Los "okupas" de la política, o la toma de la Bastilla.
¿A que os suena esto?
Si no estás de acuerdo, crea tu propio partido.Un momentito, vamos paso a paso. Si la carretera tiene baches, y protesto, no hay ningún caradura que me proponga que haga mi propia carretera. Porque ya tengo una; la de todos.
Si los partidos políticos fueran un asunto particular, financiado con dinero de particulares, tal vez podría sostenerse que su organización es un problema interno. Pero desde el momento en que están financiados con el dinero de todos, y con corrupción (que también es de todos), los partidos políticos, todos ellos, nos pertenecen a todos. Son, ni más ni menos que las carreteras de la política. Y cuando ya hay una carretera de A a B, nadie hace otra, sino que permite la libre circulación para todos.
Y en la libre circulación está el quid. No hay. Los “okupas” se instalan en la dirección de un partido, y todo lo que te queda es votar, o no votar; pero en ningún caso influir en lo que ofrece ese partido. Es como si te dijeran que puedes usar la carretera, o no usarla; pero en ningún caso opinar sobre su gestión. Mentira, evidentemente. Uno no puede usar a no usar esa carretera, porque resulta que es el único camino para ir de A a B, y no tendría ningún sentido hacer muchos caminos entre los dos mismos sitios.
Esta es la madre del cordero de lo que llamamos “partidocracia”; la primera fase. Los “okupas” que se apropian de lo de todos. La segunda fase, una vez que está asegurado que los partidos sólo ofrecen lentejas, es la invasión de la sociedad por los partidos, que ya no son más que los “okupas” que se han instalado en sus cúpulas.
A partir de ahí, una vez con el conocimiento de qué es lo que pasa, y de cuál es el problema, la toma de la Bastilla es la conquista de los partidos por parte de los ciudadanos. ¡Son nuestros, coño, que para eso los pagamos!
¿Cómo? Hay muchas formas, y se trata de elegir la más equilibrada. Las listas abiertas se sabe que no funcionan. Y sin embargo las listas son la llave: quien hace las listas tiene el poder. Así que se trata de que las listas las hagan (a) los afiliados, ó (b) los simpatizantes (cada uno sólo en un partido, claro), ó (c) los votantes (con certificación de voto). Con algo así, se acabó el chollo de los “okupas”, y los partidos sí representarían lo que piensa la gente, en lugar de ser al revés.