Kahn, o el monstruo?
Es una continuación de nuestras hablas, para la gente sensata que cree en el estado como institución razonable y de la que se pueden esperar grandes progresos. Y que pese a haber pasado por UPyD, no parece afectada por el conocimiento del factor humano. Al que hoy hay que añadirle la masificación, la economía de macroescala, y sus consecuencias.
Al final los actos de estado son llevados a cabo por personas, y sus circunstancias. Y quiero fijarme en un caso en el que aparentemente no hay nada que reprocharle al estado, ni a nadie, pero tal vez sí al sistema. Y además, un caso inevitable.
De improviso, a Cyrus Roberts Vance, Jr. le llega la noticia de que una camarera de hotel ha presentado en la policía una denuncia por violación, y de que el pringado es un pez gordo y extranjero. Pero muy gordo. No hay nada que pensar, ¡que lo detengan! Aeropuerto, avión, lo que haga falta.
Es lo que dice la ley, aunque probablemente lo deja a su criterio. Y Cyrus no es un corrupto, pero ¿quien es insensible a un caso con el director del Fondo Monetario Internacional por medio?. ¡Strauss Kahn, nada menos! El posible próximo presidente de Francia. Y por supuesto que Cyrus no piensa que un caso así le puede hacer el rey del mambo; nadie necesita pensar eso para saberlo.
Imagina el pollo: las feministas porque es un macho, los de derechas porque es socialista, los banqueros porque es el capo de FMI, y todo dios porque va a ser el tema mundial de la prensa durante una larga temporada, si todo va bien.
Uno puede entrar con dudas y cautela en un caso así. Se puede pensar, por ejemplo, que muy mal tiene que andar un tío que podría haber solucionado la urgencia, o capricho, descolgando el teléfono. En cinco minutos tendría a la más mazi del universo, y sin que sus finanzas se resintieran nada. Y sin embargo, ¿decide violar a la primera camata que pasaba por ahí? ¿Y ha llegado hasta dónde ha llegado sin que se le note? Vamos, que es que la camata tampoco parece como sacar de quicio a nadie. Y no creo que el uniforme fuera de corpiño, minifalda, y botas de látex.Pero un gran problema es que el fiscal del distrito de Manhattan no es en absoluto una parte no interesada en la causa. A sus 57 años está muy, pero que muy lejos de llegar a Secretario de Estado, como su padre. Y que le pregunten a Garzón si un caso así te puede poner en órbita, o no. Esta es una de las cosas que ha cambiado la masificación / globalización. La órbita, ahora, es mucho más órbita. Y a ver quien es el guapo que se resiste. Circunstancias.
El caso siguió, como es conocido, con gran fanfarria y contento de todo el mundo. Hasta que, ¡lastima! se estropeó. No es que Cyrus, el acusador, dejara de pensar que estaba ante un maldito violador, culpable, al que había que encarcelar. Ni que se le ocurriera, tras mucho sopesar, que probablemente fuera inocente. Según lo explican, Nafissatou había incurrido en demasiadas contradicciones. No referentes a la violación misma, sino al resto de su vida y milagros. E iba a quedar muy mal ante un jurado, y por tanto el caso no merecía ya la pena. Y ya no hay plan, ni órbita, ni leches.
Una persona, unas circunstancias; fácilmente una monstruosidad. Y sin embargo, es a esa jaula de monstruos a los que les queremos encargar de eso que llaman gobernanza mundial, y de dirigir la economía global. Y ni de lejos estamos hablando de Garzón. No es ningún caso especial, es un tío al que no hay nada que reprocharle. Puede incluso que Dominique sea un violador. ¿Quién sabe? Pero en las viejas pelis de vaqueros de antes de la globalización, el fiscal acusaba sólo por una convicción sensata. No actuaba hasta que no la tenía; y si la tenía, actuaba hasta el final.
Tienen razón; el mundo ha cambiado. Lo que no me convence es la gobernanza. No me parece "sostenible" 😉