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La ciencia por comunicados de prensa, o cómo hacemos el gil.

Estaba buscando novedades sobre la discusión del cambio climático, especialmente sobre los océanos, donde creo que está la clave, y me he encontrado una joya reciente a cuenta de la acidificación del mar. Tema relacionado, pero aun más en mantillas que el del clima.

Al margen de la cuestión científica misma, lanza una advertencia que resuena inmediatamente en quien esté mirando lo que pasa en el conglomerado prensa - ciencia a cuenta del alarmismo. El creciente alarmismo de la prensa, y lo que es peor, de la literatura científica. Y no porque sea obvio, a cualquiera que mire con perspectiva, deja de ser importante que lo digan los científicos mismos.

A. J. Andersson 1*, and F. T. Mackenzie 2*. 1 Bermuda Institute of Ocean Sciences, St. George’s, Bermuda 2 Department of Oceanography, University of Hawaii, Honolulu, Hawaii, USA. Now at: Scripps Institution of Oceanography, University of California San Diego, La Jolla, California, USA Received: 8 June 2011 – Accepted: 15 June 2011 – Published: 30 June 2011 Published by Copernicus Publications on behalf of the European Geosciences Union.

Del resumen:
El los últimos años la acidificación del mar ha ganado creciente atención por parte de los científicos y los interesados, y ha despertado una seria preocupación sobre sus efectos en los organismos marinos y los ecosistemas. Con el aumento del interés y del número de investigaciones científicas sobre este problema, también ha aumentado la cantidad de opiniones, a menudo emocionales, y de tergiversaciones sobre el asunto.

Desgraciadamente esto no ayuda necesariamente al avance de la comprensión científica de la cuestión.  En este artículo, revisitamos un número de aspectos relevantes a la acidificación del mar que penasmos que requieren consideración atenta …

De las conclusiones:

El peligro potencial para organismos individuales y comunidades y ecosistemas que pueden surgir de la acidificación del mar son muy serios, pero es importante no exagerar con afirmaciones sensacionales engañosas y no están sustanciadas por los datos científicos disponibes. A largo plazo, esto daña a la credibilidad de los científicos y su habilidad para influir en el público y los responsables políticos para que lleguen a decisiones científicamente acertadas respecto a las emisiones de CO2, el clima, y la cuestión la la acidificación del mar. Desgraciadamente, la tendencia de la prensa popular de centrarse en las noticias sensacionales se ha contagiado a la ciencia también.  En la literatura científica, y especialmente en algunas publicaciones de mayor impacto, notamos un creciente número de artículos con afirmaciones sensacionales y / o extrapolaciones alegres, pero con poca o débil información sobre los detalles de la investigación real y de la ciencia. Curiosamente son este tipo de afirmaciones y extrapolaciones las que elige la prensa popular para su difusión.
Perdo Jota, ¿te vas enterando del problema? Uno espera de Público, o de El País, la exageración y la falta de cuidado ante noticias científicas que apoyen su programa político. Y uno comprende que las televisiones deben de sobrevivir con el público que tienen, donde el telediario se convierte en una sucesión de mujeres fostiadas, accidentes de cadáveres desparramados, ágrafos en calzoncillos que juegan a la pelota entrevistados por macizas de infarto, y apocalipsis de fin del mundo cada poco tiempo. Pero de El mundo no se espera un programa político por el que los enterados invierten en no negocios que viven del chollo del dinero extraído a los pardillos. Salvo que tú seas inversor en huertos solares y similares. Pero eso no sería de buen periodista, ¿no es cierto?

En todo caso tienes un dilema. Si quieres jugar a lectores informados, no les puedes dar una “información” peor que la que pueden encontrar por sí mismos. Porque entonces el negocio va de culo. ¿Te suena?