Lindzen: nuevo estudio muestra la exageración de los modelos climáticos.
Superadas las pruebas -casi dos años de revisores fanáticamente hostiles -, Lindzen y Choi publican su repuesta y nuevos estudios a su trabajo anterior sobre la sensibilidad del clima. Con la misma conclusión: los modelos exageran mucho el calentamiento que produce el CO2. Por resumir, si el CO2 aumenta al doble, el calentamiento sería, según …
- Modelos = 1,5ºC - 5ºC.
- Observaciones de Lindzen y Choi= 0,7ºC. (0,5 - 1,3 al 99%)
Hay un dato que parecen aceptar todos: el CO2, como el vapor de agua y otros gases más escasos, mantiene el sistema climático más caliente que si no hubiera esos gases, porque frena su refrigeración. Ese efecto de calentamiento, aunque no lo han podido medir, lo calculan teóricamente y lo cifran en un rango de 0,9ºC - 1,2ºC, por doblar la concentración de CO2.
Y aquí viene la discusión. ¿Que le pasa al sistema climático cuando le metes ese calor?
Los alarmistas defienden que ocurren una serie de cambios que aumentan todavía más el calentamiento. Básicamente que con más calor hay más evaporación de agua del mar, con lo que no sólo tienes el aumento del CO2 y su efecto en la temperatura, sino un aumento del vapor de agua que a su vez produce más calentamiento. Y de ahí pasan desde un calentamiento de cerca de 1ºC (efecto directo del CO2), a un calentamiento en el rango de 1,5ºC hasta 5ºC y más (retroalimentación).
Los realistas dicen que ocurre lo contrario. Que esa mayor evaporación de agua de mar lo que produce son más nubes, que reflejan buena parte de la luz la luz del sol, y con ello enfrían. Por tanto disminuyen el efecto directo de calentamiento del CO2, desde algo parecido a 1ºC, hasta 0,7ºC ó 0,5ºC.
Lo normal es que ocurran los dos fenómenos, y el quid está en saber cuál predomina, y por cuánto. Hay que hacer notar que el efecto directo, 1ºC por doblar la cantidad de CO2 (hacia 2100), es algo que no puede mosquear a nadie. No hay nadie que plantee que eso pueda suponer un problema, más bien al contrario.
Lo que hacen Lindzen y Choi es intentar medir esa retroalimentación. En teoría da igual por qué causa se produzca un cambio de temperatura global (el enfriamiento que provoca un volcán, el calentamiento que produce un El Niño fuerte), la retroalimentación siempre sería la misma, porque sería una propiedad del sistema. A mi eso me parece una simpleza, pero sabios tiene la iglesia.
¿Y cómo lo miden? Los alarmistas, fundamentalmente con modelos. También hacen algunas mediciones, pero no directamente de la retroalimentación, sino de los cambios en el vapor de agua, del que depende (en parte) la retroalimentación. Por ejemplo Dessler 2010 [–>]. Olvidan las nubes, y otros obtienen resultados diferentes, como Paltridge 2009 [–>]. Y se convierte en una discusión de qué datos valen, y cuáles no. Para los alarmistas sólo valen los datos cuando coinciden con los modelos.
Lindzen tiene un enfoque diferente. Esa retroalimentación está producida por el vapor de agua y las nubes, y su efecto es o “atrapar” el infrarrojo que sale de la tierra (más calentamiento), o reflejar parte de la luz del sol que incide sobre la tierra (menos calentamiento). Y entonces lo que hace es mirar la radiación que sale de la tierra tras un cambio significativo de temperatura (por la causa que sea). Las dos radiaciones; infrarrojo y visible.
Por ejemplo, un calentamiento por El Niño, si no hay retroalimentación, tiene que producir un aumento del infrarrojo que emite la tierra, proporcional al cambio de temperatura. Si el aumento de infrarrojo que observa es menor, quiere decir que aumenta el efecto invernadero (se atrapa más infrarrojo), y la retroalimentación es positiva, produce más calentamiento. O si tras ese calentamiento por El Niño, la luz del sol reflejada por las nubes aumenta, hay una retroalimentación negativa, o disminución del calentamiento. Y sumando ambos efectos (el cambio en el infrarrojo y la luz visible que sale de la tierra, calcula la sensibilidad a ese cambio de temperatura).
Ya veremos. La impresión es que todavía es algo muy “de frontera”, en el límite de lo que se puede. Pero al menos el planteamiento de Lindzen es serio, es una medición directa, y no depende de rechazar alegremente la mitad de los datos con los que se cuenta.
Hay otros aspectos de interés, como el peso de los trópicos respecto al resto de la tierra, o la explicación de que una sensibilidad baja no supone problema para las grandes variaciones de temperatura del pasado remoto. O la bobada de pretender usar datos paleoclimáticos para calcular la sensibilidad, cuando no conoces los forzamientos que tienen lugar. Muy recomendable.
Más fácil en Wattsupwiththat.com, donde están el resumen, algunos resaltados, y la conclusión:
El trabajo completo, en la web de Lindzen: Seguro que Judith Curry promueve la discusión del estudio, y os avisaré.– –
Fin (Si hay algo debajo, es publicidad. A veces ha sido engañosa)
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