La presunción de mangancia.
Son más previsibles que un niño de teta. A la que les pillan de nuevo con las manos en la masa, el éxito de ventas de la semana es automático: ¡la presunción de inocencia! Y siempre hay alguno que se pone campanudo. Esta vez ha sido Bono, con esa forma lenta de hablar, propia de todos los pesados:
Hajta loj minijtroj tienen derecho a la presunción de inocencia. Incluso si son socialijtaj.¿Seguro? ¿Y qué pasa con el derecho de la plebe a aplicar la inevitable presunción de mangancia? ¿Estamos ante un conflicto de derechos, o ante le enésima caradura socialista?
La presunción de inocencia no es más que una ficción jurídica, que se aplica en el mundo de la ley, y se aplica sólo a aquellos de los que se sospecha que son culpables. Nadie reclama la presunción de inocencia si no es porque hay motivos muy serios para pensar en su culpabilidad. Y seguramente lo que acaba de hacer Bono es ponerle muy cariñosamente la soga al cuello a Pepiño, con su empalagosa petición de la presunción de inocencia. Pero ya que han sido ellos los que han traído el juguete, aprovechemos. Es una cuestión puramente estadística. En España, y fuera de la ficción jurídica, cualquier cargo público o cualquier nombramiento de un cargo público ha de gozar, por pura estadística, de la presunción de mangancia. Especialmente si son socialistas, aunque no sólo. E incluso aunque se llamen Bono.
Yo también reclamo la presunción (jurídica) de inocencia para José Bono. Lo que nos lleva, inevitablemente, a la presunción social y popular de …
¡Ah!, y reclamo la disolución del CNI. No diré por qué tipo de presunción. Pero de cualquier forma, por si acaso.