Necesitamos tensión, Iñaki.
Ya sabes que tenemos elecciones en unos meses, y la gente está muy desanimada. Es injusto, pero no podemos hacer nada. Bush y Aznar fabricaron la crisis en aquel rancho de Tejas, con las patas encima de la mesa, y nos ha caído a nosotros encima. Y con la crisis, ya sabes, siempre hay parte del electorado que se distancia del gobierno, como si el pobre tuviera la culpa de algo. Tenemos que rescatarlos. Como sea. Y la única forma es creando tensión, mucha tensión. El problema es buscar la disculpa para que salte la chispa.
Lo de los perroflautas estaba muy bien. Se tiraron al ruedo espontáneamente, por lo del canon. Y siempre es agitación. Muy conveniente. Pero no era tan fácil establecer la conexión sentimental entre ellos y nosotros. Después de todo, no hay nadie que piense que el canon no es cosa nuestra, y muy nuestra. Vaya; el canon, el Bautista, la maldita SGAE, y toda la panda.
Hacía falta algo mejor, y teníamos algo mejor. ¡Un evento católico, nada menos! Imagina la diferencia entre los perroflautas que nos queremos ligar, y las calles tomadas por una inmensa riada de no-nosotros, y encima limpios, ordenados, y sonrientes. ¿Qué podíamos hacer? ¿Dejarles disfrutar del éxito, tan tranquilamente? ¿O joderles la fiesta con un poco de violencia, y aprovechar el asunto para ir creando la tensión tanto que necesitamos?
Fue dicho y hecho, Iñaki. Alguien del equipo de campaña lo definió muy sucintamente. No recuerdo quien, pero dijo:
Hay que reconvertir a los perroflautas en laicoflautas.¿A que no se puede explicar mejor? Y ya sabes el resultado:
[caption id=“attachment_21325” align=“aligncenter” width=“500” caption=“Foto El País”][/caption]
A partir de ahí, ya puedes imaginar que tenemos a todos los simpatizantes de la élite cultural dipuestos a apoyar y a “explicar”. Estas cosas, como sabes, ni siquiera hace falta hablarlas. Con la élite, ni media consigna; saltan todos a una, como si fueran animales de Pavlov bien adiestrados. Y además, con esas caritas tan angelicales, tú dirás.
Ya tienes todo lo que necesitamos. Se reconvierte a una turba de vándalos atacando a pobres monjitas acojonadas en una muy democrática "marcha laica"; se disuelve después de un rato, y ya hay tensión. Pero comprenderás que estas cosas no ocurren por sí solas. Hace falta una delegada del gobierno que si no se llega a un acuerdo diga que sí, que muy bien, que coincidan en el mismo tiempo y en el mismo lugar los que quieren tener una fiesta con los que quieren impedirles la fiesta. Lo demás viene rodado. Y pasamos de un éxito del enemigo, a nuestra vitoria total. Con un poco de Rosa María Artal, cuatro laicoflautas, y un par de curriquis de la policía.
¿Nos dabas por muertos, Iñaqui? Pues todavía no sabes nada.
[caption id="" align=“aligncenter” width=“171” caption=“La copa de cicuta”][/caption]
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Fin (Si hay algo debajo, es publicidad. A veces ha sido engañosa)
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