Las subvenciones al cine español: una visión particular.
Marod
--Este artículo lo realizo a petición expresa del propietario de esta bitácora, ruego me disculpen aquellos que aprecien el texto aburrido, carente de interés y/u ofensivo. Las reclamaciones a este respecto a la atención de Plaza Moyua; las que sean por las ideas, opiniones, errores o inexactitudes varias tienen un único responsable que no atiende reclamaciones (yo).
Antes de formarse una visión subjetiva al respecto del tema, no estaría de más poder contar con algún material objetivo que nos sirva de “ancla” para que esto no se convierta en una sucesión de opiniones gratuitas más o menos in-sensatas.
Para ello nada mejor que consultar la página del Ministerio de Cultura. Para el que no tenga gana o paciencia, lo resumo de la forma más breve y sencilla que me puedo permitir.
En primer lugar: hay que saber qué es lo que subvenciona, y en el área de “Cine y Audiovisuales” existen un buen número de convocatorias que van desde ayudas a la producción, creación de series de animación, ayudas a presentación a certámenes, etc. Es decir que la Administración trata de cubrir distintos objetivos realizando diferentes convocatorias públicas con sus específicos requisitos para acceder a la ayuda. Pero fijémonos en dos principales: Ayudas para el desarrollo de proyecto de películas cinematográficas de largometraje 2011 y Ayudas a la producción de largometrajes sobre proyecto 2011.
Estas son – a groso modo – las que tienen como objetivo ayudar en las fases iniciales de la producción (hay otras posteriores, dirigidas a gastos de distribución y amortización de las productoras, pero tienen criterios correctores en función de su permanencia en Salas y recaudación).
En segundo lugar: ¿A quién se subvenciona?
- Los que posean un especial valor cinematográfico, cultural o social.
- Los que sean de carácter documental.
- Los que sean de carácter experimental.
- Los que incorporen nuevos realizadores.
En cuarto lugar y más importante: ¿Cuánto nos gastamos en estas dos? La dotación presupuestaria de ambas ayudas es de 10.000.000€ (ocho para las que van sobre proyecto y dos para la producción).
Una vez que nos hemos introducido brevemente en el asunto, podemos formarnos una opinión crítica.
Nada malo ni perverso hay en que La Administración conceda ayuda a la realización de proyectos cinematográficos. A fin de cuentas, se trata de una actividad comercial privada lícita que fomenta empleo (no sólo a nivel de artistas) y establece mercados secundarios o complementarios; y que por lo tanto, mueve la economía (unos 65.000.000€ de recaudación en 2010, a pesar de su fuerte recesión).
Además, hay que contar con que la difusión de obras culturales da publicidad y prestigio a la nación, no olvidemos que varios de nuestros cineastas han ganado premios de reconocido prestigio internacional (independientemente de que subjetivamente sean del gusto de cada cual, nos dan prestigio).
Y por último, hay proyectos de interés cultural o documental, pero de escaso valor comercial. Sin estas ayudas públicas, estos proyectos jamás verían la luz.
El problema más complejo viene a la hora de determinar quien debe conceder estas ayudas. Obviamente, dado que las otorga La Administración, debe ser un organismo político, sin que ello signifique necesariamente “patente de corso” para la arbitrariedad. Para eso las ayudas se aprueban reglamentariamente con arreglo a unos criterios y requisitos lo más objetivos posibles.
¿Qué ocurre? Pues como en todo, los órganos de la Administración tienen una eficiencia limitada, y siempre habrá corruptelas, amiguismos y relaciones de clientela entre políticos y determinados “artistas”. ¿Eso significa que sea condenable el sistema entero? Pues mire, no. Hay que establecer mejores controles políticos para evitar arbitrariedades (pero no en este campo sólo, en todos).
Pongo un ejemplo, si alguien dijese que el motor de explosión es una aberración porque no transforma todo el combustible en movimiento, y que debe ser erradicado ¿estaría en lo cierto?, o ¿no sería mejor optimizar su eficiencia para que rindiese más y consumiese menos?. Pues esto es algo similar, no erradiquemos el sistema, mejoremos su eficiencia para que el dinero de todos cumpla sus funciones, y no se “transforme en calor” sino en “movimiento”.
Por último, también son injustas las críticas sobre lo que nos gastamos en cine. Miren, sólo el gasto (no financiero) del Estado para 2011 es de 150.056.000.000 € (más de 150 mil millones de Euros), la dotación presupuestaria para estas dos ayudas que acabo de diseccionar asciende a 10 millones, o sea un 0,006%. Tampoco nos va a sacar de pobres y por lo menos, alguna película habrá que les haga olvidar por –al menos 70 minutos- las portadas de los diarios.
Fuentes:
- Cuaderno Blanco de los Presupuestos Generales del Estado: http://www.sgpg.pap.meh.es/sitios/sgpg/es-ES/Presupuestos/Documents/Ley%20PGE%202011/CUADERNOBLANCO2011v2DEFINITIVOESPA%C3%91OL.pdf
- Web del ministerio de cultura: http://www.mcu.es/ayudasSubvenciones/Cine/index.html
- La Gaceta: http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/recaudacion-taquilla-del-cine-espanol-cae-picado-2010