La administración Obama olvida la cháchara sobre "cambio climático", "economía verde", etc. Europa, no.
Extracto de un sitio muy verde, por Graciela Kincaid:
Tanto en el discurso del presidente Obama en la Sesión Conjunta del Congreso como en el la Iniciativa Global Clinton, en septiembre, huubo un tema sorprendentemente ausente en la agenda: el cambio climático. El término fue apenas mencionado en ambas ocasiones, y más sorprendentemente, la administración tampoco planteó el más popular asunto de la "energía limpia". Entre todo lo que se trató de creación de empleo y crecimiento económico, el rol de los "empleos verdes" el potencial cambio a una "economía verde" estuvieron completamente ausentes del diálogo. De hecho, últimamente lo de los "empleos verdes" han recibido un duro golpe porque la inovación verde no ha dado pruebas de proporcionar muchos empleos de "botas, vaquero, y cascos".
Las frases "cambio climático" y "calentamiento global" se han vuelto tabú en Capitol Hill. Estos términos están llamativamente ausentes de la arena política, y lo están desde 2010. Como dijo el senador Sheldon Whitehouse el 13 de octubre, "ya no es políticamente correcto hablar del cambio climático, o de cómo la polución de carbono está haciendo cambiar nuestro clima, en ciertos círculos de Washington." ¿Por qué?
Como Graciela está en contra del cambio de Obama, no lo entiende. Pero es fácil. Siempre fue una tontería pensar en un despegue económico y en la creación de muchos puestos de trabajo nuevos, basados en encarecer la energía. Una tontería que no te compra ni el votante más cenutrio. Sobre el personal ideologizado no sabría decir, porque cada vez les entiendo menos. Pero se puede apostar que el elector más o menos medio normal se tomaba lo de la "economía verde" en el sentido de un bello mantra político, que nadie espera que se convierta en realidad. Las mentiras habituales que adornan inevitablemente el discurso de los obamas, y hacen que nos sitamos muy bueeeenos. Hasta que el desempleo empieza a ser un drama, nos damos cuenta de que no somos tan ricos como pensábamos, y ha llegado el momento de dejarse de chorradas.Y, además, en USA se han enterado del informe del español Gabriel Calzada [–>], y lo han discutido en ambas cámaras del parlamento, detenidamente. En España, ni lo uno ni lo otro.
La gran duda, para mi, es si Obama creyó alguna vez la vaina del fin del mundo por calentamiento global. Supongo que jamás se planteó el asunto en términos de certidumbre, sino en términos de utilidad política. Y cuando deja de ser útil, papelera. Yo, por si acaso, nunca le preguntaría al Papa si cree en dios. Me parece como de mucho compromiso, y mala educación.
Pero Europa, ¡ah!, eso es diferente. Aquí la imbecilidad ideológica está garantizada. Se nos puede estar cayendo la economía a pedacitos, pero somos incapaces de evitar la tentación de mostrarnos al universo como campeones … de la estulticia. Y no se nos ocurre nada mejor que enfadarnos con el resto del mundo, y arriesgar una guerra comercial con él, por el prurito de poner en solitario un impuesto a las emisiones de CO2 de los aviones.
Lo trajo Sefuela ayer [–>], pero se está hablando por todas partes en los blogs sobre la discusión del clima:
Sigue la pelea:
Y ahora sí que toca el bolsillo europeo. Una cancelación de un pedido de airbus son muchos millones de euros y muchos puestos de trabajo. La UE claudicará.
Así nos va. Las payasadas no son demasiado caras, siempre que no te las creas.