Ramoncín, el pollo ... frito por una sentencia
Es posible que la SGAE tenga el honor más grande de toda la historia. O el más guay, no sé. Porque es muy probable que la SGAE sea, en toda la historia de la humanidad, quien más dinero ha gastado para defender su honor. Habrá que preguntarles si un honor tan caro sale a cuenta, o es un engorro.
La última es la del famoso Rey del Pollo Frito, muy de la cuadra de la SGAE. No recuerdo por qué es famoso, pero es famoso. ¿Será por el honor? Por el honor, cualquier cosa, hasta poner juicios … y perderlos. Con costas y eso, pero, ¿para qué tenemos canon? ¡Que paguen los pardillos!, digo los piratas asquerosos.
El Economista publicó una noticia, según la cual había una movida en Facebook: “Porque desaparezca virtualmente del mundo el espécimen Ramoncín”. Se ve que en FB no predomina ni el buen gusto, ni la buena sintaxis (el alma misma, según Umbral).
Deben de ser un poco cobardicas en el Economista porque, aunque aún sale listada en Google la página de la noticia, en su servidor ha desaparecido. Hay una referencia en Menéame [–>], de donde saco:
Los usuarios de Facebook 'fusilarán virtualmente' a Ramoncín
Más de mil cuatrocientas personas ya han confirmado su asistencia al fusilamiento virtual de Ramoncín. Ante la 'ineficacia' de medidas como el lanzamiento de piedras durante sus conciertos, de las concentraciones de protesta ante la madrileña sede de la SGAE o de la utilización de máscaras del cantante y presentador a modo de denuncia contra medidas como el canon, los detractores del 'rey del pollo frito' han decidido ponerse firmes y 'fusilarlo' bajo el lema 'Porque desaparezca virtualmente del mundo el especímen Ramoncín'
Y El Pollo, o la SGAE, o ambos - que hay veces que todo se confunde en una niebla clarificadora, le pantan un juicio al periódico. ¡Por mi honor! Estos chicos tan modelnos han convertido el mundo en una película de espadachines. ¡Pardiez, no consentiré que vuestra merced me mente de tales modos, y por mi honor que lo corregiré!En la noticia se permitían comentarios, y deduzco de la querella que los comentaristas se pusieron guaspos. Leña a modo al pollo, vaya. Y es que uno puede tener la autoestima por las nubes, un honor carísimo, pero eso no asegura los mil amores y aplausos de la peña. Pueden diferir de opinión. Un conflicto.
Por lo que veo no parece que la sentencia haya entrado al fondo del asunto. Y estaría bien que de una vez supiéramos hasta qué punto se puede protestar cuando te cobran por una cosa que no quieres, sin pedirte permiso. Y si puedes darles un poco de caña a los promotores del atropello, que encima van de “la cultura”, de modernos, y de revolucionarios. Otra vez será, porque los jueces se han limitado a señalar que el burofax lo envió la SGAE, y no Ramoncín, como si tambien legalmente fueran la misma cosa. Y que no especificaban qué era en concreto lo que estorbaba a tan gran honor, ni señalaban nada en particular que reclamaran suprimir.
¡Ah!, y puestos a reclamar, también reclamaban 20.000 euracos, que las deshonras, con pan, son menos. El tiro por la culata. Ni 20.000, ni vainas. Al contrario; aflojarles la mosca a todos los abogados, propios y ajenos.
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Nota para abogados desavisados. Quien sea torpe en capacidades lectoras puede pensar que esta entrada versa sobre el honor. No hay tal. No trata ni del honor de la SGAE, ni del Honor del los Prizzi. Tampoco de espadachines, por mencionar a otros también atascados con las cosas del honor. Está dicho:
¿Hasta qué punto se puede protestar cuando te cobran por una cosa que no quieres, sin pedirte permiso?Lo que nos lleva a una segunda derivada política. Porque le llamarán democracia, pero aquí no hay forma de reunir unas firmas, aunque fueran 10 millones, y con eso convocar un referéndum que obligue a los políticos.
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Fuente, etc:
El Economista:
La noticia de la época, y no desaparecida, en ADSL Zone: