Lord Turnbull desnuda ante los Lores la burocracia del IPCC.
Sir Andrew Turnbull, barón de Turnbull, no es un aristócrata británico chiflado. Debe su título -no hereditario- a su carrera dentro del servicio civil, en la que ha ocupado las máximas responsabilidades y dirección. Por ejemplo, Secretario Privado del Primer Ministro (1988-1992), Secretario Permanente del Tesoro (1998-2002), tradicionalmente el segundo puesto en importancia dentro del funcionariado británico. Y finalmente fue Jefe del Servicio Civil y Secretario del Gabinete entre 2002 y 2005. La cumbre del Civil Service.
Desde España es difícil ver con perspectiva el significado de este tipo de personajes. Aquí los altos funcionarios cambian con los gobiernos, y su especialidad es hacer la pelota a un partido o a otro. En el Reino Unido son nombrados por la Office of Civil Service Commissioners, organismo creado en 1855 para asegurar la imparcialidad del Servicio Civil, por la vía quitar a los ministros el nombramiento de los funcionarios superiores. Quiere decir que su especialidad no es dorarle la píldora al gobierno, sino aconsejarle técnicamente con imparcialidad, y llevar a cabo la política decidida.
Estos días ha habido un debate sobre la “política verde” (green agenda) del gobierno en la Casa de los Lores. Y quería señalar la intervención de Lord Turnbull, cuya copia entera está en este enlace:
De la que destaco:My Lords, en un debate breve, me concentraría en un punto único. La governanza de la ciencia, ya que es clave para la credibilidad del pensamiento en el que se basan las políticas del gobierno.
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La realidad está muy lejos de cómo se describe el IPCC a sí mismo. El IPCC afirma que emplea a los mejores científicos en su campo; usa solo material "peer-reviewed"; su personal es independiente e imparcial; sus operaciones transparentes; sus procedimientos de revisión rigurosos y libres de conflictos de interés; y su rol es proporcionar un asesoramiento científico objetivo a los responsables políticos, no propugnar una respuesta política. Ninguna de estas afirmaciones es cierta.
Hay muchos casos en los que no ha utilizado a los mejores científicos en su campo, y peor, muchos casos en los que ha empleado investigadores que apenas habían logrado el doctorado - y en algunos casos ni siquiera eso. Ha habido un uso sustancial de "literatura gris" -esto es, no "peer-reviewed"-. El IPCC ha sido extensamente infiltrado por científicos de organizaciones como Greenpeace y la WWF. No hay transparencia sobre cómo son seleccionados sus autores principales (lead authors) ni sus revisores, ni sobre cuál es su pericia (expertise). Ha sido obstruccionista con los que buscaban información, desde fuera, sobre sus datos y métodos de trabajo. Es reacio a las aportaciones de los que no comparten los puntos de vista de la casa. Ha sido criticado específicamente por el IAC por no dar un peso suficiente a las visiones alternativas.
Sus procesos de revisión están viciados, dejando demasiada laxitud a los autores principales al decidir qué comentarios de los revisores incluyen, y cuáles no. Ha permitido a esos autores introducir material nuevo después del proceso de revisión. Adopta un flagrante rol de abogacía, en vez de limitarse al consejo científico. Su "Resumen para Responsables Políticos" es un término equivocado. Los científicos preparan un borrador, pero luego se rehace en un cónclave de representantes de los gobiernos miembros, fundamentalmente funcionarios de los departamentos de medio ambiente que luchan por ver reflejada la opinión de su ministro. En definitiva, es un Resumen de Responsables Políticos, no un Resuman para Responsables Políticos.
Justamente lo que están diciendo todos los escépticos. Pero no está nada mal que, además, un burócrata profesional de la categoría y experiencia de Lord Turnbull exponga en un parlamento su opinión sobre las características de la burocracia del IPCC.–
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