Gloria Lago ha traducido el ""Let them die" de Keenan Malik
Una suerte. Había pensado muchas veces en hacer esa traducción, pero, por unas cosas o por otras, seguía pendiente. Gloria Lago ha completado la labor, tan necesaria, y de paso hace una semblanza y contexto del autor:
Y la traducción: Los habituales conocerán mi afición al artículo de Malik, y el uso frecuente que hago del enlace, recomendándoselo a los coñazos de los salvalenguas en cada discusión. Y ahora, en español, o con ambas versiones, mucho más cómodo. El pesado lingüístico que no lo lea será porque no se atreve, y no por desconocimiento del inglés. Pero si lo lee se dará cuenta, aterrado, de que dejarlas morir es una opción bien razonable y bien defendible para muchos. Lo que no quiere decir que nadie desee su desaparición, ni lo contrario. Es como las castañuelas; si no las tocas (ni las escuchas) te resultan indiferentes. Lo que no te resulta ni remotamente indiferente es que alguien pretenda que tienes la obligación de aprender a tocar las castañuelas, y de usarlas, para "salvar las castañuelas". ¡Oiga, no! Las castañuelas seguirán en uso, o dejarán de estarlo, en función de que haya personas que quieran usarlas, o no. Pero a nadie le importa su suerte, más allá de los aficionados a las castañuelas. Lo mismo pasa con las lenguas. Con cualquiera de ellas.Si en Europa hubiera una sóla lengua cuyo “salvamento” mereciera la pena, sería el latín. No solo por su obra literaria y cultural. No sólo porque nos pone en contacto directo con el origen y la base de nuestra cultura; que no es, aunque sorprenda a muchos, el chistu y la chalaparta. Sino porque tendría la ventaja de recuperar la lingua franca europea por excelencia.
Pero a nadie se le ocurre una chorrada así. La lengua es algo natural en el animal humano, y con toda naturalidad aparecen y desaparecen las lenguas, en función de las necesidades del personal. Y cuando conviene tener una lingua franca, o se usa la de mayor extensión, o se crea una jerga a partir de las que hay. No tenemos que “revivir” el latín porque ya tenemos el inglés. Lo mismo que no tenemos ninguna necesidad de ponernos a salvar lenguas regionales minoritarias, porque ya tenemos sistemas para entendernos sin ellas. Y el que quiera, por afición, como si baila la conga. Mientras sea libremente.