Versalles

El tufo de perfume barato empieza a apestar. Había un bioquímico francés, uno de los grandes del siglo pasado, que solía explicar que limpiar era un asunto muy relativo, y en realidad imposible. Lo único a lo que se pude llegar, decía, es a reducir la mierda a un nivel tolerable.

Y eso ya era un gran avance. Cuando Versalles era Versalles, el truco consistía en ocultar la mierda, no en reducirla. Parece que el PP ha llegado a la conclusión de que lo moderno es la técnica de Versalles, y han decidido perfumar el traspaso de poderes, cosa de que nadie se fije en todos los bultos que hay bajo la alfombra. Lo que parece apuntalar la teoría clásica de que tal vez ensucien menos, pero que nunca se les ha visto limpiar nada.

El problema es que por ese camino llegará el momento en que no hay peluca ni puñetas de tamaño suficiente como para tapar todo lo que hay que tapar. Incluso hay quien piensa que ya estamos en ese caso, y que lo que se ve en La Moncloa, hoy, hace un poco raro.