Con el último calentamiento global, menos sequía y más verdor.
Tal cual. Pero raramente vas a ver esto en la prensa al uso. Porque de lo que se trata es no sólo de meterte una bola a cuenta de un imaginario “calentamiento global” sin precedentes, sino de que te tragues la peregrina idea de que calor = malo, cuando siempre hemos sabido lo contrario.
Por ejemplo, le cambian de nombre a los estadios clásicos de la historia del clima del Holoceno. No podían soportar que los momentos especialmente cálidos del mismo se llamaran “optimos”, como el Optimo Climático del Holoceno (hace unos 7 -8 mil años), o el Óptimo Climático Medieval (hace unos mil años). Ahora, con dos cojones, le han cambiado y pretenden llamarles cosas como “Anomalía Climática Medieval”. ¿A que suena mucho peor?
Pero me da igual como le llamen, porque en el Óptimo Climático del Holoceno [–>] el Sáhara era una sabana cubierta de hierba, de lagos, y de animales [–>]. Y durante el muy ligero “calentamiento global” del último cuarto del siglo pasado -que algunos achacan al CO2 sin el menor elemento de prueba- lo que ha ocurrido es , ¡oh sorpresa!, algo en el camino de aquel Óptimo Climático.
De Rational Optimist:
Greener [–>]
El día que se declara una hambruna en África -- gracias tanto a la disfuncionalidad política de Somalia como a una fuerte sequía --llega la noticia de que el índice de sequía severa ha estado cayendo durante tres décadas. Puedes comprobarlo tú mismo, aquí -->:
Al mismo tiempo, un trabajo nuevo muestra que el mundo se está haciendo más verde, no marrón.
Artículo original de Matt Ridley: