¿Qué estamos haciendo bien? O por qué Eguiguren me da asco.
Es la pregunta con la que acaba esta mini conferencia de Steven Pinker (19 min). Destacado psicólogo experimenal, científico cognitivo, y autor de libros para el público general como El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, Palabras y reglas y La tabla rasa, Pinker demuestra con datos que pese a la percepción común, no nos estamos haciendo más violentos, sino menos. Y, tras hacer un repaso de las teorías que le parecen más interesantes sobre qué conduce a la guerra y al asesinato, acaba dándole la vuelta a la pregunta de - ¿por qué hay guerra? - , para convertirla en - ¿por qué no hay guerras, o hay muchas menos? - . Que no contesta, sino que deja en el aire como incentivo al pensamiento del auditorio.
Cada uno subirá por la escalera que le quede más cerca, tras ese incentivo. Y la mía indudablemente es pensar que cada vez hay menos guerras y asesinatos porque cada vez merecen menos la pena, y porque cada vez están peor vistas las personas que se dedican a tales prácticas. Que, señalando, es una forma de decir que cada vez hay menos etarras, en el mundo - no en Vasquilandia. Y sobre todo, porque cada vez hay menos Chusitos Eguiguren y Pascuales Sala, en el mundo - no en España. Y también hay menos malditas patrias sagradas por cuyo bienestar merece la pena el asesinato (de los demás).
Pinker señala una clave que parece fundamental.La extensión del “círculo de empatía”. El alejamiento de la frontera entre los míos (familia => aldea => región => estado => raza => religión => cultura => especie), y los “otros” - por definición asesinables como subhumanos sin mayor problema. Dentro de “los míos” funciona lo de no para los demás lo que no quiero para mi (por ejemplo que me maten). Fuera del círculo de empatía deja de funcionar. Y Chusito, y otros notables llorones, nos piden “reconciliacion” con los que no comparten la idea de la ampliación del círculo de empatía. O sea, nos piden que abandonemos aquello que hace disminuir las guerras y los asesinatos.
Es por eso que a mi Eguiguren y etc me dan asco. No se trata de que los asesinos y sus apoyos pidan perdón por los asesinatos. Eso es algo privado entre el asesino y la víctima. Se trata de no tener ningún motivo para sospechar que hayan dejado de ser las mismas bestias de mínimo círculo de empatía que eran. ¿Qué motivo habría para pensar lo contrario? En ningún momento han sugerido que dejan de matar porque matar sea una mala idea.
Pero las bestias son las bestias, y nunca suelen ser demasiadas. Las puedes reducir señalándoles su mala conducta, y con la cárcel cuando no se consigue de mejor forma. Como demuestra la historia de la humanidad que nos saca Steven Pinker a la luz. Son los Eguiguren los que retrasan ese proceso. Eguiguren es lo que no estamos haciendo bien, y no-Eguiguren es la respuesta a la pregunta de Pinker.
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Vía Daniel Tercero en Twitter (@danieltercero), siempre interesante: