Europarlamentarios con alas.
Son más interesantes las discusiones en las que los dos bandos tienen la razón. El truco suele estar en el punto de vista, o punto de perspectiva.
¿Es un escándalo que Vidal-Quadras o Sosa Wagner voten por mantener los vuelos en primera? A mi no me lo parece. Supongo que en su mentalidad la única forma de conseguir un mínimo de calidad entre los miembros del Parlamento Europeo es no maltratarlos demasiado. Y supongo que opinan que se debe de intentar mantener un mínimo de calidad de la cámara, y por tanto de los parlamentarios. Una propuesta impecablemente razonable.
¿Y es un escándalo que la gente se ponga a protestar en Twitter, y obligue los partidos a cambiar de postura? Teniendo en cuenta la realidad de la calidad de los parlamentos y los europarlamentarios, en absoluto. El razonamiento es que ya que la calidad es básicamente morralla, aunque haya excepciones como Vidal-Quadras y Sosa Wagner, lo menos que se puede pedir es que la morralla salga barata. No vamos a pagar por la carne picada a granel el precio de, por ejemplo, un corte de buey de Kobe.
Así que tenemos una discusión que levanta pasiones, donde ambas posturas contarias son perfectamente razonables. ¿Y cual es la solución? En la duda, compra barato. Parece difícil pensar que la ausencia de los citados figuras vaya a cambiar nuestras vidas a peor, y, mucho o poco, mejorará el nivel de nuestros bolsillos. Y tiene además otra posibe ventaja. Ya puestos, se podría pedir que sustituyan al 90% de los parlamentarios de casa por monigotes de plástico que votan dirigidos mediante un mando a distancia.
¿Por qué tiene que costar Pepiño, o Pepe Luis, más dinero que su valor de recambio? Si “cualquiera puede ser presidente”, el presidente debería costar lo que cualquiera. Y los parlamentarios no digamos.