te parece –de no ser así, espero que alguien con los datos suficientes–, a una pregunta sobre el texto de Hayek que nos colocaste al principio, pero haciendo una puntualización al principio. La puntualización es que según recuerdo, todo razonamiento o desarrollo, realizado sobre premisas erróneas o inexactas, que finalmente llega a conclusiones correctas, es fruto del error, o de la casualidad, si a lo largo del desarrollo se han vuelto a introducir otros errores. El texto con el que, si no media aclaración, me encuentro en gran discrepancia es: "(…) En una sociedad de hombres libres cuyos miembros pueden servirse de sus propios conocimientos para alcanzar sus propios fines, la expresión “justicia social” carece totalmente de significado o contenido; por su propia naturaleza no puede ser demostrada…" Entiendo que en una sociedad de "hombres libres" por el mero hecho de serlo, y sin más consideraciones o atributos –esto es lo único que muchos tendrán será simple y llanamente, esa libertad–, me resulta bastante difícil creer que el hijo del cabrero o del guarda agujas, puedan servirse de sus propios desconocimientos para alcanzar sus propios fines. Esto me lleva a que, si admitimos que para hablar propiamente, aunque algunos puedan sufragar para sus vástagos la estancia en Eton, para otros muchos sin recursos, deberemos preocuparnos de que puedan recibir una formación suficiente y de calidad, siempre que estén dispuestos a rendir, ¿no estamos hablando de alguna forma de justicia, en su segunda acepción del DRAE? Llamémosla como queramos porque lo importante para mí, no es el nombre, sino el hecho. Perdona,no te he mentido, pero ahora me surge otra pregunta ¿dónde está esa "... sociedad de hombres libres ..." de la que habla Hayek? desde luego no en España, por lo que debo suponer que es un desiderátum. De estar yo en lo cierto, parece que podríamos asumir con propiedad, que, suponiendo cierto su razonamiento, sería cuando se alcanzara esa sociedad, el momento en que dejaría de tener significado o contenido la expresión "justicia social" y no antes.
    • Maleni 2010-12-26 20:31:20
      Yo no he leído a Hayek pero a Sartori o a Tocqueville, sí. Y ocurre que te entusiasmas tanto con la idea que pierdes un poco el sentido de la realidad. Siendo yo una beneficiaria de los presupuestos públicos en mi educación, en sanidad. No sintiendo que la calidad es ínfima. ¿Cómo me voy a entusiasmar yo con la idea de Tocqueville del año la pera?. Si la actualización de Tocqueville o de Hayek es el Tea Party, apaga y vámonos. Virgencita que me quede como estoy.
      • plazaeme 2010-12-26 20:43:15
        Si la actualización de Tocqueville o de Hayek es el Tea Party, apaga y vámonos. Me temo que eso solo ocurre en El País. En realidad pretenden ser una actualización de los "padres fundadores", pero ni siquiera son eso. O sea, que no. No te empeñes en Tea Partizarnos, porque anuque sea divertido, no tiene agarre.
      • Maleni 2010-12-26 21:07:23
        Y en El Correo que leí un artículo sobre el Tea Party que los ponía de comediantes para arriba.
  • Guzmi The Madriles 2010-12-26 20:23:32
    Resulta fatigante tener que insistir en que hace muchos años (como fecha podría valer la de la caída del muro de Berlín aunque la cosa se veía venir infinitamente antes, máxime cuando siempre nos encontramos ante el eterno retorno de lo idéntico, o, como dijera Kant, "da igual lo importante que parezca lo que has creído descubrir, o el esfuerzo que te haya costado llegar a descubrirlo, siempre un griego que lo habrá dicho antes que tú") que no existen las pretendidas derechas ni las pretendidas izquierdas. Ni siquiera existe frontera entre intervencionistas o no intervencionistas ya que todos lo son en mayor o menor medida. Se trata simplemente de propugnar más libertad o más igualdad. Eso sí y citando ahora a Sartori: "Para conseguir la desigualdad basta que dejemos seguir el curso de los acontecimientos. Pero si deseamos la igualdad no podemos permitirnos el reposo. Como escribió Tawney, haciéndose eco de Rousseau: "Si la desigualdad es fácil, puesto que lo único que exige es flotar en la corriente, la igualdad es difícil, porque supone nadar contra corriente". La desigualdad puede atribuirse a designios divinos; la igualdad sólo puede ser el resultado de los actos del hombre. La desigualdad es "natural"; la igualdad, desnaturalización. Un orden social en que prevalece la creencia de que cada uno debe vivir dentro de su posición se mantiene, por así decirlo, sobre sus propios pies. Pero una sociedad que busca la igualdad es una sociedad que lucha consigo misma, que se enfrenta con las leyes de su inercia interna. Cuando se busca la igualdad, las diferencias de poder, riqueza, status, y de oportunidades, tal y como "naturalmente" se encuentran, dejan de ser diferencias aceptadas de forma rutinaria. Mediante la apelación a la libertad y, más tarde -pero con mayor impacto-, a la igualdad, el hombre hace valer su deseo de una comunidad que no se someta a formas de organización necesarias. La igualdad destaca, en primer lugar y sobre todo, como un ideal de protesta, como el ideal de protesta por excelencia. La igualdad simboliza y estimula la revuelta del hombre contra el destino y la suerte, contra la diversidad fortuita, contra el privilegio cristalizado y el poder injusto. La igualdad es también el más insaciable de nuestros ideales. Otros afanes pueden alcanzar presumiblemente un punto de saturación, pero difícilmente puede haber un final en la carrera por la igualdad -entre otras razones porque el logro de la igualdad en un ámbito genera aparentemente desigualdades en otros. Por lo tanto, si existe un ideal que sitúa al hombre al inicio de una carrera interminable, ése es la igualdad. Mientras nos limitemos a considerar la igualdad como un ideal de protesta (en singular), la cuestión está clara. Pero en el momento en que comencemos a referirnos a una lista detallada de desigualdades -es decir, a aquellas desigualdades que nos faltan-, descubriremos en seguida que cuanto más las detallamos más interminable se hace la lista. Ésta es sin duda una de las razones por la que limitamos generalmente la lista a una serie reducida de "desigualdades injustas". Así, pues, en principio hay que preguntarse: ¿cuáles son las desigualdades escogidas por considerarse justas o adecuadas y sobre qué base se seleccionan? La pregunta que procede a continuación es: ¿cuáles son los procedimientos y los medios para hacer frente efectivamente a las desigualdades injustas? Pero tan pronto como hablamos de medios surge un tercer interrogante: ¿son tales medios compatibles con los que sirven a otros fines? Por ejemplo, los medios para conseguir la igualdad, ¿son compatibles con los medios precisos para lograr la libertad? Los que han escrito sobre la igualdad son elocuentes y persuasivos cuando ponen de manifiesto el cahier de doléances, cuando denuncian los males de la desigualdad. Pero sus argumentos se debilitan y son menos convincentes cuando abordan la cuestión de cómo materializar el ideal de la igualdad. La igualdad es atractiva y fácil de entender como ideal de protesta; pero como ideal constructivo, que contenga propuestas, resulta indudablemente complicado. A decir verdad, a medida que progresamos en nuestras propuestas de una mayor igualdad, o de mayores igualdades, mayor es el riesgo de perdernos en un laberinto." "Teoría de la democracia", Giovanni Sartori.
  • Maleni 2010-12-26 20:42:20
    Me voy que ya está bien por hoy. Ha sido un placer y que mañana tengamos un buen aterrizaje. Por cierto ¿seguimos alarmados?.
  • Maleni 2010-12-26 20:53:21
    Eso ocurre con la libertad que a medida que a medida vas topando con limitaciones. Sobre todo con la de los demás. Sartori es un intelectual de su momento y tiene que batallar con el problema de su momento que es el marxismo. Y en este contexto se entiende mejor a Sartori. Dentro de unos años esto habrá perdido bastante sentido.
    • Maleni 2010-12-26 20:57:28
      Este último era en respuesta al último de Guzmi. Tiene algún error y es que la máquina está saturada.
    • Maleni 2010-12-26 21:18:16
      A medida que la libertad se va concretando va topando con limitaciones y dificultades. Y es que los demás también la quieren ejercitar. No sé si llamar a esto igualitarismo o inteligencia.
  • Juan Espino 2010-12-27 03:18:30
    Hilarión , había escrito una respuesta a tu entrada y, al parecer se me ha ido el santo al cielo, pues no la había colocado en el hilo. ha sido ahora, cuando cerraba el ordenador, me he dado cuenta del error, así que disculpa que la cuelgue ahora: Hilarión , estaría de acuerdo con lo que acoges bajo la denominación una vez, como "ayuda moralmente saludable" y otra como "deber moral", mientras otros denominan, o denominamos, "derechos sociales", el nombre es lo de menos, ya se encargará alguien de pervertirlo, lo importante es el "hecho". Y de ahí el condicional "estaría", porque estaría de acuerdo contigo siempre que la definición no conlleve la trampa de considerarlo "graciable". Sería inaceptable que las necesidades básicas, digo básicas pero no tanto que se queden en pura subsistencia, de nuestros compatriotas, queden al pairo de que otros o yo nos levantemos un día de buen o mal humor. Otra cosa es que, como dices, y también digo yo, existen grandes abusos al respecto de esos derechos, uno por parte de personas que no deberían percibirlos (p.e. simular una discapacidad) y dos por parte de "oligofrenócratas" compulsivos que se dedican a extender, básicamente con fines electoralistas, esos derechos a asuntos que entran más en la categoría que citas de los deseos que en la de las necesidades. Lo cierto es que tengo entendido que los dispendios en estos abusos de derechos, con ser importantes, se quedan muy cortos frente a otros despilfarros responsabilidad de nuestro Estado: solapamiento y duplicidad de funciones, sobredimensionamiento de la administración, despilfarro en subvenciones y ayudas, corrupción política, financiación de ONGes que no tienen ninguna actividad digna de ser financiada, financiación de partidos, fundaciones, sindicatos, patronales y otros por encima de lo que España se puede permitir y que incluso aunque se lo pudiera permitir están injustificadas, etc. Como mi forma de pensar nada tiene que ver con la oligofrenocracia del okupa de la Moncloa, no pienso que el "mercado", como la tierra, pertenezca al viento. Tampoco pertenece a los Zapatero, aunque actúen como si así fuera. Ni de los Gates, ni los Lehman Brothers, ni los Greespan, ni los Botín, ni las FED, ni los BCE, son sus titulares, aunque si sus dueños de facto. Los titulares de ese mercado que sea el culpable, o no, nos trae a todos de cabeza, somos todos nosotros y como la costumbre es fuente de Ley, deberemos aceptar que de lejos existe un acuerdo tácito sobre el pago de impuestos. Cierto que estos impuestos se pueden reducir muchísimo y mejorar la gestión de lo que es de todos, por lo dicho anteriormente, pero, en mi opinión, con ser legítimo defenderlo, la cuasi eliminación del Estado, pretendida por algunos, sería una decisión suicida si vamos a esperar que derechos básicos dependan de la voluntad, o no, de otros, mientras puedan depender de aquellos a los que, si conseguimos reducir a términos razonables los recursos que nos detraen, por qué no vamos a conseguir que los administren bien, máxime sabiendo que tendrán que rendirnos cuentas. Sobre el mural que nos trae, según tu teoría falta el liberal al que todos roban pero él, no roba a nadie., o bien no existe el liberal y todos son igual de chorizos.
    • Hilarión 2010-12-27 08:22:54
      Me extrañaba la ausencia de tu respuesta. Tienes razón en que hay, a día de hoy, más despilfarros y de más entidad que los que planteo, pero quise plantear una discusión sobre el concepto de estado de bienestar y derechos sociales, más que en los despilfarros que padecemos. Yo tampoco quiero eliminar el estado (ni puedo). Tan solo desearía que fuese del tamaño mínimo necesario y suficiente para que la cosa funcionase. Además no me siento liberal. Sobre el mural no falta nadie. Cada ciudadano siente satisfechos sus derechos sociales por el estado a costa de que los demás paguen a escote, sin caer en la cuenta de que le sigue otro, al que tambien se le satisfacen sus deseos, en parte a su costa. Y de esa rueda no se libran ni liberales ni estalinistas. Saludos
  • Jose Maria 2010-12-28 09:44:43
    Despues de unos dias apartado de aqui, vuelvo y me encuentro una discusion de este nivel y me pregunto ?yo que digo?, pues sencillamente creo que mejor es callarme y aplaudir a los intervenientes y alegrarme del nivel.
  • Igualdad a nivel de grupo. &laquo; Quimioterapio 2010-12-28 18:16:52
    [...] en Quimiosofía En el blog de PM había estos días una interesante discusión sobre el estado del bienestar y los derechos sociales, que a ocupado varios hilos diferentes. En [...]