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Pachindacari, vascuence y libertad

El lehendakari, Patxi López, ha asegurado este lunes en Leioa (Bizkaia) Lejona (Vizcaya) que actualmente "nos atrevemos a soñar con el fin de la violencia", y se ha mostrado convencido de que ello permitirá que "el euskera se una por fin a la libertad". [20minutos.es -->]
Más difícil parece que Pachi López se separe de la melonada zapatera, y se una a un discurso remotamente clasificable de racional. Las lenguas no se unen ni desunen de nada; hacer cosas no es una de sus propiedades. Y si por "euskera" se refiere a los que hablan en vascuence, cada cual se unirá o no, o ya estará unido o no, dependiendo de cada cual. Pero si se refiere a los impulsores de esa lengua, a los que quieren, como él, un "equilibrio de lenguas", entonces "el euskera" nunca se podrá unir a la libertad.

Es sencillo. Nadie va a aprender, y mucho menos usar, el vascuence, si no le obligan. Salvo los hablantes naturales (lengua materna). Se demuestra por el sencillo hecho de que los que tanto lo aman, e impulsan, y obligan a los demás a aprenderlo, no se han tomado la molestia de aprenderlo ellos mismos. Véase al mismísimo Ibarreche, Juan Josué, que no se tomó el esfuerzo hasta que decidieron que fuera Calendari, y pensaron que resultaba un poco impresentable que no supiera nada de vascuence. Y lo mismo que Ibarreche, tantísimos ejemplos que tenemos. Si no lo aprenden ni los nacionalistas, ¿a quien se le ocurre que iba a aprenderlo la gente normal si no le fuerzan? Pero si necesitas forzar a la gente para que el vascuence siga siendo una lengua más o menos hablada, tienes de hecho una unión completamente indisoluble: vascuence hablado y falta de libertad.

No hay nadie entre los que se dedican a la política lingüística en la CAV que niegue esa premisa. Al contrario, toda la estrategia está basada en ese esquema, y lo único que se discute es la fuerza de la imposición a aplicar a la población. Claro que para disimular, lo que hacen es intentar cambiar el concepto de libertad. Para que yo pueda elegir entre dos lenguas, tú tienes que saber hablar en ambas. Acojonante, porque entonces yo tengo que (a) aprender a lengua que no quiero aprender y (b) estar dispuesto a utilizarla contigo. Que viene a ser como si para que tú tengas la libertad de tomarte unos potes (es muy aburrido hacerlo solo), yo tengo que mamarme contigo aunque no me apetezca.

La supervivencia del vascuence padece una evidente y bien conocida incompatibilidad con la libertad. Pero tal vez sea peor la necesidad que tiene de justificarse con payasadas. Porque a la falta de libertad uniremos la vida en un perpetuo circo.


  • Maleni 2011-01-28 08:42:59
    Hasta tal punto la lengua supone un límite a la libertad (en este caso de circulación y establecimiento) que muchas de los profesionales que deciden ir a otro país, optan por Italia, sí la corrupta Italia, antes que por el Reino Unido y Francia. Ahora mismo se habla de la oferta de Merkel pero mucha gente no la considerará por la barrera idiomática. Si esto se produce en situaciones de países serios y con ofertas atractivas ¿a qué nos dedicamos en este país?. A crear barreras que no existían hasta hace poco, que salen caras y que ademas nos quitan libertad. Es que hay que ser imbéciles.
  • Venancio Buesa 2011-01-28 10:15:55
    Esta entrada es sencillamente magnífica. Enhorabuena a su escribidor Saludos Venancio