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El clima, en sensato.

Los locos del CO2 nos proponen una visión del clima que, en principio, levanta todas las alarmas de cuento chino. La tierra apenas variaría de clima de forma natural, pero los humanos estaríamos desquiciando el sistema a base de tirar al aire unas cantidades ridículas del más “natural” de los gases, al que bien se puede llamar gas de la vida. No han podido demostrar su hipótesis, aunque tampoco se ha podido demostrar todavía que la idea sea imposible. Y respecto a su verosimlitud, a la “pinta” que tiene la propuesta, aunque hay discusión, parece claro que no es capaz de producir unas predicciones ni medio decentes, ni tampoco de explicar los datos conocidos del pasado.

Siempre se agarran a que no hay hipótesis alternativas. Como si eso importara cuando estamos ante una ciencia nueva, manifiestamente inmadura. Pero el caso es que sí hay hipótesis alternativas. No son completas, ni están cerradas; pero tampoco la hipótesis CO2 lo está. (Por ejemplo hablan, con un par, del “calor perdido”; mientras no saben explicar por qué llevamos más de una década sin ver calentamiento alguno).

Traigo hoy una entrada en el blog del dr. Roger Pielke, que con motivo del reciente fallecimiento del dr. Noor van Andel, nos presenta una versión muy distinta de los cambios en el clima.

Resumen:

Los cambios del clima sólo están marginalmente afectados por los gases invernadero. El principal proceso de transporte de calor es la convección, que aumenta fuertemente con la temperatura de superficie. El cambio climático es causado por cambos en las corrientes oceánicas, y, a largo plazo, por cambios en los rayos cósmicos de la galaxia.
La idea base, bastante contrastada, es que el ciclo del agua en la atmósfera funciona como un termorregulador. Las tomentas de la zona de convergencia intertropical sacan calor del mar y lo inyectan en la alta troposfera, a más de 12 km de altura. Desde allí el calor sale al espacio, sin nada que interrumpa la emisión de infrarrojo. Por cada grado de aumento de temperatura de la superficie del mar en los trópicos, este ciclo del agua manda 20 W/m2 más al espacio. Los alarmistas proponen un aumento de calor de 3,6 W/m2 por doblar la cantidad de CO2 en el aire, que sumados a este efecto de enfriamiento del ciclo del agua darían un aumento de temperatura de sólo 0,2ºC, en vez de los entre 1,5ºC y 6ºC que imaginan los del IPCC.

Como nos cuentan en la entrada, Van Andel no se basa en modelos sino en observaciones y en principios físicos y termodinámicos básicos. Es uno de los pocos en entender la teoría del húngaro Miskolczi, y ha hecho su concepto accesible a una audiencia más amplia. En septiembre de 2010 presentó sus ideas en un encuentro en el Real Instituto Meteorológico de Holanda  (KNMI), tras la cual recibió el encargo de un desarrollo ulterior de la tesis. Un signo de mayor apertura de los estamentos oficiales en Holanda respecto a otras visiones sobre el debate del clima.

Resumen (fácil, breve) más amplio en el blog del prestigioso climatólogo dr. Pielke:

La presentación (fácil, 75 pags.) completa del finado dr. Van Andel.
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Nota (PM): Llama la atención la similitud entre la explicación de Van Alden y las tesis de Roy Spencer y Richard Linzen, que parecen tener buen apoyo en sus observaciones mediante satélites.